A veces las costumbres, en especial las navideñas, nos llevan a repetir hábitos que la experiencia, año tras año, nos invita a abandonar. Sea por los cambios en la industria alimentaria y las preferencias de los consumidores o por la incapacidad para dimensionar el apetito de nuestros comensales, el decalaje entre la compra y el consumo final es manifiesto en muchos hogares. Siempre sobra demasiado.
En estas fechas, como cada año, compraremos cantidades de polvorones, mantecados, mazapanes, y turrones que con mucha probabilidad seguirán sobre la mesa cuando ya la Navidad haya quedado atrás, esperando la visita de ese amigo glotón que siempre le da salida al excedente.
Por supuesto que son días para la abundancia y nadie quiere quedarse corto pero quizá podríamos remangarnos y preparar nuestro propio postre. Tal vez en lugar de confiar en dulces de capa caída -¿a quién le gusta aún el mazapán? ¿qué cosa es una peladilla?- estas sean las navidades donde nos colguemos el delantal de repostero. Ni hablar de dulces industriales o empaquetados, toca rendir homenaje a la repostería canaria con unas truchas de batata.

El secreto de la batata
Si queremos preparar truchas para 8 personas (qué menos) necesitaremos: medio kilo de harina, un kilo de batata amarilla, un kilo de azúcar, 150 gramos de almendra molida, 4 cucharadas de margarina o mantequilla, 2 cucharaditas de ralladura de limón, dos huevos, un chupito de anís y una pizca de canela molida y sal.
Para empezar trabajaremos la masa mezclando la harina con tanta agua como necesitemos para poder amasar sin que se nos queda pegada a las manos que se quede pegada. Luego añadimos una pizca de sal y la manteca o margarina antes de dejar reposar la masa durante media hora. ¡Y a por el relleno!
Receta tradicional canaria
Para empezar guisamos las batatas con agua y un poco de sal hasta que, al pinchar con un tenedor, comprobemos que están blandas. Seguidamente las escurrimos y aplastamos hasta crear una masa, a la que añadiremos el azúcar, la ralladura de limón, las almendras molidas y un poco de canela en polvo. El toque maestro llega a continuación. Añadimos el chupito de anís y creamos una mezcla homogénea.
Entonces recuperamos nuestra masa y la trabajamos con un rodillo hasta aplanarla para dibujar sobre ella los círculos del tamaño que queramos las truchas. En cada porción de masa pondremos una cucharada de relleno, cerrándolas en forma de media luna para luego barnizarlas con yema de huevo. Ya solo queda hornear hasta que queden doradas y espolvorear con azúcar. ¡Qué aproveche!