El pasado 1 de diciembre fue un día récord, por lo menos en Santa Cruz de Tenerife. A las 13:40 de la tarde, el termómetro marcó 28,6 grados centígrados, una temperatura nunca antes alcanzada en la capital tinerfeña durante un mes de diciembre desde que su estación meteorológica recoge datos.
Aquella estación se inauguró en 1920. Han pasado la friolera de 104 años y nunca había hecho tanto calor en Santa Cruz durante el último mes del año, que debería estar marcado por el descenso paulatino de las temperaturas de cara a la inminente llegada del invierno.
Ese mismo día, el mercurio de la AEMET marcó una máxima de 24 grados en el aeropuerto Tenerife Norte. Una diferencia de más de cuatro grados en poco más de ocho kilómetros.
Microclimas
A cualquier canario, esta explicación le parecerá de perogrullo pero, por increíble que parezca, todavía no se había aplicado a las mediciones de la evolución del cambio climático: en un territorio tan pequeño y accidentado como son las Islas Canarias, los microclimas inciden de manera radical en las métricas que se puedan obtener sobre indicadores climáticos.
Los investigadores de todo el mundo utilizan de forma habitual los datos de plataformas como WorldClim o CHESLA, bases de datos científicas que disponen de 19 variables climáticas para regiones extensas.
Estos datos se utilizan para realizar simulaciones a futuro de cómo evolucionará la tendencia climática en regiones concretas. Los datos que ofrecen plataformas como estas son de extrema relevancia para analizar los efectos del cambio climático en los ecosistemas, pero en regiones como Canarias, donde sus efectos pueden variar enormemente entre dos barrancos vecinos porsu compleja orografía, se hacen escasos.

Un método "único"
Paula Sosa-Guillén es una física especializada en astrofísica y doctoranda en ingeniería industrial, informática y medioambiente por la Universidad de La Laguna (ULL). Su estudio se enmarca dentro del Grupo de Observación de la Tierra y de la Atmósfera (GOTA), un grupo investigador de la Facultad de Física de la universidad cuyo trabajo sirve para prever la evolución climática de Canarias mediante simulaciones. Esta misma semana, la Consejería de Transición Ecológica del Gobierno de Canarias y la ULL renovaron el convenio que financia al grupo con una partida de 731.000 euros hasta 2028.
Sus investigaciones sobre la observación y modelización del sistema Tierra-Atmósfera han llevado a Sosa-Guillén a desarrollar un nuevo método similar al de las 19 biovariables de otras bases de datos, pero con muchos más indicadores, que lo convierten, de facto, en una base de datos ad-hoc para Canarias. Esto permite analizar con precisión todas las variables que afectan al Archipiélago y monitorizar el cambio climático prácticamente barranco a barranco.
Triple de indicadores
Este modelo, en lugar de en 19 variables, se apoya sobre 53 indicadores bioclimáticos -prácticamente el triple-. Ha sido bautizado como BICI-ULL (Bioclimatic Indicators in the Canary Islands-ULL) y se presenta como un conjunto de datos único para Canarias.
La trascendencia de este nuevo modelo radica en que perimitirá mejorar la comprensión del clima y sus impactos en regiones pequeñas y aisladas con ecosistemas diversos, proporcionando información valiosa para que la comunidad científica mejore su conocimiento en este campo.
Precisión
Sosa-Guillén explica a Atlántico Hoy que "el interés [del proyecto] es que estos datos son innovadores en Canarias: hasta ahora, el resto de conjuntos de datos estaban calculados a nivel mundial, perdiendo el foco en escalas regionales, donde las particularidades del terreno no se traducían bien".
Para que el lector se haga una idea de la magnitud del avance, las bases de datos que se utilizaban hasta ahora constaban de cuadrículas de enormes extensiones, que podían alcanzar decenas o cientos de kilómetros en sus aristas. Para acercarse en el mapa, se realizaban interpolaciones de los datos generales, pero en territorios tan pequeños y abruptos como Canarias los datos resultantes perdían fiabilidad.
BICI-ULL aplica sus indicadores a cuadrículas en el mapa de tan solo 3x3 kilómetros, lo que ofrece una precisión muchísimo mayor a la encontrada en otras bases de datos y permite realizar simulaciones más realistas.
Degradación de datos
El estudio destaca que, en regiones geográficas caracterizadas por una "alta variabilidad espacial" (como las zonas costeras o montañosas), el proceso de interpolación da lugar a una "degradación de los datos que debe tenerse en cuenta".
La resolución del modelo numérico hace que los procesos físicos simulados en estas cuadrículas no puedan resolverse con precisión, lo que introduce incertidumbres en los valores obtenidos para las diferentes variables climáticas.

Clave para el análisis en Canarias
Explicado con palabras más llanas, Sosa-Guillén relata: "Esto hace que no se reflejen importantes eventos que suceden en la orografía canaria: las condiciones climáticas varían mucho en cuestión de pocos kilómetros y muchos efectos como la inversión térmica son clave para comprender qué sucede en el Archipiélago".
El nuevo conjunto de indicadores bioclimáticos promete ser un antes y un después en el análisis de los efectos de la crisis climática en las Islas. "Las Islas Canarias son un archipiélago de importante valor natural, conviviendo en él una gran variedad de especies endémicas, lo que hace imprescindible el estudio de los efectos del cambio climático", apunta su autora.

