El profesor e investigador de la Universidad de La Laguna Pedro Álvarez. / ATLÁNTICO HOY
El profesor e investigador de la Universidad de La Laguna Pedro Álvarez. / ATLÁNTICO HOY

Un abanico de causas alza el abandono escolar canario: “Enfrentamos un problema difícil de resolver"

El investigador y profesor de la Universidad de La Laguna Pedro Álvarez lleva 25 años analizando el abandono escolar en Canarias, que asegura que está provocado por una mezcla de factores que se combinan

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Recientemente, el servicio de estudios de Funcas ha publicado nuevos datos sobre la tasa de abandono escolar a nivel nacional. La tasa de abandono en Canarias, que había caído en los datos recogidos de 2024, ha vuelto a aumentar en 2025, alcanzando una cifra del 14,4%. El dato hace alusión a los jóvenes entre 18 y 24 años que han cesado sus estudios, con Canarias como la quinta comunidad con mayor cifra. Este número, en realidad, es solo la parte visible de toda una red de causas que derivan en la frustración de los estudios. 

Pedro Álvarez es profesor e investigador de la Universidad de La Laguna, quien lleva desde el año 2000 investigando el abandono escolar. Según explica, de toda la investigación que ha estado desarrollando, la primera conclusión importante que se puede sacar sobre el abandono escolar es que es un problema multifactorial. “El abandono no se produce por una sola causa, sino por una mezcla de factores que se combinan”, apunta. 

Un grave problema

Desde el área de Didáctica e Investigación Educativa de la ULL han abordado tanto las causas que han motivado a estudiantes universitarios a abandonar sus estudios como la intención de abandono, dos variables que, explica, no son iguales. Para estudiar las causas deben hacer estudios retrospectivos con alumnos que ya han dejado de estudiar, algo “complicadísimo” por el trabajo de acceder a esos estudiantes y por el tema a abordar, que se adentra en aspectos personales como el fracaso. 

Uno de los datos más importantes y potentes que Álvarez ha extraído de sus investigaciones es que “solamente en la Universidad de La Laguna, entre el año 2010 y 2018, más de 13.000 estudiantes habían abandonado sus estudios”. “Nos enfrentamos a un problema muy difícil de resolver”, avisa ya que en la decisión del abandono intervienen factores como la satisfacción personal, la motivación o los intereses individuales de los estudiantes, entre otros. 

La opción elegida

Uno de los factores que han comprobado que tiene mayor incidencia a la hora de explicar por qué los estudiantes dejan la universidad son las opciones de matrícula. “El hecho de que un estudiante no se pueda matricular en las opciones preferentes condiciona las posibilidades de éxito académico”, explica. Lo que han detectado es que para los estudiantes que cursan las carreras que no estaban en su primeras opciones “el riesgo de abandonar aumenta de manera considerable”. 

Además, han estudiado que el abandono escolar se da en unas áreas de conocimiento más que en otras. Por ejemplo, en las ciencias de la salud, donde hay unas notas de corte más altas y los alumnos se tienen que esforzar más, el índice de abandono es muy bajo. Esto se debe a que normalmente las personas que optan por estas áreas de conocimiento deciden que van a estudiar en estapas muy tempranas de su vida escolar. Es decir, tienen las ideas muy claras. 

Estudiantes de la ULL / UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
Estudiantes de la ULL / UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA

Sin las ideas claras

Sin embargo, en otras carreras “los estudiantes llegan a veces con las ideas difusas, les falta claridad”. De hecho, han detectado que el abandono está fundamentalmente localizado en el primer año de carrera, también porque "los estudiantes vienen con una expectativa que muchas veces no se cumple”. 

Desde su punto de vista el modelo educativo debería enfocarse en trabajar desde la secundaria y el bachillerato con los alumnos para definir cuál es su proyecto formativo y profesional. “Es necesario trabajar más lo que es la motivación, empezar a plantearse qué quieren en un futuro, porque si conseguimos que los estudiantes, desde que están en la etapa de la secundaria, empiecen a trabajar hacia dónde quieren encaminar su futuro, podríamos tener a jóvenes más orientados”, argumenta. 

La capacidad de desenvolverse

Por otra parte, las denominadas competencias blandas también influyen en este tipo de decisiones. Es decir, el cómo se relacionan los estudiantes, su capacidad para desenvolverse ante determinados problemas o para trabajar en equipo son factores que suman a la hora de seguir sus estudios, unas competencias que, apunta, no se trabajan tanto en los niveles previos de la enseñanza, que están más enfocados en lo académico. 

Por ello también han detectado que dentro del ámbito institucional, “la enseñanza tiene un montón de problemas que hay que resolver”. El primer problema es el de las grandes ratios que hay en los institutos. “Es imposible que un orientador pueda atender ratios de 500 estudiantes. Faltan recursos”, señala al respecto de las diferentes realidades que tienen los estudiantes y que no llegan a ser atendidos por los profesionales. 

Sentido de pertenencia

Otra de las variables que han estudiado desde la ULL es el grado de implicación del alumno con la institución. “Encontramos claramente una asociación entre aquellos estudiantes que tenían sentido de pertenencia (implicado con la institución, que valora positivamente lo que la institución le ofrece), tenían menor intención de abandono”, explica. 

“Aquellos estudiantes que se sienten formando parte de la institución en la que estudian tienen menos riesgo de abandonar que aquellos que perciben que la institución no está preocupada por él”, explica. Por ello el investigador ha detectado que “falta preocuparse por los estudiantes”, no de forma paternalista, sino a través del asesoramiento y acompañamiento. 

Situación socioeconómica

Pero lejos de los factores más académicos también hay una variable que afecta a la decisión del abandono, la situación socioeconómica. “No es igual una familia que tenga recursos económicos muy bajos que una familia que tiene recursos suficientes para permitir que su hijo tenga clases de apoyo, que tenga en su casa todas las tecnologías o una enorme biblioteca”, explica el investigador, quien también matiza que hay un importante esfuerzo de Estado en crear un sistema de becas para compensar esa brecha. 

Por ello apunta que en los estudios que han hecho, la variable económica aparece pero “no es una de las variables más importantes que explican el abandono académico”. Si bien hay estudiantes que tienen que compaginar los estudios con un trabajo, o estudiantes que provienen de islas no capitalinas y cuyas familias tienen que realizar un esfuerzo económico para que sus hijos puedan estudiar, en los estudios que han elaborado han detectado que no es determinante. 

Pasar a la acción

Tras 25 años de análisis y de estudio de la situación en Canarias, Álvarez se posiciona y opina que “ha llegado el momento de pasar a la acción”, lo que implica “poner en marcha programas de asesoramiento, de atención y de mejora de la convivencia, para mejorar la toma de decisiones de los estudiantes”. Desde su punto de vista debe haber un “compromiso institucional” para adelantarse al grave problema del abandono escolar.