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Sociedad

La higiene psicológica, un buen antídoto para no contagiarse por los bulos

Atlántico Hoy ha hablado con dos expertos en psicología sobre cómo combatir las noticias falsas y acerca de por qué funcionan

4 minutos

Una persona mirando el móvil / EUROPAPRESS

Suena el móvil. Es un mensaje. La pantalla se ilumina y resulta ser un audio en el que se puede leer aquello de ‘reenviado muchas veces’. El misterio está servido. Puede ser un chiste, una canción, algún contenido viral sin ninguna relevancia más allá del entretenimiento o, en el peor de los casos, un bulo. Una mentira contada de forma cercana para darle veracidad y así toda persona lo escuche pueda acabar creyéndolo. 

Uno de los ejemplos más recientes tuvo lugar a finales del pasado mes de septiembre cuando se difundió que una guagua de Global había sido secuestrada a punto de cuchillo. Resultó ser falso y Atlántico Hoy tuvo la oportunidad de desmentirlo. Resulta curioso todo lo que gira en torno a una práctica tan peligrosa como la de transmitir cuestiones que no son ciertas. ¿Por qué funcionan? ¿Cuáles son las mejores herramientas para no caer en ellas? ¿Por qué hay gente dispuesta a crearlas?

¿De qué se trata?

Víctor Camacho, miembro del Colegio Oficial de Psicología de Santa Cruz de Tenerife, apunta que es fundamental la higiene mental o psicológica. Consiste en una técnica acuñada por el psiquiatra estadounidense Clifford Whittingham hace más de un siglo. Su ideólogo indicó en 1909 que aporta diversos beneficios a quienes deciden ponerlo en práctica. 

“Se define como el conjunto de ámbitos que permiten a una persona gozar de salud mental y estar en armonía con su entorno sociocultural. Las conductas y los objetivos que tiene son: prevenir comportamientos negativos, aportar estabilidad emocional e incrementar la calidad de vida”, llegó a detallar. 

Una persona mirando el móvil / EUROPAPRESS

Cómo extrapolarlo a la vida cotidiana

Quizás se trate de una explicación demasiado teórica. ¿Cómo puede extrapolarse al problema de caer en las noticias falsas? “Tenemos que aprender a rectificar la información con la higiene mental. Busca que tú potencies al máximo tus capacidades de crítica para construir una alternativa positiva y diferente”, subraya Camacho en declaraciones a este periódico.

Para extrapolarlo a la vida cotidiana, el psicólogo dice que lo mejor es que cada persona se plantee si lo que piensa es correcto. Hacerlo, afirma, es muy sencillo. “Si lo que estoy pensando no sirve ni ayuda y te amarga la existencia no lo es. Además, habrá que cambiarlo a un constructo positivo”, aconseja. “Es un tema que debería ponerse a practicar en el colegio”, añade.

Imagen de una persona trabajando en el ordenador, un hardware. / Europa Press

Los estímulos

Puede que sea una asignatura pendiente en los centros educativos para evitar que los adultos del futuro sean susceptibles de caer en los bulos. Borja Gómez, secretario del Colegio Oficial de Psicología de Las Palmas, manifiesta que “el ser humano funciona con prejuicios que nos sirven para poder entender lo que es la realidad”.  

Según cada persona estos estímulos pueden ser diferentes. Todo varía en función de la experiencia personal, de los antecedentes biológicos, pero sobre todo se basa en el aprendizaje. Nosotros tenemos percepciones que nos hacen vivir más cómodamente. Somos un animal social, necesitamos estar en grupo porque es lo que nos ha garantizado la supervivencia siempre”, continúa el experto. 

Imagen de un grupo de amigos / EUROPAPRESS

Evitar la saturación

Gómez sostiene que la gente trata de intentar simplificar la realidad para no saturarse. “Eso es positivo porque nos hace tener una economía de recursos mentales bastante buenas”, exclama. “Pero es negativo al mismo tiempo porque no sabemos diferenciar qué punto es objetivo y cuál subjetivo creado nosotros por unos prejuicios que no se sustentan por pruebas. La clave es saber si tengo suficiente información”, apostilla. 

Aparte de las ideas preconcebidas, un asunto muy asociado a los bulos son las emociones. Y así se genera un caldo de cultivo para las respuestas inmediatas”, declara el secretario de los psicólogos de la provincia de Las Palmas. 

La inmediatez

Añade que “estamos en una sociedad donde la inmediatez, que es otra de las patas de los bulos, es necesaria”. “Es muy fácil lanzar un titular, un meme, una foto. La lucha contra los bulos es complicada. Habría que analizar cómo estamos educando a la sociedad”, opina.

Camacho, el psicólogo tinerfeño, cuenta que la gran cantidad de estímulos a los que se enfrentan los usuarios frecuentes de redes sociales es tan alta que desemboca en un número muy alto de bulos que sobrepasa muchas veces la capacidad de respuesta. 

Los bulos se hace virales más rápido a través de las cadenas de WhatsApp. / Pixabay

"El miedo funciona"

La probabilidad de escaparnos del bombardeo es mínima porque no se para de soltar bulos”, relata. “La gente que usa horas el móvil, imagínate el impacto que están sufriendo. Hay que tener un mayor control de las redes sociales. Estamos viviendo una tecnoadicción”, asevera. 

Detalla que en primer lugar hay que tener claro por qué la gente miente. “Porque funciona”, dice. “En el mundo nos movemos por tres cosas: el hambre, el sexo y el miedo”, sentencia. “El miedo funciona y el bulo lo favorece”, agrega. 

“Hay gente sin escrúpulos que disfruta consiguiendo que los demás tengan miedo porque los controla, tiene un dominio. Es un instinto muy primitivo y dañino. Lo que tienen los wasaps o las redes sociales es que nadie se entera de quién lo dijo. Da mucho más pie el poder mentir o insultar por redes sociales que en el cara a cara”, prosigue. 

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