A veces, la belleza se esconde donde menos la esperas. Entre los vestigios del pasado industrial de Santa Cruz de Tenerife, un viejo tanque puede pasar desapercibido para muchos viandantes.
Su presencia, silenciosa y rotunda, apenas deja entrever el secreto que guarda en su interior. Y sin embargo, tras ese aspecto robusto y funcional, late uno de los espacios culturales más singulares del archipiélago canario.
Un tanque convertido en arte
Lo que antaño fue un depósito de combustible de la antigua refinería de CEPSA, hoy es El Tanque Espacio Cultural, un centro de arte contemporáneo que conserva su alma industrial y la transforma en un escenario para la creatividad. Su rehabilitación no solo ha respetado sus estructuras originales, sino que ha elevado su esencia con una propuesta basada en el reciclaje arquitectónico y el respeto patrimonial.
Desde 1997, este icono de Cabo Llanos acoge instalaciones artísticas, performances y exposiciones temporales. En su interior, la acústica y el volumen generan una experiencia envolvente que potencia cualquier propuesta cultural. Elementos rescatados de la refinería –como puertas, luminarias o bidones transformados en lucernarios– conforman su identidad visual, manteniendo viva la historia del lugar.
Un jardín que mira al pasado
El proyecto se completa con El Jardín del Tanque, un espacio verde que recupera la memoria agrícola del entorno. Donde antes hubo industrias, hoy crecen plataneras, árboles y flora autóctona, trazando un puente entre la ciudad actual y sus raíces. La restauración ecológica no solo revitaliza el barrio de Cabo Llanos, sino que propone un modelo de ciudad donde el pasado y el futuro conviven en armonía.
La vegetación se abre paso entre muros de piedra, tanques desmantelados y caminos reciclados. Cada elemento del mobiliario urbano —desde las lámparas hasta los bancos— ha sido creado a partir de objetos reutilizados, como antiguas botellas de oxígeno o estructuras navales. Todo ello bajo una filosofía de sostenibilidad y respeto medioambiental.
