Más difícil que echarse un cortado en el Parque de La Vega

Desde 2016 las cafeterías de los Parques de La Vega y La Constitución permanecen cerradas después de que tres licitaciones hayan quedado desiertas

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Dos personas conversan en uno de los bancos frente al quiosco del Parque de La Vega, que dejó de funcionar como cafetería en 2016./ AH.
Dos personas conversan en uno de los bancos frente al quiosco del Parque de La Vega, que dejó de funcionar como cafetería en 2016./ AH.

Más le vale al lagunero llevarse de casa un refrigerio cuando vaya a pasear al perro, o a jugar al fútbol o al baloncesto en el Parque de La Vega porque allí es imposible echarse un cortado o un refresco. El quiosco que preside el centro de este espacio está cerrado desde hace años y en proceso de deterioro. Pese a contar con una amplia dotación deportiva -que incluye rocódromo y circuito para bicicletas-, La Vega carece de algo tan sencillo como una cafetería.

En las mismas condiciones se encuentra el quiosco del Parque de La Constitución desde que la empresa adjudicataria de ambas cafeterías renunciara a continuar con su actividad en diciembre de 2016. El problema estriba en que las condiciones de uso prohíben la venta de bebidas alcohólicas "que no se deben promover en un espacio municipal", ni de comida caliente "por la competencia para quien tenga un bar o un restaurante", explica Rubens Ascanio, concejal de Unidas se puede.

"La anterior empresa planteó que solo vendiendo café la actividad no era rentable", comenta Rubens Ascanio, que señala como posible solución la encomienda a la empresa municipal Muvisa, toda vez que las tres licitaciones -dos de ellas en 2021 y una en 2022- quedaron desiertas.

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Pintadas en la fachada del quiosco de La Vega, cuya rentabilidad se vio comprometida por la prohibición de vender alcohol./ AH.

Un canon y muchas obras

 

Otro desincentivo a la hora de presentarse a la licitación fue la necesidad de acometer obras y reparaciones en los edificios "por razones de estabilidad y estética", además de los preceptivos suministros eléctricos, de abastecimiento de agua, saneamiento y telefonía. Aunque la licitación contemplaba rebajas por realizar las obras, el creciente deterioro en ventanas, puertas y baños, unido a las bajas perspectivas de rentabilidad, frenó a los posibles adjudicatario. 

En el pliego de condiciones el Ayuntamiento de La Laguna establecía un canon anual mínimo de 8.400 euros en el caso de la cafetería del Parque de La Vega y 3.600 euros en el Parque de la Constitución. A partir de esta cuantías, los interesados podían presentar sus ofertas a un procedimiento que finalmente quedó desierto hasta en tres licitaciones en tan solo dos años. 

Muvisa como alternativa

Para desbloquear la situación y posibilitar la reapertura de las cafeterías, la propuesta del concejal Rubens Ascanio es buscar una solución por medio de la Sociedad Municipal de Viviendas y Servicios. "Una vez superada la fase de licitaciones es sencillo realizar la encomienda a través de Muvisa, que de hecho tuvo un cambio en sus funciones en 2014 para poder atender estos espacios", comenta Rubens.

Desde 2014 Muvisa se convirtió en centro especial de empleo para gestionar los parkings del Ayuntamiento, de tal manera que pudo responder al objetivo de generar empleo adaptado para personas con algún tipo de discapacidad. "Es un colectivo con dificultades para encontrar empleo en el mercado privado y las administraciones estamos obligadas a tener contratos con empresas que trabajan en la economía social", señala el concejal de Unidas se puede.

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El quiosco del parque de La Constitución también se encuentra en estado de deterioro./ AH.

Las Mantecas, Torres de Taco y Bajamar

Además de los dos casos citados, existen otros quioscos municipales clausurados en espacios públicos de La Laguna a los que podría dotarse de función, sea como cafetería o cualquier otro servicio. En esta misma situación se encuentra las instalaciones cerradas en el Parque de Las Mantecas, las Torres de Taco o incluso las piscinas de Bajamar que, o bien nunca estuvieron operativos o llevan años sin ninguna actividad. 

Como señala Ascanio, por medio de la puesta en funcionamiento de estos quioscos se aportaría otro elemento de disfrute, además de mejorar las condiciones uso y seguridad en los parques. Sea como fuere el proceso previsiblemente deberá pasar la fase de licitación antes de llegar al punto, como en el caso del Parque de La Vega y La Constitución, de tener que recurrir a la empresa pública por la falta de incentivos razonables para la inversión privada.