Los sanitarios de Canarias viven desde hace tiempo una situación límite por sus condiciones laborales. El riesgo de que los hospitales públicos se queden sin especialistas o los salarios raquíticos en comparación con otras comunidades autónomas ponen contra las cuerdas a la mayor de parte del sector. La solución para muchos es subir a un avión y migrar a otras regiones donde puedan tener más estabilidad.
Es lo que ocurre con los enfermeros. Rita Mendoza, la presidenta de su colegio profesional en la provincia de Las Palmas, asegura que en el último año se han movido más de 100 en busca de una vida mejor ante la realidad que viven en el Archipiélago. “Existe una tendencia a migrar hacia otros lugares”, afirma. La nómina es uno de los principales motivos que provoca el éxodo porque en las Islas cobran uno de los peores sueldos de España.
Salario
El sueldo que reciben trabajando en la sanidad pública canaria está entre los 37.000 y los 50.000 euros brutos anuales. Pero como no es oro todo lo que reluce, merece la pena resaltar que al restar de la ecuación la indemnización por residencia, el salario de un enfermero o enfermera de las Islas se convierte en el penúltimo de la cola a nivel nacional. La clave está en que reciben un plus por la insularidad y desempeñar su labor en la ultraperiferia.
“Vivir en una isla es más caro”, destaca Mendoza. Pone el asunto sobre la mesa con el objetivo de desmentir la información que trascendió hace unos meses cuando se publicaron las estadísticas del Ministerio de Sanidad. En aquel momento quedó reflejado que los enfermeros del Archipiélago eran de los que más cobraban en todo el Estado, pero nada más lejos de la realidad. “Estamos a la cola del país”, añade.
Tasas de abandono
La presidenta del Colegio de Enfermería de Las Palmas subraya que el tema cuenta con un impacto directo en la estabilidad laboral y la satisfacción con el empleo. En definitiva, afecta a la hora de estabilizar las plantillas para que no se produzcan rotaciones o tasas de abandono muy altas. “En esto sí que hay consenso en toda la documentación que se publica tanto a nivel nacional como internacional”, sentencia.
Mendoza sostiene que tampoco se puede dar la espalda a que se producen rotaciones de la privada a la pública donde se dan mejores condiciones laborales. Apostilla que las enfermeras han perdido poder adquisitivo porque, a pesar de que en el entorno europeo hay países de renta media, la inflación —ese mal que ha llegado para quedarse— lastra la capacidad económica de las profesionales.
Alta demanda
El informe Situación laboral y necesidades percibidas por las enfermeras en España 2024 reveló a principios de año que el 47% del sector en las Islas se plantea abandonar la profesión por causas como la temporalidad o la presión asistencial. Mendoza lamenta que, pese a ser una profesión cada vez más necesaria, no se cuida a quienes la ejercen.
Quizás la gran paradoja es que Canarias produce cada año el número suficiente de enfermeros como para cubrir todas las vacantes tanto por jubilaciones como por aquellos que se marchan. Además, la tasa de inserción para los que estudian la carrera universitaria es alta. Eso sí, “hay tanta demanda de enfermeros a nivel nacional e internacional que los egresados acaban y se van”.
Organización colegial
“De los 500 enfermeros que salen en la comunidad autónoma al año no todos se dan de alta en la organización colegial y eso nos permite saber que hay un movimiento de algunos que directamente se van a otros lugares porque cuentan con trabajos más estables y mejor retribuidos”, prosigue Mendoza. Incide en que a lo largo del último año se han ido más de 100. “Antes no se marchaban tantos, la cifra rondaba entre los 20 o 40”, aclara.
Indica que los enfermeros tardan más de 20 años en estabilizar su trabajo. “Su capacidad de empleabilidad es muy elevada, salen y trabajan. ¿Qué ocurre? Que luego la calidad del empleo es mala, es precario y duro. Cuando llegan a los 50 años ya están planteándose abandonar la profesión y es una cuestión que no nos lo podemos permitir”, sentencia.
