Miguel Cabrera Pérez Camacho. / CASINO DE TENERIFE
Miguel Cabrera Pérez Camacho. / CASINO DE TENERIFE

La Audiencia Provincial confirma la sentencia al presidente del Casino de Tenerife por amenazas

El caso se remonta al 25 de julio de 2024, cuando Miguel Cabrera Pérez-Camacho se enfrentó a un extrabajador en la terraza del bar Derby, en la calle Pérez Galdós, en la capital tinerfeña, diciéndole que lo iba a "escachar"

Atlantico Hoy

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La Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife ratifica la condena a Miguel Cabrera Pérez-Camacho, presidente del Casino de Tenerife y abogado, que le impuso el Juzgado de Instrucción número 4 por un delito de amenazas leves, después de que presentara un recurso a la resolución inicial, según informa la prensa local. 

El caso se remonta al 25 de julio de 2024, cuando el abogado se enfrentó a un extrabajador en la terraza del bar Derby, en la calle Pérez Galdós, en la capital tinerfeña, tras recibir una llamada de su hija. En ese momento, le dijo que lo iba a "escachar" y se marchó junto a su hija y su yerno.

Multa de 720 euros

En primera instancia, el juzgado impuso una multa de dos meses a razón de 12 euros diarios, es decir, 720 euros. La Fiscalía había solicitado esa misma cuantía, mientras que la acusación particular pedía una sanción mayor, de 2.700 euros.

Durante el juicio, Pérez-Camacho reconoció haber usado la expresión, pero sostuvo que se refería a “machacarlo como letrado” para que dejara en paz a su hija. La defensa solicitó la absolución, mientras que la acusación particular consideró que el propio reconocimiento del acusado bastaba para desvirtuar la presunción de inocencia.

Amenaza

El tribunal de primera instancia entendió que términos como “escachar” constituyen una amenaza, independientemente del contexto profesional. Además, un camarero del bar corroboró los hechos como testigo imparcial.

La Audiencia Provincial también rechazó la justificación del abogado, basada en la llamada de su hija. En la resolución se señala que la joven es mayor de edad y estaba acompañada de su esposo en un local concurrido, por lo que no existía peligro que justificara la amenaza.