El acceso a la vivienda en Canarias se ha convertido en uno de los grandes retos para los jóvenes. Los salarios, muy por debajo de la media nacional, contrastan con unos precios inmobiliarios que siguen creciendo impulsados por la presión turística y la escasez de oferta. Una simulación realizada por la inteligencia artificial con cálculos básicos de ingresos y gastos refleja que, para reunir el dinero necesario para la entrada de una vivienda, un canario medio necesitaría convivir con sus padres durante casi una década.
El análisis parte de una premisa realista: un joven con un sueldo medio en las islas, con gastos moderados y una vida social normal, sin lujos excesivos pero tampoco encerrado en casa. A partir de ahí, los números revelan la dificultad de emanciparse y acceder a la compra de una casa.
Sueldo medio en Canarias
El salario medio neto en Canarias ronda entre los 1.400 y 1.500 euros mensuales, aunque varía según la isla y el sector. Para la simulación, se toma como referencia 1.450 euros al mes, una cifra que coincide con las estimaciones oficiales y refleja la realidad de la mayoría de los trabajadores jóvenes.
En comparación con la media nacional, Canarias sigue siendo una de las comunidades con peores sueldos de España, lo que condiciona el ahorro y limita las posibilidades de inversión a largo plazo.
Precio medio de la vivienda
El otro gran factor es el precio de la vivienda. En 2025, el valor medio del metro cuadrado en Canarias se sitúa en unos 2.200 euros. Esto significa que un piso tipo de 70 metros cuadrados, considerado habitual para un comprador joven, cuesta alrededor de 154.000 euros.
Esta cifra se dispara en capitales como Las Palmas de Gran Canaria o Santa Cruz de Tenerife, así como en las zonas turísticas de mayor demanda, donde los precios pueden superar los 3.000 €/m².
El ahorro necesario
Al solicitar una hipoteca en España, los bancos financian como máximo el 80% del valor de tasación. Para el ejemplo, eso supone que el comprador debe disponer de unos 30.800 euros de entrada, además de entre un 7% y un 10% en gastos de compra, unos 12.000 euros adicionales.
En total, un joven que quiera acceder a la compra de una vivienda en Canarias necesitaría disponer de al menos 42.000 a 45.000 euros ahorrados antes de firmar la hipoteca.
Vivir con los padres
El cálculo asume un escenario: un joven que vive con sus padres y no paga alquiler. Aun así, los gastos mensuales son inevitables. Entre transporte, ocio, comidas fuera, ropa, móvil y otros gastos, se estima un desembolso de unos 600 euros al mes.
Esto deja un margen de ahorro de aproximadamente 850 euros mensuales, es decir, unos 10.200€ al año. Con esta capacidad, alcanzar los 45.000 euros requeriría entre cuatro años y medio y cinco años de ahorro continuo.
Una década de espera
El problema surge cuando se introduce la realidad. Si el joven decide realizar viajes, renovar el coche o simplemente irse de alquiler, el ahorro mensual se reduce. En este caso, el objetivo de la entrada de una vivienda se retrasa a entre seis y siete años.
Si a esto se suma el incremento previsible en los precios de la vivienda en Canarias, el escenario puede alargarse hasta los diez años viviendo con los padres antes de conseguir el dinero suficiente.
Opciones y alternativas
La única forma de reducir drásticamente los plazos es contar con una pareja que también ahorre. En ese caso, el tiempo para reunir la entrada podría rebajarse a dos o tres años. Sin embargo, esta situación depende de la estabilidad laboral y la disciplina financiera de ambos.
Otra alternativa pasa por el alquiler compartido, aunque los precios en Canarias, que superan los 900 euros de media por un piso en las capitales, dificultan compaginar alquiler y ahorro al mismo tiempo.
Una realidad compleja
El diagnóstico es claro: con los actuales sueldos y precios inmobiliarios, la emancipación juvenil en Canarias se retrasa inevitablemente. Muchos jóvenes se ven obligados a convivir con sus padres hasta pasados los 30 años, algo que no solo responde a una decisión cultural, sino a una imposición económica.
En definitiva, el acceso a la vivienda propia en Canarias exige años de sacrificio y ahorro extremo, lo que convierte en una utopía el sueño de independizarse a corto plazo. La paradoja es evidente: en un territorio con baja renta per cápita, la vivienda se ha convertido en un bien de lujo cada vez más inaccesible.
