Canarias sigue siendo una de las comunidades más afectadas por la violencia contra los profesionales sanitarios. Con un total de 70 agresiones en 2023, el Archipiélago se situó como la quinta comunidad con más ataques registrados, según el último informe del Observatorio Contra las Agresiones de la Organización Médica Colegial (OMC).
Más alarmante aún es el hecho de que Canarias presenta la cuarta mayor tasa de agresiones en proporción a su número de médicos colegiados, con 5,08 ataques por cada mil profesionales, una cifra que casi duplica la media nacional de 2,71 por cada mil.
Problema creciente
A nivel nacional, el 2023 fue el año con más agresiones a sanitarios de la historia, con un total de 847 ataques registrados, es decir, una cada diez horas. Durante los 15 años de funcionamiento del Observatorio, se han contabilizado más de 8.100 agresiones, lo que equivale a todos los médicos colegiados en Zaragoza o Asturias.

Sin embargo, solo el 43,5% de los sanitarios atacados denuncia los hechos, lo que dificulta la persecución de los agresores reincidentes. En 2023, la Policía Nacional solo tramitó 406 denuncias, menos de la mitad de las que fueron comunicadas al Observatorio.
El presidente de la OMC, Tomás Cobo, ha expresado su preocupación por este clima de hostilidad creciente: "Es realmente triste que hayamos explicado tan mal que cuando empezamos a los 18 años, nuestra vocación era ayudar a los demás. Parece que vivimos en una sociedad en la que el diálogo se ha deteriorado, el insulto reemplaza al argumento y el respeto se ha ido desplazando por la crispación constante”.
Atención Primaria, el foco
El informe señala que la mayoría de las agresiones se producen en el ámbito de la Atención Primaria, donde los médicos son más accesibles y el trato con los pacientes es más directo. En este entorno, las amenazas y coacciones a médicas han aumentado hasta representar casi la mitad de los incidentes registrados.

El preocupante aumento de las agresiones evidencia la necesidad de reforzar la seguridad en los centros de salud, así como de fomentar las denuncias para que los agresores no queden impunes. Mientras tanto, los profesionales sanitarios siguen enfrentándose a un clima de creciente hostilidad, donde la violencia parece haber sustituido al diálogo y el respeto.