Un reciente estudio del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) ha desvelado hallazgos cruciales sobre Omega Centauri, el cúmulo globular más grande de nuestra galaxia.
Este conjunto estelar, ubicado en la constelación de Centaurus, podría contener las respuestas para comprender la cinemática estelar, es decir, los movimientos de las estrellas bajo las fuerzas gravitatorias que experimentan.
El equipo liderado por Jorge Martín Camalich y con Andrés Bañares Hernández como primer autor, concluyó que el movimiento de las estrellas en Omega Centauri está influido no por un único agujero negro de masa intermedia, como se creía, sino por un grupo de agujeros negros estelares más pequeños.
Desafío a las teorías tradicionales
Este avance, publicado en Astronomy & Astrophysics, desafía las teorías tradicionales y sugiere que estos remanentes de estrellas masivas desempeñan un papel más relevante de lo previsto en la dinámica de los cúmulos estelares.
"Nuestros análisis permiten distinguir entre agujeros negros de masa intermedia y poblaciones de agujeros negros estelares utilizando metodologías más rigurosas y datos novedosos", explica Bañares.
Omega Centauri ha sido objeto de debate durante décadas. Muchos estudios sugerían la presencia de un agujero negro de masa intermedia —cuyo rango va de cientos a miles de masas solares— como motor gravitacional de este cúmulo. Sin embargo, el trabajo del IAC demuestra que es más probable que la influencia gravitacional provenga de una población de agujeros negros estelares, cada uno con masas de unas decenas de soles.
Este descubrimiento tiene implicaciones significativas, ya que los agujeros negros de masa intermedia son considerados eslabones clave en los modelos de evolución y formación de galaxias. Sin pruebas concluyentes sobre su existencia, entender su ausencia o papel en estructuras como Omega Centauri sigue siendo un desafío para la astrofísica.
Un enfoque innovador
El estudio se apoya en la medición de la aceleración de púlsares —estrellas de neutrones que emiten señales periódicas—, lo que permite detectar variaciones en su señal debido al efecto Doppler. Esta metodología, combinada con modelados dinámicos y observaciones cinemáticas, abre una nueva ventana para explorar la estructura y evolución de cúmulos estelares.
Omega Centauri, que podría ser una galaxia enana absorbida por la Vía Láctea, es un entorno único para estudiar cómo estos fenómenos moldean las propiedades de los sistemas estelares.
Este avance no solo redefine el papel de los agujeros negros menos masivos, sino que también amplía la comprensión sobre los cúmulos globulares y sus vínculos con la evolución galáctica. "Omega Centauri es un laboratorio natural donde podemos investigar la formación de púlsares y su interacción con otros objetos masivos", concluye Bañares.