Gran Canaria dice adiós a uno de esos comercios que marcaron la vida de un barrio y que durante casi tres décadas formaron parte de la rutina de vecinos y turistas. En la calle Soront Semidán, número seis, en el municipio de Gáldar, cerró definitivamente sus puertas Delmy Regalos, una tienda que durante 29 años ofreció desde souvenirs hasta artículos tradicionales.
El cierre se debe a múltiples factores, entre ellos la competencia de las compras online, la subida de impuestos y la falta de aparcamiento en el pueblo. Una combinación que terminó por hacer inviable la supervivencia de un negocio que se mantuvo tanto tiempo más por el corazón que por los números.
Un comercio con historia
Delmy Regalos abrió por primera vez sus puertas el 10 de octubre de 1996. En sus inicios era un local dedicado a la artesanía y a pequeños detalles para regalar. Con el paso del tiempo amplió su oferta con listas de bodas, ropa típica canaria, artículos de joyería y bisutería como los tradicionales aretes canarios, además de imaginería religiosa, nacimientos, decoración y souvenirs.
La tienda fue conocida por su capacidad de adaptarse a los gustos más variados, incluso aquellos que podían parecer excéntricos o poco comunes. Esa versatilidad convirtió al comercio en un referente local para vecinos de todas las edades y turistas en busca de recuerdos únicos.
El final de una etapa
La llegada de las plataformas digitales de venta, la dificultad para competir en precios, la subida de costes fijos y la escasez de aparcamientos en la zona fueron desgastando al pequeño comercio. Finalmente, tras casi tres décadas, su propietario se vio obligado a cerrar.
En la fachada del local ya no se ven escaparates repletos de artículos, solo un cartel que resume el sentimiento de despedida: "Trancao pa' siempre. Gracias por compartir la vida con nosotros estos 29 años. Recuerda que comprando en el pequeño comercio haces grande a tu pueblo".
Un símbolo del pequeño comercio
El cierre de Delmy Regalos es también un reflejo de la difícil situación que atraviesan los pequeños comercios en Canarias, donde la competencia digital y los cambios en los hábitos de consumo afectan a negocios históricos. Muchos vecinos han lamentado el adiós de una tienda que no solo vendía recuerdos, sino que también formaba parte de la identidad de la zona.
Con su despedida, Gran Canaria pierde un punto de encuentro y de tradición comercial. Sin embargo, su legado queda vivo en la memoria de quienes alguna vez entraron a comprar un regalo, un detalle para una boda o un souvenir para llevar a casa.