Las microalgas no son las culpables de los cierres de las playas según expertos

Beatriz Fernández, investigadora en el grupo de Oceanografía Biológica del IOCAG, apunta que no hay estudios que demuestren una relación directa de toxicidad con daños al ser humano

Guardar

El crecimiento de las cianobacterias se produce por las altas temperaturas del mar, el poco viento y la calima / CEDIDA
El crecimiento de las cianobacterias se produce por las altas temperaturas del mar, el poco viento y la calima / CEDIDA

En Canarias se ha convertido en algo habitual el cierre de las playas por manchas en el agua. En ocasiones, se le ha atribuido a las microalgas la culpa de la prohibición al baño; no obstante, investigadores aseguran que las cianobacterias no son tóxicas para el ser humano, por lo que no sería necesario la clausura de playas por su aparición. 

Se ha producido un aumento de las microalgas, nombre genérico con el que se ha denominado a las cianobacterias. Pero ¿qué son realmente? ¿Pueden llegar a ser tóxicas para las personas? ¿Por qué se producen? Para contestar a las diferentes preguntas y dudas que surgen respecto a este fenómeno, Atlántico Hoy se ha puesto en contacto con Beatriz Fernández, investigadora en el grupo de Oceanografía Biológica del Instituto de Oceanografía y Cambio Global (IOCAG). 

"No son tóxicas"

“No hay estudios que demuestren una relación directa de toxicidad con daños al ser humano”, apunta Fernández. Las cianobacterias, su verdadero nombre, son bacterias capaces de realizar la fotosíntesis, “como si fueran plantas en miniatura”. En el Archipiélago se encuentra, sobre todo, el tipo Trichodesmium

Para la investigadora no tiene sentido cuando se dice que se cierra la playa por las microalgas, ya que “no son tóxicas”. El único motivo por el que entiende que se puedan clausurar es porque las manchas que conforman son “feas a la vista y ocupan espacio en el agua”

Beatriz Fernández, investigadora en el grupo de Oceanografía Biológica del Instituto e Oceanografía y Cambio Global / CEDIDA
Beatriz Fernández, investigadora en el grupo de Oceanografía Biológica del Instituto e Oceanografía y Cambio Global / CEDIDA

Serrín del océano

Las cianobacterias están presentes en el mar siempre dado que son típicas de aguas tropicales y subtropicales; sin embargo, ciertas condiciones fomentan su crecimiento. Se juntan formando colonias, por lo que se hacen visibles al ojo humano en forma de mancha. Estos afloramientos masivos se denominan bloom, ha explicado. 

El color marrón de las manchas se produce debido a que las bacterias tienen clorofila, que es verde, pero también otros pigmentos más rosados. Ambos se mezclan dando lugar al tono marrón. “Por ello reciben el nombre del serrín del océano”, ha puntualizado la bióloga. 

"Buenas para el sistema"

Fernández expone que estos organismos mueren muy rápido al crecer en superficie a causa del sol y la falta de nutrientes. “En algunos casos, puede morir incluso en pocas horas”, aunque si no hay movimiento de viento, pueden llegar a vivir hasta tres o cuatro días. Es en este momento de descomposición, cuando las bacterias liberan al medio diferentes compuestos. 

Las cianobacterias expulsan al mar varios compuestos como pigmentos y amonio, “pero no son malos, todo lo contrario, son buenos para el sistema porque aportan nutrientes a las aguas de Canarias”, atestigua. Estas toxinas pueden llegar a afectar a pequeños crustáceos. En el caso del ser humano, “puede causar como mucho una pequeña alergia en la piel a las personas más sensibles”. Sin embargo, para que esto ocurra, “la persona tiene que bañarse justo en medio del crecimiento masivo cuando esté liberando las toxinas”. 

Las cianobacterias en el agua, en proceso de descomposición y bajo la lupa / CEDIDA
Las cianobacterias en el agua, en proceso de descomposición y bajo la lupa / CEDIDA

Emisarios de aguas residuales

La investigadora ha reiterado que no hay pruebas de toxicidad demostrada y que no pasa nada, si por ejemplo, la persona se baña “a dos metros de la mancha”. Asimismo, desmiente que las microalgas tengan algo que ver con la E. coli, bacteria gastrointestinal. En el caso de las cianobacterias, “son inofensivas y si se ingieren, no pasa nada”. 

Fernández ha destacado un estudio que demuestra que el crecimiento de este tipo de organismos no tiene que ver con los emisarios de aguas residuales sin tratar. “La aparición de estos organismos no se da por una mala calidad del agua, sino por las altas temperaturas”, ha detallado. 

Altas temperaturas

Para que haya un crecimiento masivo de cianobacterias, la temperatura del agua debe estar entre 23ºC y 30ºC. La temperatura en Canarias suele ser más baja, pero “el agua del Archipiélago está ahora mismo en su temperatura máxima, más típica en septiembre u octubre”, ha manifestado. Esto ha llevado a una mayor aparición de microalgas en comparación con años anteriores, ya que en agosto ya se están alcanzando altas temperaturas.

Esto se suma con la falta de vientos, que mantienen el agua calmada, por lo que los organismos tienden a agruparse con mayor facilidad. Además, “la calima trae el polvo del Sáhara, que contiene nutrientes como el hierro, necesarios para que las cianobacterias crezcan”, ha añadido Fernández. 

La agrupación de microalgas se crean en la superficie y, debido al sol y la falta de nutrientes, viven poco tiempo / CEDIDA
La agrupación de microalgas se crean en la superficie y, debido al sol y la falta de nutrientes, viven poco tiempo / CEDIDA

Cambio climático

Si se juntan todas las condiciones - temperatura elevada, calma de viento y calima - “es como un cóctel explosivo para el crecimiento excesivo de estas microalgas”. La investigadora ha recordado que el organismo está presente también en invierno, pero es con estas circunstancias es cuando se generan las manchas. Estas “se forman en la superficie a una o dos millas de la costa y son los movimientos del agua las que hacen que lleguen más cerca de la playa”.

Según Fernández, en los próximos años, debido al cambio climático, el aumento de las temperaturas del océano, la modificación de los patrones de viento y la desertificación, aparecerán de manera más recurrente. “En lugar de cada dos o tres, se verán cada año. Es algo a lo que nos tendremos que acostumbrar porque aumentarán las condiciones que fomentan su crecimiento”, ha declarado. 

Por ello, concluye con que la gente se ha de acostumbrar a convivir con ellas: “Estos organismos son normales y buenos para el medio, y, al fin y al cabo, las personas hemos provocado el cambio climático, que promueve las condiciones adecuadas para su crecimiento”.

Archivado en: