¿Dónde está el último toro de Osborne de Canarias?

Manuel Prieto fue la cabeza pensante que diseñó el toro de Osborne, un símbolo que perduró durante décadas en las carreteras de España | En 2018 se perdió el último toro de Osborne de las Islas

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Toro de Osborne / INSULA SIGNA
Toro de Osborne / INSULA SIGNA

Todavía habrá quién recuerde ver algún toro durante un trayecto en coche a finales de los años 60 en Canarias. Lo que se veía entonces desde la carretera no era un animal vivo, sino una gran silueta negra que llegó a medir 14 metros de altura, fabricado con chapa metálica y de la que resaltaba el nombre "Veterano Osborne".

Lo que empezó como una publicidad acabó siendo, en algunos territorios, un Bien de Interés Cultural (BIC), declarado imagen icónica del siglo XX y haciéndose un hueco en el Catálogo del Patrimonio Histórico Andaluz. La última figura que quedaba en pie del toro gigante en Canarias se perdió en 2018 durante una tormenta tropical. 

El diseñador del toro de Osborne, Manolo Prieto / FUNDACIÓN MANOLO PRIETO
El diseñador del toro de Osborne, Manolo Prieto / FUNDACIÓN MANOLO PRIETO

Veterano Osborne 

En 1956, la segunda empresa más antigua de España,  Bodegas Osborne, fundada en 1772, necesitaba un logo reconocible para su brandy Veterano. Decidieron entonces contactar con el dibujante Manuel Prieto quien propuso la silueta de un toro bravo, símbolo de la cultura mediterránea con ascendencias mitológicas que se integraría con el paisaje en forma de valla publicitaria y se veía desde las carreteras. Prieto trabajó para muchas empresas como Renfe, Iberia, Frigo, sidra El Gaitero o Nestlé.

Según Insula Signa, el primer toro de Osborne se colocó en 1957, después de que José Antonio Osborne, director de comunicación y José Luis Gómez, jefe de publicidad, recorrieran las carreteras españolas buscando emplazamiento para más de 200 toros durante años. Desde 1957 hasta 1960 se logró colocar más de 500 toros.

Recopilación de imágenes del toro Osborne en diferentes lugares de CanariasINSULA SIGNA
Recopilación de imágenes del toro Osborne en diferentes lugares de Canarias / INSULA SIGNA

Contra viento y marea 

Los toros de la publicidad de Veterano Osborne peligraron en 1962, cuando la Dirección General de Carreteras publicó una norma que obligaba a retirar  toda la publicidad en las carreteras a 20 metros para no distraer a los conductores.

Para contrarrestar la distancia y que los toros se vieran del mismo tamaño, José Antonio Osborne dio la orden para que pasaran a medir de siete metros al doble, 14 metros, alcanzando los 4.000 kilos de peso. En 1974, otro decreto obligó a retirar la publicidad hasta 50 metros, por lo que tuvieron que ser todos reubicados de nuevo.

La Asociación en Defensa del Patrimonio Gráfico Canario, explica que "30 años después de su nacimiento, el Toro de Osborne estuvo a punto de desaparecer. Un nuevo reglamento de carreteras aprobado en 1988 prohibió la publicidad en cualquier lugar visible desde la carretera. Fue justo esta amenaza legal la que dio el espaldarazo al símbolo cultural que ya había comenzado a gestarse. Tras prolongados litigios en los juzgados, la presión ejercida por ciudadanos, artistas e intelectuales, provocó una sentencia del Tribunal Supremo en 1997 que indultaba al toro de Osborne por haber superado su inicial sentido publicitario e integrarse en el paisaje y por el interés estético o cultural que la colectividad ha atribuido a la esfinge del Toro".

El último toro canario 

En Canarias hubo varios toros de Osborne en El Goro, Ingenio, Las Canteras, Tacoronte, Montaña de Taco, Somosierra, Portillo de las Cañadas, Aeropuerto Los Rodeos, la autopista de Santa Cruz, Candelaria y Telde.

Fue en ese último muncipio grancanario donde se despidió al último toro de Osborne. El campo de golf El Cortijo aún presumía la gran silueta en sus instalaciones, pero la tormenta Delta tenía otros planes para la valla publicitaria. En 2018 se produjo una tormenta tropical que terminó sepultando uno de los elementos más icónicos de España y desde entonces, se desconoce qué fue de los restos del toro. 

Un icono que comenzó con una ilusión y perdura más de cinco décadas después en el imaginario de quienes disfrutaron, durante un paseo en coche por las carreteras de Canarias, de las vistas de un toro que parecía eterno. 

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