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Sociedad

La relación del histórico Hotel Nacional de Cuba con Taganana que se encumbró con un cuadro

Esta es la historia que enlaza al pueblo tinerfeño de Taganana con el famoso e histórico Hotel Nacional de Cuba, en La Habana. Una familia, una cueva y un cuadro que fortalecen los lazos de unión a ambos lados del Atlántico

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Hotel Nacional de Cuba y el cuadro de la Sala Taganana / AH

La conexión de Canarias con Cuba es de sobra conocida. Ejemplos como el de Cabaiguán es uno de las tantas relaciones que la isla caribeña tiene con nuestro Archipiélago en el contexto de la emigración canaria a América.

En este sentido, compartimos la historia que enlaza al pueblo tinerfeño de Taganana con el famoso e histórico Hotel Nacional de Cuba, en La Habana. Una familia, una cueva y un cuadro que fortalecen los lazos de unión a ambos lados del Atlántico.

Cuadro donado al Hotel Nacional de Cuba / CEDIDA

El descubrimiento

“En agosto de 1998 hice un viaje a Perú. Fui con un compañero médico que era peruano, un buen médico aquí en Santa Cruz. Nos hospedamos en el Hotel Nacional de Cuba porque hicimos escala en La Habana”, contextualiza a Atlántico Hoy Manuel Rodríguez, actual alcalde honorario de Taganana y protagonista de un encuentro casual entre Tenerife y Cuba.

Todo empezó cuando Manolo se levantó por la mañana en el hotel y vio unas flecha indicaban los sitios principales del hotel. “Leyendo una flecha ponía Sala Taganana”, afirma, y agrega que justo debajo unas letras exponían “que era el nombre de un indio, Taganana”.

Reunión con el director del hotel

Ante esta aclaración, Manolo se quedó lleno de dudas y fue a buscar al director para conocer la historia de este descubrimiento que, sin dudas, apuntaba a Tenerife. “En recepción dije que era imposible que fuese lo del indio llamado. Para nada. Me dijeron que el director estaba de viaje les dije que cuando volviera de Lima, que volvía a hacer una escala de vuelta, podría hablar con él”.

Así fue, y a los 15 días Manolo regresó a La Habana y pudo encontrarse con el director, Antonio Martínez Rodríguez. “Le hice el comentario y me sacó este librito -mientras lo muestra a este redactor como agua en paño y perfectamente conservado 25 años después- donde está la historia de dónde se construyó el hotel y por qué se llama a la sala Taganana”, recuerda.

Nombre que se le da a una famosa cueva de una familia guanche debajo del inmueble que muchos años fue utilizada como vivienda por familias Canarias, relata el escrito histórico. “Allí no podía entrar nadie al principio. Estaba vedado. Nosotros relacionamos el origen cuando en la conquista llevaron documentación y se metieron a vivir en esa cueva. Y por eso le pusieron ese nombre a la sala”, valora Manolo.

Manuel Rodríguez, en el centro, en la recepción en el Hotel Nacional de Cuba, en La Habana / CEDIDA 10 14 15 34 00

Homenaje

Ante esta apertura espontánea de una nueva línea de conexión entre Cuba y Canarias, el vecino tagananero se comprometió con el director del hotel a hacer una especie de homenaje a esas familias canarias que vivieron n la cueva y poner el origen correctamente a la sala.

Para dicho homenaje, Manolo encargó a un amigo, Anatolio, un cuadro. “Un lienzo de un folio de 2 metros por 1 y pico, grande”, expresa sin recordar bien las medidas. “Hoy está en la Sala Taganana y fuimos a entregarlo más de 100 personas desde Santa Cruz”. El mismo director el hotel firmó el acta de recepción, un documento como trámite de donación, el1 de marzo de 2001, en un acto en el que más de un centenar de vecinos de Taganana acompañaron a Manolo.

Manuel Rodríguez habla durante el acto de recepción de cuadro / CEDIDA

Los problemas con el avión y el cuadro

Con la donación del cuadro de Taganana como acto principal, todos los esfuerzos se centraron en el traslado del mismo sano y salvo… y no fue fácil. Tanto que estuvo a punto de quedarse en Gran Canaria.

“Lo llevamos en barco a Las Palmas porque es de donde salían los vuelos a Cuba”, explica Manolo. “La gracia fue que cuando fuimos a embarcarlo no cabía en el avión”, añade entre risas.

El caso, abunda, es que el cuadro no entraba por la bodega del avión. “Me dijeron que no se podía embarcar y les dije que claro que íbamos a llevar el cuadro”, apuntó firme. “Entonces nos solucionó el tema un avión de Iberia que salía a Madrid y de Madrid a La Habana”, resalta Manolo sobre la larga solución que encontraron.

Regalo mejor que donación

“Nosotros salimos a principios de marzo y el día 9 llegó el cuadro al aeropuerto de La Habana. Justo un día antes de la recepción”, recuerda reconociendo el alivio hace ya 22 años, aunque ahí no acabaron los problemas con la obra de arte.

“Para poder sacarlo aeropuerto también costó, porque Cuba no aceptaba donaciones porque la interpretación de las palabras, aunque sea castellana, no son las mismas”. En este sentido, aclara que “para ellos era como una limosna. Preferían que fuese un regalo que una donación. Tuve que rectificar y poner en el documento que era un regalo para entrar”.

Una réplica en casa

Manolo, como principal impulsor de la creación y entrega del cuadro para la Sala Taganana del Hotel Nacional de Cuba, en La Habana, recibió también una réplica del mismo a menor escala que luce con brío en el salón de su casa.

Réplica del cuadro donado al Hotel Nacional de Cuba en casa de Manuel Rodríguez / CEDIDA

La cueva de Taganana

Esta cueva recibe su nombre porque se ubica en el corazón de la Loma del Taganana, donde se asienta el hotel. Al igual que la teoría por la que la sala del hotel recibe el mismo nombre, algunas leyendas históricas apuntan a que también corresponde al indio fugitivo llamado Taganana.

A raíz del encuentro entre Manolo y los representantes del Hotel Nacional, la Universidad de La Habana se puso a trabajar en los sótanos del hotel para reformar la cueva. “En el siguiente viaje que hice ya la tenían abierta. Era un montón de galerías en el hotel y estaban las cuevas”.

 

 

Para completar la adecuación de los aposentos históricos a Manolo se le ocurrió una nueva idea. “La quería adornar con cosas aborígenes de aquí. Réplicas, vasijas de barro, algo que representara una cueva guanche”. Sin embargo, no se dio en el momento porque no había subvención para hacerlo. “Todavía estoy pendiente. A ver si lo saco adelante”, apunta esperanzado

La cueva original -y otras existentes bajo la loma- fue modificada a túnel durante la Crisis de los Misiles, en octubre de 1962, y todas las gritas llegaron a ser usadas para defender La Habana. Hoy, estas instalaciones son uno de los atractivos del Hotel Nacional y se usa como museo.

Más acciones

Además de la entrega del cuadro, el más de un centenar de tagananeros que viajaron a Cuba a finales de los 90, aprovecharon para conectar con el centro canario Leonor Pérez en La Habana, en el que un ciudadano procedente de Gran Canaria, Carmelo Ramírez, era el director del centro canario de La Habana.

“Estuvimos en varios centros canarios visitando y llevando un grupo folclórico. Era un viaje cultural. Tengo pendiente volver a Cuba de forma individual porque para verlo otra vez”, indica Manolo Rodríguez.

Grupo folclórico canario desplazado al Hotel Nacional de Cuba / CEDIDA