Joel Domínguez, futbolista juvenil de la UD Las Palmas, condenado por maltratar a su pareja

La sentencia le sanciona con 40 días de trabajos en beneficio de la comunidad y un año de alejamiento y comunicación con respecto a la víctima

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Joel Domínguez, a la izquierda, sale cabizbajo de los juzgados acompañado del abogado José María Aranda. / AH
Joel Domínguez, a la izquierda, sale cabizbajo de los juzgados acompañado del abogado José María Aranda. / AH

El Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Las Palmas de Gran Canaria ha condenado a Joel Domínguez, futbolista juvenil de la Unión Deportiva Las Palmas, por maltratar a su pareja. La sentencia, después de que el jugador reconociera los hechos, le sanciona a 40 días de trabajos en beneficio de la comunidad, un año de alejamiento —a menos de 500 metros— y prohibición de comunicación con respecto a la víctima y dos años de privación de tenencia de armas.

El testimonio de tres testigos —uno de ellos policía, que presenció y comunicó la agresión—, después de que la víctima no quisiera declarar en el juzgado, fue suficiente para que el futbolista de la UD Las Palmas fuese condenado por un delito de maltrato. La pareja, que no quiso denunciar, también se negó a ser reconocida por un médico.

Hechos probados

La sentencia apunta como hechos probados que Joel Domínguez "movido por el propósito de causar un menoscabo en la integridad física de la mujer a quien estaba sentimentalmente unido, le propinó varios golpes en su anatomía en forma de empujones, patadas y sujeción con fuerza por los hombros".

Joel Domínguez, futbolista juvenil de la UD Las Palmas condenado por maltrato. / UDLP Cantera
Joel Domínguez, futbolista juvenil de la UD Las Palmas condenado por maltrato.
 

El futbolista reconoció los hechos y en la propia sentencia se señala que la joven agredida "no quiso ser reconocida por el médico forense ni empreder acciones penales y civiles contra el encausado". Joel estuvo detenido desde el pasado domingo, cuando sucedieron los hechos hasta este martes. A escaso cinco minutos para las dos de la tarde, el joven condenado salía de la Ciudad de la Justicia acompañado por su abogado, José María Aranda. Fuera de los juzgados le esperaba su familia con la agente que le gestiona su carrera profesional.