Los nombres canarios no están de moda. Las nuevas tendencias se inclinan a favor de los de origen castellano e incluso aquellos con tendencia anglosajona, nada que ver con Canarias y su rica historia.
Algunas tradiciones y legados culturales van perdiéndose con el paso del tiempo, y los nombres guanches no son una excepción. Hay un nombre que, a pesar de su gran valor histórico, está al borde de la desaparición en España. Solo 27 personas lo llevan en la actualidad, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), con una media de edad de 30 años.
Este nombre pertenece al ámbito noble de Gran Canaria. Aunque la mayoría de quienes lo llevan residen en esta isla, el INE indica que aún hay registros de personas con este nombre en Fuerteventura y Lanzarote.
La historia de Adargoma
En el siglo XV, cuando Gran Canaria estaba dividida en dos grandes territorios, el guanartemato de Gáldar y el de Telde, Adargoma fue un personaje destacado en la lucha contra la conquista castellana. Vivía en la zona de Arucas y, según las crónicas, era un hombre de gran fuerza y corpulencia, con una habilidad sobresaliente en el combate.
El nombre de Adargoma quedó grabado en la historia el 26 de junio de 1478, durante la batalla de Guiniguada. En este enfrentamiento, combatió junto a otros guerreros canarios, como Doramas y Maninidra, tratando de frenar el avance de los conquistadores.
Captura y exilio
A pesar de su valentía, Juan Rejón, uno de los conquistadores castellanos, logró herir a Adargoma, lo que permitió su captura. Fue enviado junto con otros prisioneros a Sevilla, donde pasó a ser esclavo del arzobispado. De esta manera, su vida se vio truncada lejos de su tierra natal.
Más allá de su trágico destino, Adargoma representa la identidad, la valentía y la resistencia del pueblo canario. Su historia es un testimonio de la lucha de los antiguos habitantes de las islas por mantener su cultura y autonomía frente a la conquista.
Hoy en día, su nombre se encuentra en peligro de extinción, con apenas una veintena de personas que aún lo llevan. No obstante, su legado perdura como un símbolo de fuerza y honor para Canarias.