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Imagen de dos personas clasificando ropa donada / PEXELS

La Ley de Residuos frena la donación de ropa en Canarias: “No podemos recogerla, sería ilegal"

La ley de residuos tiene el objetivo de impulsar la economía circular, pero ahora donar ropa requiere de trámites legales, registros oficiales y procesos técnicos que muchas organizaciones no pueden asumir

Es hora de hacer limpieza en el armario y sacar aquel suéter que hace años que no te sirve, o esos pantalones a los que nunca quitaste la etiqueta y ya no puedes devolver. Es un proceso básico: sacamos la ropa, la metemos en unas bolsas y se las entregamos a nuestra vecina —"ella es voluntaria en Cáritas, sabrá dónde entregarla"—. 

Aunque muchas personas siguen dejando ropa en los contenedores o, justamente, a entidades como Cáritas con la esperanza de ayudar a quienes más lo necesitan, la realidad ha cambiado. Desde la entrada en vigor de la Ley 7/2022, que impulsa la economía circular y adapta el marco normativo a las directivas europeas, donar ropa ya no es lo que era. Un gesto solidario hoy requiere de trámites legales, registros oficiales y procesos técnicos que muchas organizaciones no pueden asumir. Con esta ley, la ropa usada depositada en contenedores o campañas estructuradas pasa a ser considerada residuo textil, con todo lo que ello implica.

Jerarquía de residuos

La nueva legislación establece una jerarquía en la gestión de residuos: prevención, preparación para la reutilización, reciclaje, valorización y eliminación. Además, fija objetivos ambiciosos: reducir un 13% los residuos en 2025 y un 15% en 2030 respecto a 2010, con mínimos de reciclaje del 55% en 2025, 60% en 2030 y 65% en 2035.

El texto impone también una recogida separada obligatoria de los residuos textiles antes del 31 de diciembre de 2024 y prohíbe su destrucción indiscriminada, especialmente cuando se trata de excedentes no vendidos. En otras palabras, la ropa donada debe ser tratada como residuo industrial.

Sin recursos para cumplir la ley

A partir de ahora, las ONG que quieran seguir recogiendo ropa deben estar registradas como gestores autorizados de residuos. Cáritas Diocesana, por ejemplo, ha dejado de recoger ropa en muchas zonas de Canarias porque no puede afrontar los costes ni cumplir con todos los requisitos legales.

Esto ha generado un problema de acceso para muchas familias en situación de vulnerabilidad, que se quedaban con esa ropa de segunda mano, y también para quienes donaban con buena intención. Ni lavar ni entregar ropa de forma informal para que las organizaciones la donen está permitido ya. Todo debe pasar por procesos de higienización, trazabilidad, etiquetado y clasificación.

Donar ropa ya no es sencillo

Donar directamente a otra persona sigue siendo legal. Lo que la ley regula es la entrega en sistemas estructurados de recogida, como contenedores, mercadillos solidarios o campañas organizadas. Y, aunque algunas comunidades trabajan en convenios para apoyar a las entidades sociales, muchas han paralizado su actividad.

En Canarias, el impacto ha sido directo. Como cuenta Francis Rivero, técnico de Cáritas Diocesana y responsable del proyecto Espacios con Corazón, “se ha tenido que parar la recogida desde el 30 de junio”. La decisión se tomó tras una circular interna en la que se pedía cumplir la normativa sin excepción.

Soluciones alternativas

Durante años, Cáritas mantuvo activos los llamados “roperos”, espacios donde voluntarios recogían, clasificaban y distribuían ropa. Parte del excedente se entregaba a la Fundación Ataretaco, con quien siguen colaborando. Pero ahora, este modelo informal ha quedado obsoleto a causa de la nueva ley. “La ley ya es efectiva, aunque se esté adaptando aún parte del reglamento”, explica Rivero. “No tiene sentido seguir prestando un servicio que está al margen de la ley. Hemos parado, pero queremos reconvertirlo”.

¿Qué hacía Cáritas hasta ahora? Recogían la ropa donada y llevaban a cabo una selección de la misma: la que se podía reutilizar por parte de las familias vulnerables y la que no podía usarse se empleaba para talleres o actividades "donde se cogían los retales y se fabricaban bolsos, neceseres o adornos" para luego venderlos en mercadillos. 

Una alternativa comunitaria

Como eso ya no se puede hacer, la propuesta de Cáritas para adaptarse a la nueva ley se llama Espacios con Corazón. Este proyecto que va más allá de una simple tienda. Se trata de crear espacios de encuentro social, donde la ropa usada se venda a precios bajos, se promueva la sostenibilidad y se fomente la conciencia ambiental.

El modelo se inspira en las tiendas de segunda mano europeas —conocidas como Charity Shop— o en el proyecto Moda re-, impulsado por Cáritas Española, que ya gestiona naves industriales, contenedores, tiendas e incluso la contratación de personas en situación de vulnerabilidad en la Península. 

Imagen de una tienda de Moda re- / MODA RE-

Sin recursos, sin tiendas

Pero como señala Rivero, “en Canarias vamos a otro ritmo”. Para abrir tiendas aquí, primero necesitan materia prima —ropa— que ya no se puede conseguir con una simple donación y limpieza de la misma. Tampoco se puede transportar la ropa de Canarias a la Península para su tratamiento y regreso al archipiélago, "tanto por los costes como por la huella de carbono que supondría", explica Rivero. 

Por ello, Cáritas en las islas busca seguir fomentando la colaboración con Ataretaco —que lleva años trabajando en el reciclaje de la ropa— porque "están construyendo una nava con capacidad para el reciclaje textil". La idea es que la entidad pueda comprar la ropa ya higienizada, ionizada y etiquetada para su venta en Espacios con Corazón.

Una tienda y un espacio de vida

La diferencia clave con Moda re- es que Espacios con Corazón no contrata personal, sino que funcionará con voluntariado y participantes del entorno comunitario. Asimismo, no busca beneficio económico, sino reinvertir en proyectos sociales y crear comunidad.

Además de vender ropa, el espacio acogerá charlas, talleres de costura y customización, exposiciones y actividades que fomenten el derecho a vestir con dignidad y el cuidado del planeta. “Queremos que sea un lugar donde las personas se encuentren, con independencia de su situación económica”, afirma Rivero.

El papel de los ayuntamientos

Pero no todo puede recaer en los donantes o en las entidades que reciben la ropa. La Ley 7/2022 obliga a los ayuntamientos a sacar licitaciones para el tratamiento de residuos textiles, como ya hacen con el vidrio o el papel. Pero en muchos municipios, este proceso aún no ha comenzado. “Vamos con retraso y la gente tira la ropa en los contenedores orgánicos”, lamenta Rivero. Por eso, insiste en la urgencia de concienciar a la ciudadanía: “Hay ropa en perfecto estado que está acabando en el vertedero”.

Y si Cáritas no recoge ropa, ¿qué hago? Rivero recomienda a quienes quieren donar que "utilicen contenedores autorizados, como los de Ataretaco" o que entreguen la ropa directamente a personas conocidad que la necesiten. Mientras tanto, siguen trabajando a contrarreloj para poner en marcha Espacios con Corazón y evitar que el cambio normativo suponga la desaparición de una labor solidaria con décadas de historia en Canarias.