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A la izquierda, el el proyecto del tren de Gran Canaria; a la derecha, el de Tenerife / AH

El tren en Canarias tropieza con la orografía volcánica y los desniveles de las islas

Martín Perea, director del Máster Universitario Energías Renovables de la Universidad Europea de Canarias, explica que será fundamental sortear las enormes diferencias de altura que existen en la orografía de las Islas

Tanto el Gobierno autonómico como los cabildos de Gran Canaria y Tenerife se empeñan en mandar un mensaje claro: el Archipiélago tendrá trenes más pronto que tarde. Hace solo unas semanas, el Estado firmó un protocolo con cada una de las islas capitalinas para sellar el compromiso de sacar adelante los proyectos ferroviarios. Unas iniciativas que —de salir adelante— necesitarán mucha inversión para hacer frente a toda la parte técnica.

Martín Perea, director del Máster Universitario Energías Renovables de la Universidad Europea de Canarias, explica en declaraciones concedidas a Atlántico Hoy que será fundamental sortear las enormes diferencias de altura que existen en la orografía de las Islas. El experto detalla que para el trazado deberán atender a los núcleos densamente habitados que existen en las zonas litorales —con una población también muy dispersa—.

Orografía

Pone sobre la mesa que las autovías —con un trazado muy similar al que tendrán los trenes— serán una barrera para el desarrollo del proyecto. Resalta que el ferrocarril será para un tráfico exclusivo de pasajeros con una velocidad determinada —pretende alcanzar unos 160 km/h—. Dicho con otras palabras, no tendrá un trayecto menos sinuoso como los de otros puntos del país donde confluyen con vagones destinados al transporte de mercancías. 

Otro de los retos será hacer frente a la orografía en la que predominan una multitud de barrancos y una geología compleja. Perea asegura que ha trabajado en zonas de la Península que permiten una mayor fluidez en las obras, pero señala que en Canarias “esas transiciones son bestiales y se producen en todos los puntos que se vayan a tocar”. En definitiva, son las consecuencia de manipular un terreno volcánico.

Ilustración del tren del sur de Tenerife. / METROPOLITANO DE TENERIFE

Material volcánico

Podemos encontrarnos”, apunta, “con una modificación cada 200 metros a causa de las características geológicas”. “Estamos sometidos a la inmensa variedad de materiales procedentes de las erupciones volcánicas a lo largo de millones de años, esa es una gran dificultad”, apostilla. Merece la pena resaltar, además, que buena parte de los trayectos en tren estará soterrada y ahí habrá que estar atentos.

El director del Máster Universitario Energías Renovables de la Universidad Europea de Canarias subraya que será importante contar con características geométricas adecuadas que no afecten al medioambiente del Archipiélago ni a sus endemismos o paisajes. “Imaginémonos que nos encontramos con una colada basáltica, por ejemplo. Se exigiría el uso de explosivos sí o sí”, sentencia.

Imagen de un prototipo del tren de Gran Canaria presentado hace más de una década. / AH

Yacimientos arqueológicos

Bajo tierra pueden aparecer sorpresas como yacimientos arqueológicos —algo que no sería nuevo en las Islas—, aunque Perea asevera que existe una serie de protocolos para gestionarlo y que no es una situación exclusiva de Canarias. “No es solamente un problema derivado de la insularidad”, comenta. “A veces estas obras lo que han hecho ha sido sacar a la luz restos arqueológicos en zonas donde no se tenía constancia de que existieran”, agrega.

El experto detalla que no solo es importante el impacto ambiental —unido a la existencia de zonas protegidas—, sino también el visual. “En el Archipiélago incluso existe la previsión de utilizar escolleras con el fin de mitigarlo con el objetivo de que haya una continuidad paisajística”, señala. Expone que estas cuestiones se tendrán en cuenta durante el estudio de, por ejemplo, zonas protegidas.

Población dispersa

En cuanto a la población dispersa, indica que la insularidad no es tan determinante. “Una infraestructura de este tipo, en principio, lo que hace es cortar multitud de caminos existentes, tienen que irse restituyendo uno por uno o crear una serie de vías de servicio y concentrar los pasos debajo de pasos superiores del Ferrocarril”, explica el experto.

Al analizar la situación de cada isla, destaca que Tenerife es más compleja en su zona norte. “Es una de las islas con mayor gradiente de inclinación desde el mar de todo el mundo, pasamos en 20 km de de del nivel del mar eh a tener 3700 2 m, aproximadamente, la cima del Teide y eso a la isla le da una particularidad tremenda”, apunta.

Los trenes

Ahí las pendientes son mucho mayores, disponemos de menor plataforma para encajar un ferrocarril. Tenemos también núcleos de densidad de población muy elevada. Pensemos, por ejemplo, en La Orotava y Puerto de la Cruz. Señala que, además, es una zona de especial interés paisajístico.

En el caso de Gran Canaria, asegura que “es mucho más sencillo” porque tiene el pie de monte un poco más lejos y dispone de más espacio. No se puede obviar que Las Palmas de Gran Canaria, por ejemplo, le ha ganado mucho terreno al mar con el paso del tiempo. Pero eso, dice Perea, no es ningún problema técnico, sino más bien económico.

Resalta que existen soluciones técnicas. “Crear una pantalla estanca para poder excavar después sin ningún tipo de problema y sin que haya filtraciones que puedan anular la viabilidad de la infraestructura”, asevera.