Este fin de semana se cumplen tres meses desde la reapertura del Rastro de Santa Cruz de Tenerife en su nueva ubicación de la Avenida Marítima. Un trimestre que ya ha permitido asentarse a los comerciantes, con sus dimes y diretes, y que, según cuentan, no solo ha disipado sus dudas, sino que está siendo un éxito.
Así, la presidenta, Carmen Tejera, ha compartido en Atlántico Hoy un balance optimista, pero realista, sobre el presente y futuro del emblemático mercado dominical santacrucero. Pese a las dificultades sufridas en los últimos años, principalmente derivadas de la pandemia y de la controversia de los últimos meses y enfrentamiento con el ayuntamiento por el forzado cambio de ubicación, Tejera subraya que el rastro “está funcionando bien” y que el público ha vuelto a responder positivamente.
Puestos vacíos
Uno de los temas que más preocupa a los vendedores actualmente, según Tejera, es la cantidad de puestos vacíos. “Hay muchas bajas porque hay gente que ya no está en el rastro, que ha fallecido o ha cesado en la actividad y ha presentado un documento al ayuntamiento en el que pide el cese del puesto”, explica.
Para la presidenta, la solución pasa por reasignar esos espacios de forma ordenada: “Esos puestos deberían darlos en un sorteo o como ellos [Consistorio] crean conveniente, para que no hayan tantos huecos, porque cuando va la gente al rastro y ve puestos vacíos, cree que no sirve, y no es verdad”.
Un nuevo recorrido
Uno de los logros que Tejera destaca es la colocación de los puestos, comenzando en la parte superior, en la avenida. Una propuesta que, asegura, partió de ella misma. “Se ha hecho un paseo bastante positivo haberlo comenzado desde arriba, que fue a petición mía”, comenta.
Aunque hubo discrepancias iniciales entre los vendedores -algunos preferían mantenerse en su ubicación anterior-, finalmente se optó por iniciar el recorrido desde la avenida, próximo al Auditorio de Tenerife, lo que ha permitido mayor visibilidad y afluencia: “Eso ha sido muy positivo. Ahora mismo ese tramo del auditorio hasta Hacienda está teniendo una masificación de público”.
Potencial turístico y cultural
Para la presidenta del Rastro, es clave seguir mejorando la infraestructura del evento. "Los vendedores piden sombras, árboles, carpas y, sobre todo, que se mantengan servicios básicos como los baños. Necesitarían mantenimiento. Es difícil, porque no van a estar allí seis horas pendientes de quién entra y quién sale”, reconoce.
Asimismo, Tejera propone ideas para impulsar el espacio con actividades complementarias. “Yo pondría cosas para niños, como colchonetas hinchables”, sugiere. Incluso ha planteado la instalación de una tarima para artistas locales. “Que se den a conocer ante los transeúntes que están continuamente allí. No es una cosa que yo descarte aun”.
Reglas por actualizarse
Otro punto de fricción es la prohibición de música en los puestos, algo que, según Tejera, no tiene sentido en este nuevo contexto. “Está prohibido poner música. Y, por ejemplo, un puesto que vende cintas o CDs podría poner una pequeña megafonía, que allí no hay casas ni molestas a nadie, deberían permitirlo, aunque sea para probar un disco”.
Por último, la presidenta del Rastro de Santa Cruz reconoce que los cambios no han sido fáciles, pero afirma con claridad que “no ha sido un desastre, sino que está siendo un éxito, porque no era lo que se esperaba después de la experiencia cuando pandemia. Ahora se ve desde lejos, la gente viene a averiguar y se dan cuenta de que el rastro está funcionando”.
El mensaje de Tejera es claro. "Hay que seguir avanzando, mejorar lo que aún falta y aprovechar la oportunidad que representa este espacio como punto de encuentro ciudadano, comercial y cultural. La gente no está tan descontenta. Más bien resignada y esperando que se mejore. Poco a poco, están yendo a su sitio”.
