Ilustración del Día de la Madre. / PEPE FARRUQO
Ilustración del Día de la Madre. / PEPE FARRUQO

Las mujeres canarias deciden ser madre a los 40: “Has vivido lo que querías y lo eliges convencida"

Atlántico Hoy habla con tres mujeres que fueron madre después de los 39 años para conocer el por qué de la decisión de retrasar la maternidad

ariadna

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La maternidad ha cambiado mucho en los últimos años, tanto en Canarias como en el resto del país. Menos bebés y madres cada vez más mayores es la tendencia actual. Ser madre a los 40 ya no es algo extraño ni loco, sino que se ha convertido en una decisión habitual. Pero, ¿por qué se ha producido este cambio?¿Qué ha llevado a las mujeres a retrasar la edad de la maternidad?

Silvia, María y Leo son tres madres canarias que ayudan a entender qué hay detrás de este fenómeno. Más allá de los datos, sus experiencias dibujan un mapa de decisiones personales condicionadas por factores laborales, económicos, afectivos y, sobre todo, por una forma diferente de entender el proyecto de ser madre.

Estabilidad profesional y vital

Silvia, de 50 años, fue madre a los 39. La maternidad no estaba en sus planes iniciales. “Estudiar, encontrar trabajo, divertirme eran mis prioridades. El instinto maternal nunca lo tuve muy desarrollado, la verdad”, confiesa. 

Para ella, ese momento llegó después.  No por presión social ni familiar —"jamás me insistieron", aunque siempre hay alguien que te recuerda “que se te va a pasar el arroz”—, sino tras conocer a su pareja y alcanzar una estabilidad profesional y vital. “Cuando ya tenía 35 o 36 años empecé a plantearme que quería ser madre. Sabía que era entonces o nunca. Y la verdad, es una gozada. Hasta que no lo experimentas no lo sabes”.

Una obligación o una opción

Leo tampoco sintió presión. Fue madre a los 41, cuando la decisión se dio “sin más”, de forma natural, al encontrar la pareja adecuada, que también tiene más de 40 años. Su embarazo fue “perfecto, sin complicaciones”. 

Aunque para María, la historia fue algo distinta. Fue con 42 cuando tuvo a su bebé y hasta ese momento, sintió la presión social de desarrollarse cómo madre. “Sobre todo cuando intentas quedarte embarazada y no lo consigues. Parece que ser madre es una obligación, no una opción”. Su camino fue más complejo: tuvo que operarse por unos miomas y solo después logró el embarazo. Ya había roto con su pareja, así que enfrentó la maternidad en solitario.

Imagen de una madre y su hijo recién nacido en Canarias / AH
Imagen de una madre y su hijo recién nacido en Canarias / AH

La falta de conciliación

Con presión o sin presión, estas tres madres canarias aseguran que dieron este paso cuando lo desearon. Y, aunque todas coinciden en que “no se tiene la misma energía que a los 20”, como señala Leo, se es madre en una etapa vital más madura. “Ya has vivido todo lo que tenías que vivir, te conviertes en madre de forma convencida”, indica Silvia. 

No obstante, las desventajas también existen y para todas el reto más importante ha sido la conciliación familiar y laboral. Silvia cuenta que “el principal desafío fue compatibilizar el trabajo con la atención a la niña, sin abandonar ninguna de las dos cosas. Siempre te queda la duda de si lo estás haciendo bien”. 

“Todas las madres lo tienen difícil, pero cuando eres mayor, tus padres también lo son. Mi madre tiene 84 años y está estupenda, pero no puedo contar con ella como me gustaría”, señala Leo, con quien se ve reflejada María. Tampoco ha podido contar con la ayuda de sus padres para el cuidado de su hija al ser ya mayores y se ha visto obligada a cambiar al turno de noche en el trabajo para poder atender a la pequeña. 

Barreras 

Lo que une a estas tres mujeres no es solo la edad en la que fueron madres, sino la lucidez con la que analizan por qué lo fueron tan tarde, cuando ya sus metas profesionales y personales estaban cumplidas

Pero también señalan las barreras que lo hacen inevitable: los bajos sueldos, la precariedad laboral, la falta de vivienda asequible y la dificultad para encontrar una pareja estable retrasan cada vez más una decisión que antes se daba por hecha en la veintena.

Silvia lo resume así: “Primero hay que acabar los estudios, luego encontrar un trabajo decente —y eso lleva años— y después, si hay suerte, encontrar a alguien con quien tener un hijo. No es tan fácil”. Además, como lo ha vivido María, “no hay ayudas suficientes para una madre soltera”. 

Ser madre con sus términos

Todas ellas se alegran de haber sido madres y no se arrepienten del momento en el que decidieron serlo. Por su experiencia y el panorama actual, entienden que más mujeres opten por retrasar la maternidad a los 40 como hicieron ellas. 

Es a través de estas tres historias como se deslumbra que la baja natalidad y el retraso de la maternidad en Canarias no responden solo a una moda o preferencia individual, sino también a un modelo social que conduce a ello. Las mujeres quieren ser madres — desde una generalización y siempre respetando la decisión de quienes no —, pero quieren hacerlo en sus términos, cuando la vida —y no la presión social— se lo permite.