Un grupo de investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) ha descubierto que la contaminación por plásticos está extendida por toda la Corriente Canaria, una zona fundamental para la pesca en España y la Unión Europea.
El estudio, publicado en la revista científica Marine Pollution Bulletin, ha utilizado a las pardelas cenicientas (Calonectris borealis), unas aves marinas, como indicadores de este grave problema ambiental.
1.159 fragmentos de plástico
Para llevar a cabo la investigación, los científicos analizaron el contenido estomacal de 116 crías de pardela cenicienta en Tenerife, Gran Canaria y Lanzarote. Los resultados fueron preocupantes: más del 90 % de las aves habían ingerido plásticos, acumulando un total de 1.159 fragmentos. La mayor parte eran fibras blancas o transparentes, similares a las que se desprenden de redes y cabos de pesca.
Las pardelas cenicientas son aves que pasan casi toda su vida en mar abierto y solo regresan a tierra firme para criar. Se alimentan de peces y calamares que capturan zambulléndose en el agua, lo que las convierte en excelentes indicadores de la calidad ambiental del océano.
El investigador del MNCN Airam Rodríguez ha explicado que “a pesar de que los adultos se alimentan en zonas diferentes, los polluelos presentaban la misma cantidad y tipo de plásticos en todas las islas”. Este descubrimiento sugiere que la contaminación plástica está presente de manera uniforme en toda la Corriente Canaria.
Más especies afectadas
Los polluelos analizados eran ejemplares que, en su primer intento de vuelo entre octubre y noviembre, se desorientaron por la contaminación lumínica y chocaron contra edificios, farolas o antenas. Cuando fallece debido a esta colisión, el equipo estudia el contenido estomacal de cada ejemplar.
Al no haber podido alimentarse por sí mismos antes de abandonar el nido, los investigadores pudieron determinar que los plásticos ingeridos provenían del alimento que sus padres habían capturado en el océano.
La Corriente Canaria es una zona de gran riqueza biológica que influye en el clima y los ecosistemas marinos de Madeira, Cabo Verde, Canarias y las Islas Salvajes. Sin embargo, la acumulación de plásticos pone en riesgo no solo a las aves, sino también a muchas otras especies y a la calidad del agua.
Necesaria una respuesta global
El estudio destaca la importancia de establecer programas de monitoreo de plásticos en el mar y subraya el valor del biomonitoreo con aves como herramienta para evaluar la salud del océano, dado que el alto nivel de plásticos en estas aves no solo afecta a la fauna, sino también a la calidad de los ecosistemas marinos de los que dependemos para la pesca y la alimentación, advierten.
Más allá del problema local, la investigación subraya la necesidad de una cooperación internacional para combatir la contaminación plástica en los océanos, ya que este tipo de residuos no entiende de fronteras y afecta a grandes ecosistemas marinos en todo el mundo.
