Alrededor de 130 familias tienen una o más personas con implante coclear en Santa Cruz de Tenerife. Una discapacidad que afectas a personas sordas o con problemas auditivos que, aunque le permite comunicarse a través del lenguaje, la familia sufre porque tiene que verse implicada para que pueda verse un éxito.
Una cifra, las más de 130 en la capital, que refleja la importancia de ser un foco de atención propio para los afectados, sobre todo por lo costoso del dispositivo y del mantenimiento de este.
Mi Mundo en SIlencio
Para ello, Daniel Jackson puso en marcha la asociación Mi Mundo en Silencio, un colectivo que surge para apoyar a estas familias y buscar fórmulas que ayuden a costear los costes del implante.
“Esta historia nace en 2015 cuando es diagnosticada de hipoacusia mi hija Daniela. Como familia tuvimos que afrontar bastantes dificultades”, contextualizó Jackson en su comparecencia en el último Pleno del ayuntamiento. “Mi hija es el motivo por el que estamos hoy aquí”, confirmó.
Hipoacusia
La hipoacusia es una discapacidad auditiva que afecta a una gran cantidad de la población. Afortunadamente, los avances tecnológicos han permitido que se dispongan de recursos bastante avanzados, como es el implante coclear, que permitan restablecer esa pérdida auditiva y se pueda presenciar el milagro de escuchar. “Es un recurso que las personas sordas puedan comunicarse oralmente”, apostilló Jackson.
“Desde nuestra llegada a Tenerife en 2019 -desde Venezuela- en solo tres meses pudimos acceder a este recurso”, valoró Daniel sobre el implante. “Agradezco esta oportunidad porque, de hecho, Santa Cruz es la primera ciudad que nos permite presentar este proyecto”, reconoció el fundador de Mi Mundo en Silencio.
Singularidades
Para crear atención, Daniel Jackson aprovechó la ubicación de Canarias para hace runa comparativa firme. “La singularidad que tenemos como región ultraperiférica es la misma singularidad que viven las personas sordas usuarias de implante coclear. Necesitan una rehabilitación logopédica, psicopedagogía y, en algunos casos, psicomotricidad”, argumentó.
De esta manera, los costes se disparan por todas esas necesidades que requiere. “Hay familias en el Archipiélago que tienen hasta cuatro personas con implante. Esto supone que el implante y todo lo que conlleva la implantación en la persona y todos los recursos que destina la comunidad autónoma superen los 100.000 euros”.
Mantenimiento
Además, abundó Jackson, “está el mantenimiento del procesador, que es el dispositivo visible. Es sumamente costoso”. En este sentido, en su caso particular alegó que “mensualmente todo supone un alto coste que muchas veces siendo nosotros migrantes, teniendo una hija con discapacidad, es bastante complejo”.
Aun así, el motivo de Mi Mundo en Silencio es la visibilización de este colectivo que “tiene sus necesidades particulares, que son bastante complejas, que constantemente están en riesgo de exclusión y vulnerabilidad y que muchas veces nos encontramos en una situación de desprotección e indefensión”, concluyó.
¿Qué es y cómo funciona un implante coclear?
Según expresa la web implanteclocear.com, de Federación de Asociaciones Implantados Cocleares de España (AICE), El implante coclear es un transductor que transforma las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo. Estas señales eléctricas son procesadas a través de las diferentes partes de que consta el implante coclear, las cuales se dividen en Externas e Internas.
Externas: Micrófono. Recoge los sonidos, que pasan al procesador, que selecciona y codifica los sonidos más útiles para la comprensión del Lenguaje. El transmisor envía los sonidos codificados al Receptor.
Internas: Receptor-Estimulador. Se implanta en el hueso mastoides, detrás del pabellón auricular. Envía las señales eléctricas a los electrodos, que se introducen en el interior de la cóclea (oído interno) y estimulan las células nerviosas que aún funcionan. Estos estímulos pasan a través del nervio auditivo al cerebro, que los reconoce como sonidos y se tiene -entonces- la sensación de "oír". Ambas partes se ponen en contacto por un cable y un imán.
