El cambio climático puso a Canarias frente al espejo en octubre de 2023. Han pasado casi dos años desde que, en pleno otoño, el Archipiélago se vio en la obligación de cancelar las clases tanto en los colegios como en los institutos porque el termómetro marcaba hasta 35 grados. Aquella experiencia provocó que el Gobierno autonómico reflexionara sobre si las instalaciones de los centros eran adecuadas para hacer frente al calor.
La Consejería de Educación, con Poli Suárez al frente, se puso manos a la obra y en septiembre de 2024 presentó el primer plan de adaptación a las altas temperaturas para las aulas de las Islas. Entre las medidas puestas sobre la mesa hay algunas como generar espacios más naturalizados o incorporar sistemas de refrigeración. Pero existe una, la de crear zona de sombra —reclamada por muchas familias—, que ha hecho saltar a ciertas voces críticas.
Las estructuras
El Ejecutivo autonómico ha ideado diferentes formas de llevarlo a cabo: desde estructuras ligeras metálicas —de metacrilato o incluso aluminio— hasta velas textiles ancladas y pérgolas prefabricadas. El documento recoge que las áreas donde se instalen podrán esquivar el efecto invernadero, así como se deberá procurar que el entorno esté ventilado en todo momento.
El arquitecto José Antonio Sosa considera que la medida, en cierta manera, es un error porque las cubiertas de chapa que detalla la Consejería en su informe pueden alcanzar unas temperaturas de 65 grados al sol. “Es como el techo de un coche, cuando llega el verano y entras en tu vehículo, es mortal”, afirma. Asegura que comprende la propuesta porque es urgente actuar, pero subraya que la mejor solución a largo plazo es plantar árboles.

Otras alternativas
“Si quieren tomar medidas provisionalmente hasta que los árboles crezcan”, dice, “lo entiendo perfectamente”. “Pero hay otras alternativas que son más lógicas en lugar de una cubierta horizontal de chapa”, apostilla. Indica que, aunque el aire va a correr por debajo, el calor va a incidir “como un radiador”. Señala que es fundamental buscar especies adecuadas como pueden ser, por ejemplo, los flamboyanes.
El experto apunta que, junto a su grupo de investigación en la universidad, está cerca de patentar un producto que permita dar sombra en climas subtropicales como el de Canarias donde la radiación solar es mucho más alta que la temperatura del aire. “Aquí no hace 45 grados como en Córdoba, pero cuando te pones debajo de un techo pasas más calor que en la ciudad andaluza”, asevera.
Un sol más fuerte
Considera que, “paradójicamente”, un techo cubierto de chapa podría funcionar mejor en urbes de la Península porque en las Islas el sol “es mucho más fuerte”. Sosa, además, es miembro de la Asociación para la Defensa del Árbol y del Paisaje de Gran Canaria (ADAPA). Defiende que los árboles, por su efecto de evapotranspiración, son la mejor fórmula para conseguir una sensación de enfriamiento.
“La gran ventaja también es que el aire circula entre las hojas, te está produciendo una sombra ventilada”, reflexiona el arquitecto. Una de las últimas novedades sobre el tema llegó el pasado 6 de junio, cuando la Consejería de Educación anunció que invertirá siete millones de euros en 160 espacios de sombra en los centros educativos.
Espacio exterior
El área de Poli Suárez puso como ejemplo el CEIP Juan García Pérez, en la localidad de San Isidro (Granadilla de Abona, Tenerife). Allí, explicó la consejería, “la instalación de las nuevas zonas de sombra ha transformado significativamente el uso del espacio exterior por parte del alumnado, especialmente en los meses de más calor”.
El miembro de ADAPA insiste en que “hay que plantar árboles a mansalva, en todos los huecos, en todas las esquinas, en todos los espacios que podamos”. Los árboles son el mejor refrigerante del mundo. Yo se lo digo a mis alumnos, la máquina más perfecta de acondicionamiento en un edificio es la parra”, apostilla.
Espacios deportivos
El plan que ha elaborado Educación también aborda el asunto de las sombras en los espacios deportivos de los centros. Para Sosa, si se trata de un polideportivo cubierto la clave está en ponerle placas fotovoltaicas porque “vuelven a dar sombra”. “Esas soluciones son siempre mejores que un techo de chapa horizontal porque esa es la peor solución que puedes hacer para enfrentarte al cambio climático”, añade.
“Tenemos un calentamiento global que hace que necesitemos plantar muchísimos más árboles, bajan la temperatura de una calle hasta 15 grados. Hay una especie de rechazo de la naturaleza porque estamos acostumbrados a vivir en entornos asfaltados y hormigonados. Te aseguro que no hay nada más bonito que ver hojas en el suelo”, reflexiona.

