Un 65% de las personas que han muerto en el litoral este año se habían introducido en el mar o se habían acercado a la costa peligrosamente cuando había activada en Canarias una prealerta o una alerta por fenómenos costeros. Unos datos analizados por la asociación Canarias 1.500 KM de Costa y que para su presidente, Sebastián Quintana, son demoledores.
Este fin de semana Canarias se encontró bajo el paraguas de la alerta máxima por fenómenos costeros en todo el archipiélago a causa de la borrasca Emilia. Un fenómeno que preocupa especialmente por la costa, ya que un 80% de los accidentes en el mar en Canarias se producen por una imprudencia.
Aunque Quintana insiste en que las costas de las islas son seguras y que Canarias tiene "los mejores servicios de emergencias", recuerda que en un mes el mar se ha saldado con ocho vidas, cuatro de ellas (y una persona que sigue desaparecida) la pasada semana en la conocida piscina natural Isla Cangrejo de Santiago del Teide.

Patrón
Estas imprudencias tienen un patrón. “Está el patrón del imprudente consciente, que suele ser el que nació en Canarias, cree que conoce el mar y no va a pasarle nada. Y luego está el patrón del inconsciente imprudente. Suele ser turista extranjero, varón y con edades entre 35 y 60-65 años”, explica Quintana.
El problema, añade Quintana, es que cuando se activa una alerta o prealerta el Gobierno de Canarias –que hace una labor excelente, recalca– lanza un mensaje que abarca a todos los sectores, entre ellos el turístico. Sin embargo no llega al destinatario final, que sería el turista, ya que este “desconecta” durante sus vacaciones y no está pendiente de las alertas u otros avisos.
“Hemos insistido mucho en que los hoteles, cuando haya un aviso de este tipo, se lo comuniquen a los clientes en su idioma a través de un cartel en recepción o vía mensaje y les recomienden no ir a la playa o acercarse a la costa por el riesgo que existe para su vida. Lo mismo con los apartamentos o las viviendas vacacionales”, señala.
“Desconocen el mar”
Una situación que coge al afectado por sorpresa. Puso de ejemplo el caso de Santiago del Teide, donde varios turistas se saltaron el cierre de la piscina natural de Isla Cangrejo y fueron arrastrados por las olas causando la muerte de cuatro personas.
“Muchos piensan que por estar dentro de una piscina natural están a salvo del oleaje que hay fuera, pero ya vimos el caso de Santiago del Teide. Puede venir una ola y empujarte fuera de la piscina. Es además una zona llena de rocas, pudiendo provocar un traumatismo craneoencefálico y posterior ahogamiento", detalla.