Kirian, el fútbol de la UD Las Palmas y la diferencia entre lo importante y lo urgente

El mediocentro de Candelaria ya ejerce de capitán general en Primera División con la UD Las Palmas

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Kirian pugna con Óscar Rodríguez por la pelota durante el partido entre la UD Las Palmas y el Getafe CF. / ÁNGEL MEDINA G. - EFE
Kirian pugna con Óscar Rodríguez por la pelota durante el partido entre la UD Las Palmas y el Getafe CF. / ÁNGEL MEDINA G. - EFE

Mi suegro fue representante de futbolistas. Su vida en ese negocio da para un libro, aunque el problema es que si lo publica —y alguna editorial se atreviera a sacarlo a la calle— más de uno podría acabar en la cárcel. Así que, de momento, optamos por hablar del asunto durante las sobremesas de encuentros familiares. Todo es más tranquilo y, sobre todo, menos temerario. De todas las historias, las que cuenta de Lopera son mis favoritas —la renovación que le sacó para Alexis Trujillo, después de dejarse fotografiar con Jesús Gil en el hotel Los Lebreros 24 horas antes de un Betis-Atlético, debería explicarse en algunos MBA—.

El asunto es que, además, mi suegro sabe de fútbol. Tiene ojo y le gusta. Un sábado, si no está en un partido de la cadena del CD Sobradillo igual lo pillas en uno de los infantiles del CD Ofra o en uno de los cadetes del CD Laguna. Entre tanto fútbol, él fue el primero que me habló de Kirian Rodríguez. "Tienen ahí, en Las Palmas C, a un pibe de Candelaria que es mejor que todos los mediocentros del primer equipo". Eso me lo dijo hace bastantes años ya, un día que vino a Gran Canaria y acabamos en Las Coloradas, como no podía ser de otra manera, en un encuentro de juveniles.

Caminar y pensar

La historia es que cada vez que voy a ver un partido de la Unión Deportiva Las Palmas y veo a Kirian, me acuerdo de mi señor suegro. No se equivocaba el hombre: Kirian es un pedazo de jugador, de esos que valen el precio de una entrada. En un fútbol donde todo está medido al milímetro —la dieta del futbolista, los kilómetros que recorre un futbolista, el número de pases que da correctamente o no un futbolista, los regates que hace un futbolista, el espacio que ocupa un futbolista—, donde cada vez tienen más peso los entrenadores —vivimos la época donde los equipos lleva el apellido de su técnico: el City de Guardiola, el Barça de Xavi, el Girona de Míchel, la UD Las Palmas de Pimienta, el Bayer Leverkusen de Xabi Alonso, el Arsenal de Arteta, el Liverpool de Klopp o el Aston Villa de Emery—, ver a Kirian es alegría y es esperanza. Es como volver al juego de la infancia, al de la raíz, el que se mete en sangre en la cancha del barrio, en el que la diferencia la marcan la imaginación y la habilidad con la pelota.  

Kirian es un futbolista valiente. Pero es valiente porque quiere la pelota, porque la quiere pegada al pie para romper líneas del rival —con un regate o con un pase—, porque la respeta, porque sabe que la pelota no se mancha. No es el más rápido, no es el más vertical, no es el más desequilibrante en el uno contra uno, pero es una gozada verlo jugar al fútbol porque lo hace fácil. Lo hace fácil y eso es suficiente para convertirlo en un futbolista superior. En un deporte donde cada vez tienen más peso la fuerza y la condición física, Kirian a veces camina y piensa. Camina y piensa... ¡Camina y piensa! ¡Qué barbaridad! ¡No hay mayor acto de desobediencia en el fútbol actual que eso! Es, probablemente, el más inteligente, el que más quiere a la pelota, el que mejor interpreta de qué va esto del fútbol. Con eso le basta. Y eso es una auténtica gozada, es una maravilla para cualquier espectador.

Sin complejos

Ahora que es capitán general en Primera División, a veces me da por fantasear qué pasaba por la cabeza de Kirian cuando intentaba asomar la cabeza en el fútbol con Las Palmas C en cualquier campo perdido de la mano de Dios en Gran Canaria. Dónde se imaginaba dentro del juego después de ser descartado por el CD Tenerife y tener que batirse el cobre contra el Costa Ayala o el Becerril. O qué miedos le asaltaban mientras seguía su tratamiento contra el linfoma de Hodgkin. Me gusta imaginarlo dando prioridad a lo importante frente a lo urgente, igual que cuando la pelota quema frente a la presión del contrario.

Disfrutemos de Kiran. No lo comparemos con futbolistas de otras etapas gloriosas del club. Ni a él ni a Mika Mármol, ni a Julián Araujo, ni a Saúl Coco —no lo olviden: Coco o muerte—, ni a Benito, ni a Sergi Cardona, ni a Moleiro. Quitémonos complejos de encima, acabemos con fantasmas del pasado que lastran cualquier paso hacia delante. Ellos son lo suficientemente buenos como para valorarlos por lo que son. Es su momento, es nuestro momento con esta UD Las Palmas. Gocemos con este equipo y con su fútbol. Nos hace diferentes al resto. Ni mejores ni peores, pero sí custodio de una manera de entender el fútbol en la que pesa más lo importante frente a lo urgente.