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Sociedad

La Ley Celáa podrá traer efectos negativos al alumnado en la próxima EBAU de Canarias

Un informe ahonda en los motivos del alza en la nota media de la selectividad y los profesores apuntan a que las notas no se corresponden con la realidad

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Prueba de selectividad / EFE

¿Están los estudiantes cada vez más formados? Esta es la pregunta de la que parte el informe elaborado por EsadeEcPol titulado 'La subida de las notas de Selectividad: ¿Inflación o competición?'. En los últimos años la nota media de la Selectividad ha aumentado de un 8,75 sobre 14 en el curso 2015/2016 a un 10,34 en 2021/2022. 

Las hipótesis que explican el aumento de las notas según el estudio son dos. Por un lado, valorar el hecho de que el alumnado esté cada vez más preparado, se esfuerce más y tenga un mayor conocimiento, y por otro, que las notas se inflen durante Bachillerato para favorecer a los estudiantes y que puedan optar a carreras universitarias. En Canarias, además, los profesores plantean un nuevo escenario que explicaría que las notas aumenten cada vez más al ritmo que las exigencias bajan: la Ley Celáa o también conocida como LOMLOE

De la teoría a la práctica 

"Creo que la LOMLOE tiene efectos negativos. Algunos necesitamos más tiempo para adquirir determinadas capacidades y no ocurre nada. Otros, al contrario, somos buenos en unas cosas y malos en otras. La ley figura muy bien en el papel, pero en la práctica no nos permite desarrollar aquello en lo que el alumnado es bueno. Cuando empiezas a valorar con lo que se les va a calificar se intenta ser objetivo y lo que consigues es todo lo contrario", confiesa la profesora de Filosofía del IES Politécnico Las Palmas. 

"He pasado por seis leyes educativas", cuenta Eugenio Yavar, profesor de Lengua en el IES El Rincón, "Creo que la LOMLOE es muy burocrática, tienes que detallar mucho todo lo que haces y lo que no haces y no lo hacemos, porque la realidad es que nosotros no disponemos del tiempo para poner cada criterio de cada actividad, estaríamos todo el día trabajando y eso es imposible. La nueva ley pretende ser más flexible, pretende que el alumnado pase de curso, pero mi experiencia con respecto al año pasado es que al final repitieron más alumnos de los que repetían con la ley anterior, porque la ley anterior estaba más clara. A mi no me facilita en nada, no cambia mucho, un papel no te hace cambiar la docencia", critica Yavar. 

Viaje al futuro de la EBAU

Lo peor está por venir. "Tengo 62 años y he pasado por muchos sistemas educativos. Si lo comparo con los primeros sistemas evidentemente ha bajado el nivel, pero de manera alarmante", alerta Eugenio Yavar.

"Creo que hay alumnado muy bien preparado y que el problema muchas veces lo tenemos nosotros. Al cambiar tanto el sistema educativo te va desconcertando y a lo que hemos acudido es a quitar contenido y a ceder en determinados aspectos", asegura el docente. "En cuarto de la ESO hay una titulación muy barata como la llamo yo. Si no titulas a un alumno ¿qué va a hacer con su vida? Ahí es cuando vienen las bajadas de nivel". 

Yavar dice que "a la generación que ha venido del confinamiento, los que están ahora en cuarto de la ESO, la pandemia les ha repercutido mucho en su nivel de trabajo y en bastantes aspectos. Esta generación va a salir mal. En este aspecto lo que estamos notando es que va a peor". Algo con lo que coincide la profesora de filosofía. "Se les está mintiendo con la nota de Bachillerato, porque además ellos creen tener esa nota y merecer esa nota y esto viene a todos los niveles. Por otro lado, ellos entienden que se les debe dar porque si no les frenas en sus expectativas, es una mezcla. Tienen que aprender a fracasar y que no pasa nada, son etapas de la vida".

Alumnos haciendo la pruebas de acceso para la Universidad (EBAU) / ARCHIVO 

Incrementar la opcionalidad 

En el informe, que emplea una base de datos única y no explorada hasta la fecha —el Sistema Integrado de Información Universitaria del Ministerio de Universidades—, que incluye a todos los estudiantes que han realizado la Selectividad desde 2013, y sus resultados en los componentes de la nota final de la Selectividad, se proponen cinco medidas para fomentar la competición justa y evitar los fenómenos de inflación. La primera de ellas es incrementar la opcionalidad en las pruebas. 

"Los organizadores de la prueba en los antiguos modelos de examen incidían en que hubiera una opción A y una opción B y en muchas opciones no era conveniente que fueran partes diferentes, porque eso generaba que el alumno se estudiara la mitad del curriculum. La opcionalidad y aumentarla tenía unas razones en el año del confinamiento y años posteriores, pero en la actualidad no creo que aumentar la opcionalidad sirva para acreditar las competencias, más bien sería lo contrario", opina Antonio Adelfo, coordinador general de la EBAU. 

Eliminar medidas excepcionales 

La segunda propuesta del informe gira en torno a eliminar las medidas académicas provisionales que se tomaron durante la pandemia. 

Durante la pandemia, tal y como recoge el informe, se implantaron dos medidas. "Por un lado, suavizar los criterios de evaluación de Segundo de Bachillerato afectando a la nota final. Por otro, se dieron mayores facilidades en cada una de las pruebas del examen, tanto de la fase general como de la específica". 

Grupo de estudiantes hacen un examen en Canarias./ EFE- Archivo

Reducir el peso de Bachillerato

Reducir el peso del expediente académico del Bachillerato al 50% o al 40% en vez de un 60% como sucede en la actualidad es otra de las medidas para potenciar la igualdad de resultados en la EBAU, algo en lo que difieren los docentes. 

"No estoy de acuerdo para nada", dice el profesor del IES El Rincón. "Lo que tenemos es que darle más peso al Bachillerato. Si bien en la ESO tenemos que agilizar, porque es un título estrictamente necesario, en Bachillerato hay que reforzar el currículum", explica. 

Adelfo cree que "es algo crítico porque cuando hay un 60% de Bachillerato y un 40% de EBAU se dice que la selectividad pesa demasiado. El 50-50 sería una opción pero no creo que sea necesariamente la mejora para reducir la inflación de la nota", discrepa. 

Pruebas comparables y correciones fiables 

El informe también propone aumentar la coherencia y objetividad de la evaluación mediante pruebas más comparables entre comunidades autónomas y un sistema de corrección más fiable. 

"Han comparado exámenes como el de Lengua en Madrid y en Canarias. Aquí es muy competencial y es accesible desde esa perspectiva. El de Madrid es mucho más teórico. ¿Qué problema está habiendo? Que a lo mejor yo pongo un diez y el alumno llega a la EBAU y saca un seis. ¿Son los niveles de las pruebas los que hay que corregir o la manera en la que corrigen los profesores? Yo creo que hay que incidir en cómo se corrigen esas pruebas", insiste el docente de El Rincón. 

El coordinador general de la EBAU asegura que "los sistemas de corrección son todo lo fiables que pueden ser". Antonio Adelfo pone el foco en la falta de tiempo de los correctores. "Se trata, en la medida de lo posible, de que esté el mejor profesorado cualificado, pero para que pueda hacer su labor correctamente necesita tiempo y eso es precisamente de lo que no dispone. Nuestros correctores tienen tres o cuatro día para corregir. Pedirle a una persona que corrija con todo el rigor en tres días, en el mejor de los casos 90 exámenes tendría que ir unido a que los centro educativos de secundaria realmente supieran que este profesorado está haciendo una labor importantísima, relevante y que debe tener el tiempo necesario para acometerlo", denuncia.

Prueba de madurez 

La última medida propuesta por la EsadeEcPol se centra en la realización de una prueba de madurez que permita mayor coherencia y provoque cambios curriculares y mejoras de aprendizaje reales.

Eugenio Yavar explica que "con el cambio de la ley se pretende que el examen sea más competencial, menos memorístico, más de desarrollo. Buscar distintas formas y fuentes. Hay que variar las fórmulas sin quitarle los contenidos a los que se tienen que enfrentar, porque si flexibilizas demasiado durante la etapa de la enseñanza llegan a la universidad o a un Bachillerato donde te van a  pedir un examen puro y duro y no van a saber enfrentarlo". 

¿La solución real? 

Los profesores apuntan a que hay una solución básica para poder afrontar una enseñanza de calidad. En primer lugar, Yavar apuesta por establecer una ley educativa que perdure en el tiempo más allá de una legislatura. "Creo que los partidos políticos tienen que sentarse seriamente y tomar un acuerdo de Estado. Las leyes no pueden cambiar así de esta manera. Yo llevo 30 años en la docencia y he vivido siete cambios educativos y eso no es posible. Esos cambios que se proponen no te mejoran la calidad de enseñanza".

Además, el profesor insiste en que las medidas implementadas durante la COVID-19 no deberían caer en el olvido. "La gran diferencia que hay en la pandemia son las ratios. Yo pasé de 16 alumnos a 35 este año. Esa es una de las cuestiones que hay que cuidar en Bachillerato. En la ESO cada vez tenemos más alumnos con necesidades educativas especiales y necesidades de apoyo. Los centros deberían reforzarse en personal, porque los materiales y el refuerzo, son cuestiones primordiales. No puedes atender a 35 alumnos de forma correcta y se nota porque ni la calidad educativa es igual, ni la atención".