La montaña más mágica está en Canarias: tesoros escondidos y refugio de amor

El camino hacia la cima de la montaña, de dificultad media-baja, ofrece la oportunidad de descubrir numerosos tesoros naturales y arqueológicos

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Imagen de la montaña de Tindaya, en Fuerteventura / HOLA ISLAS CANARIAS
Imagen de la montaña de Tindaya, en Fuerteventura / HOLA ISLAS CANARIAS

Las islas canarias, un archipiélago bañado por el sol del Atlántico, encierran entre sus paisajes una riqueza natural y cultural inigualable.

Entre estas maravillas se alza la isla de Fuerteventura, cuya tierra árida y salvaje guarda un secreto ancestral lleno de magia: la montaña de Tindaya.

La montaña mágica de Tindaya 

Tindaya, cuyo nombre en guanche significa "Montaña Grande", es mucho más que un simple accidente geográfico. Para los antiguos canarios, esta majestuosa elevación era un templo al aire libre, un santuario donde veneraban a los astros, invocaban la lluvia para bendecir sus cosechas y celebraban rituales sagrados.

Los arqueoastrónomos sostienen que Tindaya era como un gigantesco reloj astronómico donde los aborígenes prehispánicos marcaban el tiempo y conectaban con lo divino.

Historia de la montaña sagrada

Las laderas de Tindaya resguardan un tesoro arqueológico invaluable. En ellas se han descubierto grabados podomorfos, enigmáticas representaciones de pies talladas en la piedra, que suman más de 300 ejemplares. Estos grabados, dispuestos de manera ordenada, apuntan hacia otras montañas del archipiélago canario, como el Teide en Tenerife y el Pico de las Nieves en Gran Canaria. Se cree que esta disposición guardaba relación con la observación astronómica, el ciclo lunar y la predicción de fenómenos naturales.

Con la llegada de los conquistadores europeos en el siglo XV, las prácticas religiosas de los antiguos habitantes de Fuerteventura fueron relegadas por nuevas creencias. Tindaya, entonces, pasó a formar parte del imaginario popular como el refugio de brujas y hechiceros, alimentando un folklore rico en cuentos y leyendas. La presencia de una pequeña iglesia, la ermita de Nuestra Señora de la Caridad, erigida para contrarrestar los ritos paganos, atestigua esta transición cultural.

Qué ver en Tindaya

El pintoresco pueblo de Tindaya, ubicado a los pies de la montaña, invita a los visitantes a sumergirse en su encanto rural. La ermita de Nuestra Señora de la Caridad, declarada Bien de Interés Cultural, es un remanso de paz que merece ser explorado. Además, el espectáculo del atardecer sobre el Llano de Esquinzo añade un toque de romanticismo y misterio a la experiencia.

Cómo llegar a la montaña sagrada

Para alcanzar la cima de Tindaya, se recomienda partir desde el municipio de La Oliva y dirigirse hacia el pueblo de Tindaya. Desde allí, un sendero bien señalizado conduce a los aventureros hasta la cresta suroeste de la montaña. Es importante solicitar un permiso a la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de Fuerteventura para acceder al Monumento Natural, y abastecerse de agua y provisiones antes de emprender la ascensión.

El camino hacia la cima, de dificultad media-baja, ofrece la oportunidad de descubrir numerosos tesoros naturales y arqueológicos. Desde lo alto de Tindaya, con el viento acariciando el rostro y el sol dorando la piel, es posible contemplar la inmensidad del océano Atlántico y sentir la conexión espiritual que esta montaña mágica ofrece a quienes la visitan.

En conclusión, Tindaya es mucho más que una montaña; es un símbolo de la esencia misma de las Islas Canarias, un lugar donde la magia y la historia se entrelazan para recordarnos la grandeza y la diversidad de nuestro patrimonio cultural.

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