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Las personas cuidadoras sufren una sobrecarga física y mental, además de ver perjudicado su ámbito económico / EFE

Las cuidadoras canarias, saturadas: exigen que se agilicen los trámites de Dependencia

Acufade apunta la necesidad de un reconocimiento económico real para estar personas al ser el cuidado no remunerado una de las principales causas de exclusión laboral y social

Las personas cuidadoras en Canarias, en su gran mayoría mujeres, reclaman menos burocracia en los trámites de Dependencia y mayor apoyo institucional para poder sostener una tarea que recae sobre sus hombros sin reconocimiento ni recursos suficientes.

Así lo ha denunciado Belinda Luis González, responsable de proyectos de atención a personas cuidadoras en Acufade, quien advierte de que “se habla mucho de las personas dependientes, pero apenas se pone el foco en quienes sostienen los cuidados”.

Rostro de mujer

En Canarias, como en el resto del país, “los cuidados siguen teniendo rostro de mujer”. Los últimos datos del Imserso confirman esta realidad: en las Islas, el 74,2% de las personas cuidadoras son mujeres, frente al 25,8% de hombres. La mayoría se concentra en la franja de los 50 a 66 años (46,2%), y suelen ser hijas (32,7%) o madres (35,1%) de la persona dependiente.

Son madres, hijas y nueras quienes siguen sosteniendo la red de cuidados. Incluso en los casos de menores con dependencia, son las madres quienes han tenido que renunciar a su vida laboral para dedicarse por completo a sus hijos”, explica la representante de Acufade.

Sobrecarga física y mental

Los cuidados no remunerados tienen efectos en las vidas de estas personas. “Es de las principales causas de exclusión laboral y de empobrecimiento, especialmente entre las mujeres. Muchas se ven obligadas a reducir su jornada, rechazar empleos o incluso abandonarlos para atender a familiares en situación de dependencia”, explica Luis González.

Todo ello se traduce en menos ingresos, cotizaciones insuficientes y, en el futuro, pensiones muy bajas, por lo que, en consecuencia, según señala la trabajadora social, se incrementa la brecha de género y se perpetúa la feminización de la pobreza.

El desgaste no se limita al ámbito económico. El denominado síndrome de la persona cuidadora es una realidad palpable en las islas. “Hay una gran prevalencia de ansiedad, depresión, estrés crónico, soledad no deseada e incluso enfermedades físicas como hipertensión o problemas musculoesqueléticos derivados de los cuidados. Muchas cuidadoras ni siquiera saben lo que es el autocuidado porque toda su energía se destina a atender a otros”, advierte.

Reclamaciones

En el plano laboral, el único beneficio actual es la posible cotización mediante un convenio especial, pero, como matiza la responsable de Acufade, este depende de que la persona dependiente tenga reconocida una prestación específica. “Estamos hablando de la prestación más precaria del sistema, que además es incompatible con otras. En la práctica, lo que hace es perpetuar que el cuidado siga recayendo en las familias y, en particular, en las mujeres”, explica.

Por ello, Luis González indica que una de las principales quejas que llegan a la entidad es la lentitud en la gestión de la Ley de Dependencia. “Necesitamos mayor agilidad, menos burocracia y más inversión en recursos. Muchas veces el acceso a las ayudas llega cuando la persona ya está en una situación muy avanzada o incluso cuando ha fallecido. Es un despropósito que la ley no se haga efectiva en tiempo y forma”, denuncia.

Además, de la reclamación de un reconocimiento económico real, con medidas como una renta digna para cuidadoras y la ampliación de los recursos de respiro familiar, que son escasos y temporales. “No todo puede recaer en el tercer sector. Las instituciones tienen que asumir que las cuidadoras necesitan tiempo para ellas, apoyo psicológico, formación y acompañamiento. De lo contrario, seguiremos hablando de pobreza y exclusión con rostro de mujer”, concluye.

Proyectos de Acufade

Acufade atendió en el último año a unas 470 personas cuidadoras en Canarias, de las que el 89,4% eran mujeres, principalmente en Tenerife y Gran Canaria, aunque actúan en todas las islas. La entidad ofrece asesoramiento social, psicológico y en cuidados, así como talleres de autocuidado, grupos de apoyo mutuo y recursos virtuales que permiten conectar a cuidadoras de distintos municipios e islas.

“El aislamiento y la soledad son una constante en sus vidas. Conectarles entre ellas genera un apoyo mutuo muy valioso y les abre la puerta a otros recursos comunitarios”, explica Luis González. El principal proyecto de atención a personas cuidadoras que tienen se llama el ‘Tren de la felicidad’.