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Quiosco en la calle El Pilar en Santa Cruz|AH

“Hay que seguir”: 36 años de tradición de quiosco familiar encuentran continuidad en calle El Pilar

El quiosquero Benjamín Gestido reabre un kiosco en la calle del Pilar, rescatando esta actividad tras años de ausencia y siguiendo con la tradición familiar de más de 36 años

El lugar del viejo quiosco de la calle El Pilar, en su intersección con la calle San Clemente, ha vuelto a ser ocupado. Hace algo más de un año fue retirada la pequeña caseta azul que llevaba inactiva durante años. Ahora, desde hace dos semanas, aproximadamente, los paseantes vuelven a tener la oportunidad de pararse a otear la portada de una revista, a leer los titulares de la prensa, a adquirir algunas chucherías o a comprar una pieza de artesanía realizada por el propio vendedor.

Paredes de un rojo llamativo, cubiertas en la parte frontal con tela artesanal y mensajes rotulados en las paredes traseras que invitan a reflexionar, forman parte del aspecto del nuevo local. Así se presenta el kiosco de Benjamín Gestido, un pequeño empresario que lleva 36 años trabajando este oficio y continúa la tradición que inició su madre.

Tradición 

“Recuerdo en el año 1989, cuando fui junto a mi madre a ver el quiosco por primera vez. Se trataba de una estructura octogonal, de las de antes, de color azul. No me olvido de aquel primer día y cómo empezamos a colocar las cestitas con los caramelos. Mis padres se encargaron de él durante 10 años. A partir de 1999 ya me encargué yo solo”, rememora.

En lo que se refiere a la explotación y venta en su actual lugar de trabajo, el quiosquero comenta que su pretensión es “volver a lo que era antes”, ofertando principalmente productos de bollería y chuches, “también los periódicos y revistas, pero menos” porque, dice, “el nivel de ventas de las publicaciones ha bajado mucho”. Además, “como también hago piezas de artesanía desde hace siete años las tengo en exposición”, añade. “Pinto estas piezas y estos cuadros”, nos comenta mientras señala a unas especies de cuencos que portan algunas plantas.

Demanda y oferta

Teniendo en cuenta la nueva normativa municipal para la explotación de quioscos -aún en fase de borrador-,  en la que se permite la comercialización de otros productos como plantas, artesanía y cafés, Gelido explica que en el quiosco que regentaba anteriormente ya vendía plantas y cafés. “De momento, como todavía no tengo luz, no puedo vender café, pero sí lo tengo previsto”, indica.

Tengo una cafetera pequeña que servirá para dar servicio sobre todo a aquella persona que vaya de paso porque todo esto está rodeado de cafeterías y no voy a hacer competencia”, destaca, añadiendo que será un servicio mínimo. “Pero no pondré mesas porque no hay espacio”, matiza, señalando que la normativa municipal permite poner mesas siempre atendiendo a las circunstancias del lugar. 

Negocio sacrificado

Benjamín es quiosquero en Santa Cruz desde hace 36 años. Anteriormente su puesto estaba ubicado en la calle Horacio Nelson, en la trasera de la Plaza de Toros, y al enterarse de que la actual plaza que ocupa quedaba libre, pidió el traslado y se lo concedió el ayuntamiento.

Para trabajar en el quiosco no hay un horario establecido según nos comenta, remarcando que se trata de un negocio muy sacrificado “al que hay que echar muchas horas si estás solo. Si puedes permitirte un empleado, en el caso de que te lo puedas permitir, puede llegar a resultar más cómodo, pero no es el caso”.

Horario

Evidentemente, dependiendo de la zona en la que esté ubicado los resultados económicos pueden ser más o menos favorables, permitiendo, incluso “cerrar al mediodía e ir a casa a descansar”, según explica. En cualquier caso, advierte que su jornada comienza antes de que despunte el día y finaliza con la llegada de la noche.

De momento, insiste, lleva poco tiempo en la zona y sigue explorando cuál será su mejor horario. Incluso se permite bromear con su itinerario laboral señalando que “es algo así como media jornada: de ocho a ocho”. Y se ríe.

Plenilunio

Consciente de que su pequeña empresa depende de él y de que está “empezando”, detalla que aún necesita muchas cosas para tener el quiosco en un rendimiento cien por cien, “pero ganas no faltan”.

Este próximo fin de semana la capital celebra Plenilunio y el quiosquero ha puesto en este evento muchas de sus esperanzas para hacer algo de caja y seguir avanzando. “A Plenilunio viene mucha gente. Ahora estoy planificando y mirando qué más puedo traer de cara al fin de semana. Al no tener aún luz me veo más limitado”, apunta, subrayando que “hay que seguir tirando para adelante y sobrevivir”.

La acogida hasta ahora está siendo bastante buena y la gente me felicita por haber traído el quiosco hasta aquí porque hace mucha falta”, concluye.