El divulgador y científico Javier Santaolalla, físico, youtuber y exinvestigador del CERN, ha recibido de manos del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la Encomienda con Placa de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio, un reconocimiento que distingue su labor como uno de los grandes referentes de la divulgación científica en España.
En esta entrevista con Atlántico Hoy, Santaolalla reflexiona sobre el valor de la ciencia, la educación y sus próximos retos, siempre enfocado en su repercusión en el Archipiélago que lo ha visto crecer.
Democratizar la ciencia
[Pregunta] ¿Qué significa para ti recibir la Encomienda de la Orden Civil Alfonso X el Sabio? ¿Cómo fue el momento en que te enteraste del galardón? ¿Qué crees que representa para la divulgación científica en España?
[Respuesta] Para mí fue un gran honor, un reconocimiento a un trabajo hecho con mucho cariño, con mucha pasión, un trabajito de hormiga aquí desde Canarias, con mucho corazón y con muchos valores en aportar conocimiento a la sociedad. Fue una sorpresa porque son esas cosas que uno no espera; simplemente trabajas día a día dando lo mejor de ti y, de repente, llega algo así. Creo que también es un empujón importante para la divulgación que hacemos muchos compañeros en redes sociales, alejada de los marcos tradicionales que suelen ser los más premiados. Que se reconozca a quienes trabajamos con la juventud y en entornos más modernos es una señal de que la divulgación tiene que llegar a toda la sociedad.
Llevas años acercando la ciencia a millones de personas. ¿Cómo ha cambiado la divulgación desde que empezaste? ¿Qué papel crees que tienen las redes sociales en el futuro de la comunicación científica?
Cuando yo era joven, una persona solo podía aprender ciencia en la universidad o de forma muy puntual y chiquitita en televisión o en los periódicos. Lo que hemos conseguido con la divulgación en redes es llegar a muchas más personas, especialmente a quienes no pertenecen al mundo académico. Las redes sociales son más cercanas; los libros muchas veces son una barrera para quien no está acostumbrado a leer. Por lo tanto, yo creo que las redes han hecho una labor muy importante también de permitir llegar a un público más amplio.

Importancia de la educación
Tu forma de comunicar destaca por su cercanía, su humor y su capacidad de hacer fácil lo complejo. ¿Cómo consigues equilibrar el rigor científico con la necesidad de comunicar de manera entretenida?
Ser cercano y entretenido me sale casi solo, es parte de mi carácter. Nunca me he sentido cómodo con una forma de hablar más pedante o elitista. Quizás lo más complicado es, siendo eso lo más natural para mí, jugar con las bromas, con el humor, pero también con los símiles y los ejemplos, y mantener clara la distinción entre un símil y la realidad. Pero después de diez años de trabajo he aprendido a crear puentes entre el lenguaje más técnico y el lenguaje popular, para que a la vez sea algo real y cierto, y que la gente lo pueda entender e incluso divertirse.
Vivimos un momento de sobreinformación, fake news y pseudociencia. ¿Cómo puede la ciencia afianzarse como fuente de confianza y qué papel juegan los divulgadores en ello?
Es cierto que las fake news se han puesto muy de moda y que es un tema recurriente, pero no creo que sea un problema especialmente grave dentro del ámbito científico. Me preocupan más las noticias falsas relativas a la actualidad, la política o economía, que son más comunes y peligrosas. Al final, el terraplanismo, por ejemplo, es un fenómeno marginal. Como divulgadores es importante alertar a la población sobre la existencia de este tipo de cosas y recordar que la educación, la lectura y el estudio son el mejor mecanismo para protegerse frente a técnicas de manipulación social.
Impulsar más la ciencia
¿Crees que la educación científica en España, y en concreto en Canarias, está a la altura de los desafíos del siglo XXI?
Sí, tanto en Canarias como en el resto de España, la gente está muy preparada. Siempre se puede leer más, estudiar más, formarse más, pero prefiero mantener una doble visión: una optimista, porque tenemos una sociedad bien formada y un nivel educativo alto; y otra constructiva y crítica, porque no podemos caer en la autocomplacencia. Hay que seguir pendientes de la educación, sobre todo de los jóvenes, porque cada vez hay más medios de distracción y fuerzas que llevan a las personas a alejarse del estudio.
Ahora que Canarias está ganando peso en el panorama científico con proyectos como el parque tecnológico de Fuerteventura, ¿cómo ves el papel del archipiélago en ese contexto global?
Seguimos siendo un territorio en medio: no estamos al nivel de Estados Unidos, Japón o Alemania, pero eso hace que también tengamos que tener una visión de futuro crítica, que se puede mejorar. Hay que mantener ese doble mensaje: optimismo, pero también autocrítica. Tenemos muy buenas universidades, muy buena educación y centros punteros como los astrofísicos, además de que se están planeando importantes proyectos de futuro. Pero todavía la política puede impulsar más la ciencia, y los sectores públicos también pueden ayudar más a que se transmita conocimiento y se apueste por la educación de los jóvenes. Es importante recordar continuamente que necesitamos más apoyo a la ciencia, a la educación, a la cultura, al conocimiento, y más apoyo a la juventud.
Próximos proyectos
Y volviendo a ti, con tantos logros a tus espaldas, ¿hay algún sueño o meta que aún te gustaría alcanzar dentro de la divulgación o la investigación científica?
La verdad es que no trabajo con grandes metas; no tengo objetivos fijos que cumplir. Pero sí hay cosas que me motivan mucho, como el proyecto que estoy haciendo ahora, El Club de la Tusa. De hecho, lo presentaré en el Teatro Pérez Galdós en la primavera de 2026. Este show que estoy haciendo por el mundo lo voy a poder hacer aquí en las Islas, algo que me hace especialmente feliz.
Ojalá, como un sueño, poder llegar a más población, a más gente, con este mensaje de que el conocimiento nos ayuda a ser más felices, nos hace más libres, nos ayuda a tener una mejor convivencia. Y este mensaje, además, en particular en Canarias, me hace muy feliz cuando cualquier cosa que hago tiene repercusión insular. Puedo pedir un sueño cumplido: ser reconocido en mi tierra y ser un aporte positivo para los jóvenes y para todo el mundo.
¿Puedes contarnos un poco más sobre este proyecto?
Este show mezcla filosofía, piano, música y ciencia, y me motiva muchísimo sacar la ciencia de su espacio académico para llevarla al escenario. Antes decía que las redes sociales han ayudado a eso, pero todavía hay mucho camino que recorrer. Es todo un reto llevar un espectáculo científico a un teatro como el Galdós y llenarlo. No va a ser fácil, pero bueno, ¿para qué están los retos sino para llevarnos al límite, ¿no?