Comprar una finca para explorar el pasado aborigen de Telde: "Esto es conocer nuestras raíces"

Bentejuí Motas adquirió unos terrenos donde estaba convencido de que había una gran riqueza patrimonial para permitir que los arqueólogos pudieran investigar y que escolares puedan visitarlo

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Los arqueólogos trabajando en la finca Malverde / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
Los arqueólogos trabajando en la finca Malverde / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

A veces para contar una historia no hace falta tener una fecha de partida, quizás es mejor disfrutar del proceso hasta que llegue el momento de descubrir cuándo empezó todo. Con esta filosofía vive Bentejuí Motas desde el pasado mes de diciembre, cuando compró la finca Malverde para preservar los retos arqueológicos que hay allí. Su intención no es lucrarse, sino divulgar el pasado aborigen de Telde.

La pasión que le pone a su nuevo proyecto es palpable. Motas recibe a Atlántico Hoy y, por el camino que lleva hasta la parte más alta, va recogiendo pequeños trozos de cerámica que luego acumula en bolsas para que los expertos puedan estudiarlos. “Tengo la vista entrenada”, bromea. Al llegar a la zona donde están trabajando los arqueólogos desde el pasado 5 de mayo no tarda en comenzar con sus explicaciones para poner en contexto sobre lo que hay alrededor.

Primera cueva

La primera cueva es la que esconde un mayor misterio. “Son 145 metros de galería con dos cámaras en la izquierda”, cuenta. Quienes habitaban en Malverde hace siglos decidieron hacer un primer habitáculo del que sacaron la tierra y le dejaron una forma cuadricular “con paramentos de piedra”.

Sobre el uso que se le daba a ese espacio aún no hay hipótesis claras para los arqueólogos encargados de la excavación, tal y como dice Nauzet Moreno, uno de ellos. Es posible que los dos habitáculos dentro de la cueva estuvieran destinados a temas de convivencia, pero el salón central es difícil de etiquetar. No descartan que fuera para el ganado, pero no está nada claro.

¿Prehispánicos?

El veredicto lo dará la investigación, pero para eso debe mirar hacia el suelo. Motas narra que si bajo sus pies encuentran restos de cerámicafauna o de materiales orgánicos. “Eso dará más validez científica para visualizar cronológicamente el espacio”, indica.

Una de las posibilidades es que sea anterior a la conquista, pero el dueño de la finca Malverde huye del término “prehispánico”. No le gusta porque piensa que no es preciso. “He buscado y he visto que esa palabra hace referencia a los territorios de Sudamérica, aquí en todo caso debería decirse preeuropeo porque antes vinieron del norte del continente”, argumenta.

Abel Galindo junto a uno de sus compañeros durante los trabajos en Malverde / CEDIDA
Abel Galindo junto a uno de sus compañeros durante los trabajos en Malverde / CEDIDA

Cómo determinarlo

Abel Galindo es uno de los arqueólogos que dirigen la excavación y explica que lo hallado hasta el momento “tiene características que se asemejan a construcciones de naturaleza indígena, del mundo antes de la conquista”. “Eso lo refuerza la inmensa cantidad de herramientas líticas, molinos circulares, cerámica, moluscos o fauna que hemos visto”, señala.

El experto da otra pista para entender la base de su trabajo en Malverde: “Sería una transición entre el mundo indígena y un mundo etnográfico posterior del que hay que determinar el límite cronológico”. La clave para dar una respuesta clara son una serie de sondeos que llevarán a cabo en el punto exacto en el que se encuentran los materiales. “Estamos intentando localizar dónde se encuentra el inicio claramente indígena de lo que es posterior a la conquista”, concluye.

Primer habitáculo en la primera cueva / ATLÁNTICO HOY -MARCOS MORENO
Primer habitáculo en la primera cueva / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

Visita de los arqueólogos

El también policía local del municipio grancanario emplea su tiempo libre para echar una mano a los arqueólogos que están trabajando desde el 5 de mayo. Con ellos se reunió por primera vez el 16 de diciembre y le confirmaron “el alto potencial etnográfico y arqueológico que tiene el espacio”. “Vinieron a hacer una primera visita Abel Galindom y Paco Mireles, técnico de la Fedac”, continúa.

Ahora su sueño es convertir la finca en un centro de interpretación que esté gestionado por el Museo Canario, al que le ha ofrecido el espacio para que lo visiten escolares de manera gratuita. “No pretendo hacer caja”, exclama. La semana pasada estuvieron por allí 16 alumnos del Grado de Historia de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) para tener una primera toma de contacto de lo que se podrá convertir algún día, quién sabe, en un lugar donde hacer sus prácticas. El área que podría estar habilitada para que entren los visitantes a ver, por ejemplo, material audiovisual, es una casa en ruinas que reformará el propietario.

Uno de los habitáculos en las cuevas / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
Uno de los habitáculos en las cuevas / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

Un mayor control

Puede parecer paradójico, pero para Motas nadie debería poder comprar yacimientos arqueológicos. ¿El motivo? Que luego no se controle qué se hace en ellos. “Yo entiendo que es una responsabilidad de todo aquel canario que tenga un yacimiento arqueológico preservarlo como mínimo”, asevera.

“Es una responsabilidad de todos los canarios a nivel particular y las administraciones deben dar un poquito más de empuje. Se puede tener una política más activa en este aspecto. En Telde con un potencial tan grande no hay ningún centro que refleje toda esa potencia”, resalta.

Abel Galindo durante los trabajos en Malverde / CEDIDA
Abel Galindo durante los trabajos en Malverde / CEDIDA

Solsticio de verano

Al lado de la primera cueva hay otra donde parece que existen más evidencias. Es conocida como “la del pajar”. Su uso es más reciente y han podido ver restos de animales y cerámica. Lo más curioso de esa estancia es una ventana que, probablemente, se usaría como mirador solar al estar ubicada casi a 63 grados noreste. En el próximo solsticio de verano este 21 de junio podrá terminar de ratificarlo.

Bentejuí Motas durante los trabajos en Malverde / CEDIDA
Bentejuí Motas durante los trabajos en Malverde / CEDIDA

La teoría se refuerza porque dentro hay cazoletas perfectamente alineadas en diagonal. Se trata de hoyos en el suelo de piedra donde hacían ofrendas y rituales. La misión de los arqueólogos ahora es sacar piedras para vaciar la pared de la ventana y ver qué encuentran.

Dos piezas encontradas en la finca Malverde / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
Dos piezas encontradas en la finca Malverde / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

"Conocer nuestras raíces"

Motas cree que para todo esto no debe ir a pedir dinero a las instituciones sin más. Antes hay que dar el paso y considera que él lo ha dado. “No quiero dinero, quiero meses de excavación”, apostilla. Hasta el momento, ha sido capaz de financiar tres meses de trabajos, pero le gustaría negociar con las administraciones sobre ese asunto.

El policía local ve futuro a la arqueología unida al turismo en Canarias y cita a Manuel Alemán en su libro Psicología del hombre canario cuando dice aquello de “un hombre no podrá extender sus alas sin unas buenas raíces”. “Y esto es conocer nuestras raíces”, sentencia.