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Boceto del proyecto del tren de Gran Canaria / AH

Fundación Canarina carga contra el proyecto del tren en Canarias: "Es inviable y desproporcionado"

Considera que se puede producir una destrucción de hábitats naturales porque las vías ferroviarias atraviesan terrenos rurales y protegidos, fragmentando ecosistemas y desplazando especies autóctonas

El Archipiélago se ha propuesto —de nuevo— tener trenes en Gran Canaria y Tenerife lo antes posible. Hace tan solo unas semanas, las Islas firmaron un protocolo con el Estado de cara a garantizar la financiación para que los ferrocarriles sean una realidad. A partir de ahí, han aparecido varias voces escépticas con los proyectos ante su viabilidad o coste. 

Un ejemplo es la Fundación Canarina, desde donde consideran que se trata de una alternativa desproporcionada. Así queda reflejado en un artículo que publicaron en su web el pasado 9 de septiembre donde ponen sobre la mesa que podría implicar un coste ambiental importante. “El Archipiélago es un ecosistema único, pero también extremadamente frágil”, detallan.

Zonas agrícolas

Consideran que se puede producir una destrucción de hábitats naturales porque las vías ferroviarias atraviesan terrenos rurales y protegidos, fragmentando ecosistemas y desplazando especies autóctonas. Además, creen que se producirá un consumo importante de los recursos naturales a través de grandes movimientos de tierra o energía intensiva.

Ponen sobre la mesa que habrá de tenerse en cuenta la presión a los espacios protegidos. “Proyectos de esta envergadura no se pueden desarrollar sin comprometer zonas agrícolas o naturales que son esenciales para la biodiversidad y la soberanía alimentaria”, sentencia.

A la izquierda, el el proyecto del tren de Gran Canaria; a la derecha, el de Tenerife / AH

Cambio climático

“En una región que ya sufre las consecuencias del cambio climático, como la desertificación o la pérdida de recursos hídricos, ¿podemos permitirnos un proyecto tan agresivo para nuestro territorio?”, reflexiona. En cuanto a la adaptación al territorio insular, aseveran que pueden afectar las distancias cortas, la rigidez del sistema o la dependencia del coche privado.

Sobre el coste, incide en que “los trenes consumirían recursos económicos que podrían destinarse a vivienda, sanidad, educación o protección del territorio, áreas donde Canarias tiene grandes déficits”. “La operación de las líneas ferroviarias requeriría un presupuesto continuo, difícilmente justificable en un territorio limitado”, añade.

Así será el tren de Gran Canaria: 58 kilómetros, 11 estaciones y conexión capital–aeropuerto–sur. / AH

"Guaguas infrafinanciadas"

Pero la cosa no queda ahí. Señala que “mientras se habla de trenes, las guaguas siguen infrafinanciadas y las políticas de transporte sostenible apenas reciben atención”. “El tren no es una solución viable a corto plazo para los problemas de movilidad en Canarias”, subraya.

“Un tren en Canarias no sería una alternativa realmente rápida ya que debería hacer múltiples paradas durante el trayecto para ser una opción útil para la población, lo que reduciría su ventaja en comparación con otras formas de transporte”, destaca.

Problemas de movilidad

Los problemas de movilidad en las carreteras canarias es uno de los principales inconvenientes que padecen las Islas, pero la Fundación Canaria duda que los trenes puedan ser una solución para problemas como la desigualdad territorial, la congestión urbana o la falta de alternativas. 

Sin un plan integral que combine guaguas, bicicletas y transporte activo, el tren no será suficiente para garantizar un transporte eficiente y sostenible”, sostiene. Entre las soluciones que proponen está la mejora del transporte público, la protección del territorio o la gestión inteligente del transporte.

"Una solución desproporcionada"

“Desde la Fundación Canarina consideramos que los trenes proyectados en Tenerife y Gran Canaria representan una solución desproporcionada para los problemas de movilidad en Canarias. Su coste económico, más de 4.000 millones de euros, su impacto ambiental y su falta de adaptación al territorio insular hacen que esta propuesta no sea viable ni deseable”, inciden.

“En lugar de seguir soñando con proyectos faraónicos, necesitamos un cambio de modelo que priorice la sostenibilidad, la equidad y la conservación de nuestro entorno. El futuro de Canarias depende de decisiones responsables, no de ilusiones de modernidad que comprometen nuestro presente y nuestro futuro. Canarias no necesita trenes; sino un transporte público eficiente, sostenible y adaptado a su realidad insular”, sentencia.