Hacer amistades de pequeño era tan fácil como preguntarle a otro niño o niña en la playa, el parque o las canchas si quería jugar. Ahí una pequeña semilla germinaba y al menos todos los jueves que se iba a pegar unas patadas al balón, estaba esa nueva amistad, o todos esos días de verano en un apartamento junto a la familia. Y así en ámbitos como el colegio o el instituto. Sin embargo, todo se complica a medida que se crece.
Es por ello que nacen iniciativas como Studio Bloom, creada por Elena Fernández, una joven psicóloga y emprendedora de Gran Canaria, o Nussa, de la diseñadora Andrea Centol, que han creado espacios sociales y creativos para quienes buscan algo distinto al ocio nocturno o al entorno laboral para conocer a otras personas. Talleres de arcilla, pintura, creación de joyas y hasta pilates son algunas de las actividades pensadas para crear lazos.
Planes creativos
“La dificultad de hacer nuevas amistades en los 20 es la razón por la que empecé Studio Bloom”, explica Fernández. “Cuando volví a la isla después de dos años en Madrid, noté que no existían planes asequibles, creativos y sociales a los que pudieras ir sola y conocer gente. Todo giraba en torno a la fiesta o el trabajo”.
El proyecto arrancó de manera íntima, con un pequeño encuentro que Elena organizó con amigas: ella compró el picoteo, el vino, los lienzos y las pinturas. Subió fotos y vídeos a la cuenta recién creada de Studio Bloom y la respuesta fue inmediata: “Para mi sorpresa, tuvo una muy buena acogida desde el primer día. Al siguiente taller se apuntó mucha gente que no conocía de nada, y así hasta hoy”.
Propuesta social
Desde noviembre de 2024, los talleres de Studio Bloom se han multiplicado. Lo que comenzó como una reunión al mes ahora se ha convertido en hasta cinco actividades mensuales. Todo con un objetivo claro: ofrecer un ocio distinto, seguro y asequible. “La intención no es monetaria, lo compagino con mi trabajo y estudio de máster. Bloom es una propuesta social”, aclara.
Elena destaca que, a pesar de que la vida adulta está llena de interacciones, no siempre hay espacio para los vínculos genuinos: “En el trabajo es difícil cruzar ciertas líneas. Y en el ocio nocturno es más fácil conocer a alguien, pero más difícil mantener el contacto”.
Nuevas amigas
Studio Bloom no solo responde a una necesidad personal, sino a una carencia compartida. “Muchas chicas me escriben para decirme que se sienten solas, que no tienen amigas o que se han mudado a la isla desde otras partes de España o Latinoamérica. Con Bloom han podido conocer a otras personas y hacer planes juntos fuera del taller. Eso es lo que más me llena”, cuenta la joven.
El perfil que asiste es variado, aunque predominan mujeres entre 20 y 26 años. Sin embargo, han participado también adolescentes, parejas, madres e hijas, incluso abuelas. “Nunca he tenido un solo comentario negativo, y muchas repiten: tengo asistentes que ya han venido a cuatro o cinco talleres”.
Un espacio para desconectar
También iniciativas como Nussa, creada por la diseñadora Andrea Centol, han encontrado eco en este contexto. “Yo trabajo en el ámbito digital y paso muchas horas frente a la pantalla, así que buscaba algo manual que me ayudara a desconectar”, explica.
Fue precisamente esa necesidad personal la que terminó dando forma a sus talleres creativos presenciales, pensados para personas que desean explorar su lado artístico, conocer gente y salirse de la rutina.
Unir lo social y creativo
“Con 25 años, me di cuenta de lo difícil que puede ser hacer nuevas amistades. Siempre me ha gustado enseñar, así que vi una oportunidad para unir lo social con lo creativo”, añade, ya que Nussa nace como la evolución de mi Trabajo de Fin de Grado, con la intención de explorar distintas disciplinas creativas como joyería, moda o diseño gráfico.
En sus talleres participan principalmente mujeres de entre 18 y 35 años, muchas de ellas asistiendo solas. “He visto grupos que se conocen en el taller, crean un grupo de WhatsApp y siguen quedando. O chicas que me cuentan lo bien que les ha venido desconectar del móvil y concentrarse en algo con las manos. Se sienten muy orgullosas de crear algo propio, y eso es muy bonito de ver”.
Atreverse
Para Centol, este tipo de ocio es más necesario que nunca. “Después de la pandemia, muchas personas valoran más las experiencias que los objetos materiales. Además, la creatividad es algo que dejamos de lado al hacernos adultos, y es fundamental recuperarla”, señala.
Reconoce que hacer amistades reales no siempre es fácil: “El ritmo de la vida adulta nos deja poco tiempo y coincidir con personas afines no siempre ocurre por casualidad. Por eso creo que hay que atreverse a hacer planes en solitario. No se pierde nada, y siempre se gana algo, aunque solo sea una experiencia distinta”.
