En la península se rinde culto a la sobrasada mallorquina o al foie francés como productos para untar con carácter, sabor y personalidad. Pero en Canarias, el verdadero secreto está más cerca de casa. Y aunque no aparece en los recetarios gourmet, se ha ganado un sitio en la mesa de muchas familias isleñas.
No hace falta buscarlo en grandes superficies. Tampoco en cartas sofisticadas. Basta con mirar hacia las raíces culinarias de Gran Canaria, donde una marca local ha conseguido convertir un producto sencillo en un verdadero imprescindible.
Un paté 100% canario
Se llama Mano de Hierro, y no es solo un nombre con fuerza: es el apellido de uno de los patés cárnicos más conocidos en Gran Canaria. Su textura suave y su sabor intenso lo convierten en un embutido ideal para untar, ya sea en pan de molde, galletas saladas o incluso en bocadillos improvisados.
Aunque puede recordar visualmente a un paté convencional, su receta y matices lo alejan del típico producto industrial. Su sabor profundo, salado y ligeramente especiado ha conquistado a generaciones en las islas. No es raro verlo como protagonista de recetas tan prácticas como los clásicos enrolladitos de pan de molde, perfectos para meriendas, fiestas o cenas sin complicaciones.
Más allá del paté
La marca Mano de Hierro no se detiene en este producto. Entre su catálogo figuran también otras especialidades, como las salchichas parrilleras tipo Bratwurst, elaboradas en las islas con sello local. Un ejemplo más de cómo la industria alimentaria canaria ha sabido crear productos que conectan con las tradiciones, pero con una mirada contemporánea.
En un panorama gastronómico cada vez más globalizado, el paté Mano de Hierro representa la identidad culinaria de Canarias, ofreciendo un producto humilde y sabroso que, aunque poco conocido fuera del archipiélago, sigue reinando en muchas cocinas.