Aarón Gómez: "Toqué fondo e intenté volver a trepar"

El actor y cómico tinerfeño comparte lo mal que lo pasó tras la pandemia, por lo que mira el presente y sus proyectos futuros con un enfoque más reflexivo y emocional

Guardar

Aarón Gómez / CEDIDA
Aarón Gómez / CEDIDA

El tinerfeño Aarón Gómez lleva más de dos décadas en el candelero de la comedia canaria, con incursiones en proyectos nacionales que le proyectaron a una nueva dimensión, de la que ha ido alejándose -muy poco- en los últimos años.

La pandemia le hizo pasar una mala racha que, según reconoce en esta entrevista concedida a Atlántico Hoy en la que se abre a los lectores, le dio un frenazo de los que “sirven para hundirse, para tomar distancia y para pactar nueva ruta”.

Ahora, mientras cumple uno de sus sueños como es presentar un late night, Aarón reescribe su presente eligiendo los proyectos que le llenan el corazón y no tiembla en reconocer que la ayuda terapéutica que recibe desde hace años para cuidar su salud mental le permitió salir del hoyo de los últimos tres años.

Pregunta: ¿Cómo estás?

Respuesta: Muy cansado, pero cansado feliz. Cansancio positivo.

P: ¿Qué ha ocurrido en los últimos tres años, que has reconocido que han sido duros?

R: Fue a nivel personal. La pandemia es un contexto y hubo muchos cambios profesionales. Hice un cambio de vida a Madrid para presentar el late de Vodafone, estaba asentado y me acababa de mudar y, de repente todo se corta. Volvimos aquí en barco y fue muy complicado. Hubo cambios vitales, emocionales, sociales y fue duro para mí porque yo sé cómo va a ser mi estabilidad emocional y, encima, el contexto era muy extraño. Sin poder estar cerca de la gente que quieres y, a nivel creativo, también colapsé un poco.

P: ¿Tan duro fue el colapso?

R: Fue el bofetón que te da el universo para obligarte a que pares y tomes distancia y me lo tome un poco así. El parar lo decidió el cuerpo por mí. Le escuché en la medida de lo posible, toqué fondo, intenté volver a trepar de nuevo y, como dice Serrat, cuando tocas fondo lo bueno del camino es que es hacia arriba. Entonces decidí hacerlo y reconstruir, que es muy complicado. Es verdad que con el bagaje que tenía yo es más fácil de reconstruir porque hay un público que sigue ahí. Pierdes visibilidad y dejas de estar en la punta de lanza, pero es verdad que se agradece un poquito pasar a tercer plano, respirar y volver más calmadamente sin ínfulas de estar en la cresta de la ola constantemente. Esto cansa y le veo constantemente en compañeros y compañeras. Me agota verlo. Es la parte sucia del negocio.

P: De ahí la importancia que siempre enfatizas en tu terapeuta

R: Le debo mucho. Cuando tengo un momento de ansiedad la herramienta que me ha enseñado es otro mundo. Si me hubiera pillado en otra época los tres años pasados, con esa ansiedad, yo no sé si hubiese tirado para delante, de verdad.

P: ¿Todos tenemos que ir a proteger la salud mental?

R: Hay que ir cuando crees que no la necesitas. Sonríes y la boca parece que está bien, pero luego vas y tienes tres muelas picadas. Es verdad que vamos parcheando, que la vida es muy complicada y entiendo perfectamente que la gente tire hacia delante y, más o menos, esté bien, pero como todo, cuando vas al gimnasio te das cuenta que tal movimiento no lo puedes hacer. Estaba encorvado y no me había dado cuenta. Pues la salud mental es lo mismo. Cuando te das cuenta y alguien se te pone delante y te dice que puedes mejorar un montón de cosas, que puedes ser más empático, que puedes potenciar el músculo de la inteligencia emocional, que es la gran lacra de nuestra sociedad, que es la carencia inteligencia emocional, ver hasta dónde podemos llegar. A mí me puso cachondo ver que me podía forzar más y alcanzar más cosas, a llegar más lejos. Jamás me imaginé yendo a Japón. Te juro que pensaba que mi vida se iba reducir a esta isla porque no podía salir de ella. Tenía ansiedad en cualquier situación y no por miedo al avión, sino porque no podía salir de ahí. Ir a Gran Canaria era insoportable, imagínate 13 horas a Japón.

P: ¿Y cómo crees que hay que cuidar a los que tienen problemas?

R: La salud mental me parece importante porque hay un discurso generalizado de personas con llegada mediática que, a la hora de la verdad, y estos años lo he pasado especialmente mal, te das cuenta de que en realidad no soportamos a alguien que está deprimido, porque la imagen de una persona con depresión que tenemos es mirando por la ventana mientras llueve, llorando o comiendo helado viendo El diario de Noa, y no es así. Las personas pueden seguir caminando, seguir trabajando, reírse y estar insoportable y de malhumor. Y eso no lo toleramos. Nuestra capacidad de entendimiento es muy superficial. Después, se nos llena la boca, y lo digo también por mí. Yo tengo un gran amigo que está realmente jodido y sigue trabajando y es complicado soportar a una persona que siempre está mal, enfadado. Es muy jodido y hay que hacer un ejercicio, porque tú bastante tienes con lo tuyo como para estar aguantando lo de los demás. Nos iría mucho mejor como grupo, pero somos una sociedad individualista. Es súper complicado, porque vivimos de puertas para dentro. Vivimos concentrado con lo nuestro y tenemos diferencias con las personas que queremos, pero tenemos nuestros límites. La balanza la eliges tú.

P: Con todo y contra esos momentos duros, llevas más de 20 años haciendo reír. ¿Cómo ha sido tu evolución?

R: Obviamente, ha habido un cambio de 2020. La pandemia afecta a todos y a mí en particular me dio un vuelco en todos los sentidos. Pasé esa mala racha y el frenazo sirve para hundirse, para tomar distancia y para pactar nuevas rutas. Después, he ido dando palos de ciego hasta ahora, que más o menos tengo más claro lo que quiero hacer y enfocar las energías que me quedan a las cosas que me gustan y a la gente que me gusta. Por eso me metido en La Chirichota, que es un proyecto no lucrativo, pero emocionalmente, espiritualmente y artísticamente es muy satisfactorio. Prefiero eso y seguir teniendo mis actuaciones en los teatros, el programa de televisión, que otra de las patas importantes para mí, que es hacer un late night, que es mi sueño, y reenfocando. Yo ya no me siento para ciertas cosas, o me siento ridículo haciendo ciertas cosas. También el tipo de humorista que soy. Entonces decidí siempre regar una parte que me gusta, como es la parte más mental, la faceta de presentador. Tomé ese tipo de decisiones y estoy cambiando el camino para ver hasta dónde llega, como toda la vida. A ver qué puerta se abren y nunca se sabe. Si me enseñas una foto de donde estoy ahora cuando tenía 20 años y primaria. Es verdad que las redes sociales fueron muy importantes para darme a conocer, pero cansan porque hay mucha mierda en las redes sociales para todo el mundo. Encima de que lanzas cosas gratis te encuentras con haters, con copias….

P: ¿Cómo llevas eso?

R: Las redes son lo que son y es verdad que, según te vas haciendo mayor, las vas situando donde están. Antes era muy importante y ahora es una cosa más. Muy bien para algunas cosas y asco para otra, pero así como casi todo.

P: ¿Está contaminada la sociedad de hoy?

R: La sociedad es complicada y siempre lo ha sido, lo que de un tiempo a esta parte tenemos una foto mucho más completa de lo que es, precisamente por Internet. Podemos escuchar la opinión de cada cosa de cientos de miles de personas y nos damos cuenta de una parte de lo que somos. La calle es muy diferente a internet. Internet tiene sus propias normas y es un universo distinto y creo que no podemos valorar a la sociedad. Es un síntoma, es una parte de cómo estamos todos, porque estamos todos enfadados, tensos por un montón de cosas y las redes siempre son un saco de boxeo. No lo comparto, pero lo entiendo. Hay que intentar hacer un ejercicio de empatía, de comprender, de contener y, supongo, mucha gente lo está haciendo y no se la ve, porque esa gente no está comentando. Está respirando antes de decir una burrada. Entonces, solo nos quedamos con el grito y el grito es muy llamativo y parece que esto es un caos. Quiero confiar en que no, porque luego lo ves en el día a día. Gente buena. El grupo es una porquería, pero cuando piensas indagar individualmente empiezas encontrar un diamante en casi cualquier persona.

P: A pesar de tener tu marca personal, has tenido fases de asociaciones: Kike Pérez, David Sainz y ahora estás compartiendo muchos proyectos con Víctor Lemes.

R: Son cosas naturales que se dan. Yo empecé en un grupo de teatro, un grupo mutable. Entro en ese ambiente para actuaciones de cabaret. Después hice con David Tosco un grupo que se llamaba Los amigos de Smith. Hice mil cosas con mil personas, porque a mí me gustaba sumar. Estar solo es rentable y tiene su parte buena, pero estar en compañía es mucho más sencillo. Compartes energía. Yo cuando estaba con Kike estos días -actuaron juntos recientemente de nuevo- para mí es menos esfuerzo porque sé que si flaqueo él va a tirar para adelante. Si flaqueo, él gordea, aunque bueno, ya no tanto (se ríe respecto al cambio físico de su hermano profesional Kike Pérez). Siempre me ha gustado juntarme por épocas. Actuando solo lo paso que te cagas, pero estar con otra persona te da cosas que tú no tienes y que la otra sí. Mientras pueda hacer las dos cosas, las hago. Y según me voy encontrando a gente interesante por el camino iré proponiendo porque soy bastante aglomerador.

P: No estuviste por enfermedad en el All-Star de cómicos canarios, pero te quería preguntar sobre si las relaciones entre cómicos son tan buenas como parecen.

R: Ni David Sainz ni yo pudimos ir por COVID, y eso que estábamos en el cartel. Lo de All-Star es una cosa que estuve muy en contra como título, porque es prepotente. Surgió de Ignatius Farray, que está como una cabra. Obviamente, eso no es así y somos solo los que estamos en el vídeo de La Chistera -homenaje a Manolo Vieira-. Cuadró allí y surgió hacerlo. Esa fue la selección. Es una selección basada en nada más. Como en todos los gremios, hay fricciones y no todos lo llevamos bien, pero sí hay un trato cordial y un respeto entre la gran mayoría. Fíjate que cuando yo empecé no se grababa nada con nadie. Me acuerdo hablar con Abubukaka cuando estaban empezando por los bares y hay un trabajo detrás de todas esas relaciones. Ahora, es verdad que con la visibilidad que dan todas las redes sociales mucha se indigna porque no está en un teatro en dos días. Ojalá sea así, pero yo para entrar en un teatro empecé a las 16 y entre los 30. Media carrera para poder entrar en un teatro. Hemos abierto camino. Manolo Vieira fue el primero, luego llegamos un grupo que ha abierto la comedia Canarias Mainstream en algo de consumo. En un nicho de mercado del que se favorece mucha gente que llega. Uno de puta madre y otro con unas ínfulas importantes.

P: Y ahora que has mencionado a Manolo Vieira, ¿cómo recuerdas su partida?

R: Fue peor de lo que esperaba sinceramente. Veíamos a Manolo mayor, cascadillo, y el concepto de que se podía ir en un momento dado estaba, pero cuando ocurrió fue un bofetón de los que te quedas seco. Recuerdo que un par de días después tenía un viaje para ir a ver el Rey León con familia y no pude ir. Estaba bastante jodido y Víctor Lemes y yo nos llamamos llorando. Esa noche hubo muchas llamadas. Creo que a todos nos dio más fuerte de lo que pensábamos. Esa frase manida de que eres eterno y esas cosas que se dicen por costumbre, es verdad, Manolo está. Estás siempre hablando en un espectáculo y de repente te viene una frase de Manolo Vieira. Será inmortal. No solo en la risa, sino en todo lo que nos enseñó.

P: ¿El mejor de todos?

R: Tampoco es una idea de elevar la figura de Dios ni martirizarlo de alguna manera, pero es que fue muy importante. Es tan sencillo como eso, fue un genio, un máquina y nos caló a todos a nivel de época he hizo reír a casi todos. Manolo trascendió en pre Internet. Si hablas con cómicos peninsulares, como Goyo Jiménez, te dirán que Manolo es el primer cómico stand up español. Gila venía haciendo teatro y tal y hacía esa mezcla de personajes, pero esa persona contando su historia, Manolo fue el primero de España.

P: Y ahora en televisión, de 'Sota, caballo y rey' al late night 'Una mala noche'. ¿Qué formato prefieres?

R: Prefiero el late, pero es mucho más complicado. Sota, caballo y rey era más sencillo. Se hacía solo. El late es muy complicado porque tú no tienes el control. Tienes a mucha gente encima de ti con opiniones y es complicado defender lo que te gusta. Y ahí está el reto, en unir todas estas piezas y ver que funcione. Es muy bonito, pero es muy difícil. Programa cómo esto funciona para público más joven en redes. Como La Resistencia, que se ve más en Internet por cachos. No sé quién ve el programa entero. El late night para mí es el sitio de motoristas muchos años. No sé si en este o vendrá otro, pero que se encantaría seguir aprendiendo.

P: Pudiste compartir tu sueño de entrevistar y cantar con Ismael Serrano

R: Él iba a venir al programa de Vodafone y estaba casi cerrado antes de la pandemia. Llegó la pandemia y se jodió todo. Tenemos una relación encontrada de nos encontramos. Nos vimos en la Feria del libro en Madrid y era como que no se daba. Se tenía que haber dado así. Una vez me llamó que estaba en el Aguere y yo estaba en Madrid. No me lo podía creer. Se acabó dando cuando tenía que darse. Salimos a cenar, a tomar un par de copas, hablamos y fue como un sueño. Un día Reyes para mí. Al cantar con él me puse súper nervioso. Estaba como un niño chico. La única persona por la que me pongo nervioso.

P: Y con lo que defiendes en el canto y tu evolución en tus objetivos, ¿la opción de sacar un disco?

R: Disco no, pero tengo muchas canciones sueltas que he ido haciendo cuando me ha apetecido. Sin mucha producción, porque no había mucha gente.

P: Y en tu nuevo contexto personal y emocional, ¿miras a proyectos futuros o día a día?

R: De joven tuve una enfermedad autoinmune con tratamiento gordo de corticoides. No podía hacer nada. Casi ni dormir. En esa época, en la que no era nada conocido, proyecté el futuro y, más o menos, se fue cumpliendo. Estos tres años he vuelto a tener tiempo, pero con otra perspectiva y otra madurez lo que hecho es aprender a vivir el momento y ya está. No quiere decir que no lo proyecte, pero lo hago sin expectativas y sabiendo que la mayoría de las balas no van a dar en la diana. Simplemente aprender a disfrutar de disparar. Es algo que había perdido en el que el trabajo se ha convertido en una ruleta en la que no me dejaba avanzar y no me permitía crear. Ahora mismo he conseguido volver a disfrutar del presente.

Miro mi perro -Mambo- y digo que este perro disfruta del ahora. No está pensando en que a las ocho cena. Estoy intentando ser como mi perro.