Un equipo de investigadores liderado por Carlos Tabraue (ULPGC) y Antonio Castrillo (CSIC) ha identificado una posible nueva terapia para tratar enfermedades pulmonares como el asma y la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC).
Tabraue, profesor e investigador de Biología Celular en el Instituto Universitario de Investigaciones Biomédicas y Sanitarias (iUIBS) de la ULPGC, señala, en una entrevista con Atlántico Hoy, que el descubrimiento se centra en los receptores nucleares LXRs, proteínas que actúan como reguladoras clave del metabolismo lipídico y la inflamación en el organismo.
Un “director de orquesta” del sistema inmunitario
Durante años, el grupo de investigación ha explorado cómo el sistema inmunitario regula la respuesta inflamatoria ante agentes extraños. Según Tabraue, los receptores nucleares LXRs, descubiertos inicialmente en el hígado, desempeñan un papel crucial en la regulación de genes implicados en la inflamación y el metabolismo lipídico.
“Estas proteínas son como directores de orquesta que coordinan el sistema inmunitario, ajustando la respuesta inflamatoria y el metabolismo de lípidos a nivel celular y molecular”, explica.
Poner a prueba
Para entender el papel del LXR, el equipo utilizó modelos experimentales con ratones transgénicos que carecían de estas proteínas para observar los efectos de su ausencia. Los resultados fueron reveladores.
Descubrieron que estos ratones desarrollaban problemas pulmonares graves, como acumulación de grasa, inflamación crónica y daño en los tejidos. Estos problemas se debían a una mala gestión del surfactante pulmonar, una sustancia esencial para mantener abiertos los alvéolos de los pulmones y facilitar la respiración.
“La falta de LXR provocó que dos tipos de células importantes en los pulmones, los neumocitos y los macrófagos alveolares, no pudieran realizar bien su trabajo”, comenta Tabraue.
Potencial terapéutico
Ante estos resultados, “pensamos en testar si estas proteínas LXR podían tener algún papel relevante en enfermedades pulmonares inflamatorias crónicas”, apunta el investigador. Es por ello que desarrollaron un modelo de asma inducida por aeroalergenos para analizarlo.
Los ratones deficientes en LXRs presentaron más problemas - una mayor reactividad de las vías respiratorias y mayor infiltración celular en los pulmones - que los normales, “lo que quiere decir que esta proteína podría jugar un papel importante en este tipo de enfermedades”.
El siguiente paso, entonces, fue probar qué ocurría si se les administraba a los ratones activadores farmacológicos de LXRs. Los ratones tratados mostraron una mejora significativa en la reactividad pulmonar inducida por alérgenos, destacando el “potencial terapéutico” de estos fármacos para tratar enfermedades como el asma y la EPOC, cuenta Tabraue.

De la investigación básica a la clínica
Aunque los resultados son prometedores, Tabraue enfatiza la necesidad de tiempo y recursos para avanzar hacia investigaciones preclínicas y clínicas. “Nuestros hallazgos son una pieza más en el gran puzle de la fisiología pulmonar. Estos descubrimientos podrían tener aplicaciones futuras en el tratamiento de enfermedades inflamatorias, pero no debemos generar falsas esperanzas”, indica.
“La investigación básica necesita tiempo para trasladarse a la clínica. Esto requerirá de investigaciones posteriores, no es algo inmediato. Como todos los resultados de la investigación básica necesitan de un tiempo. Ese tiempo depende de los recursos materiales y recursos humanos de los que disponemos aquí en nuestro centro de investigación en Canarias, que, desgraciadamente, no son los mejores, pero es verdad que hemos conseguido de alguna manera asociarnos y colaborar con otras entidades potentes”, añade.
Esta investigación ha sido posible al trabajar junto a expertos del Instituto de Investigaciones Biomédicas Sols-Morreale, la Universidad de Barcelona, la Universidad Autónoma de Barcelona, el Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares y la Universidad de La Laguna.
Otras líneas de investigación
Asimismo, el equipo de la ULPGC también está investigando otros posibles usos de los LXRs en varias áreas como la inmunidad frente a infecciones, pues están estudiando cómo afecta a las defensas del cuerpo contra bacterias y virus, así como su relación con el metabolismo, es decir, la relación entre esta proteína y los problemas vinculados con el exceso de grasa en el cuerpo, como la obesidad.
Entre estas líneas de investigación se incluye, además, su potencial en el tratamiento del cáncer. Han descubierto que ciertas células del sistema inmunitario, llamadas macrófagos, que suelen estar presentes en los tumores, tienen un comportamiento alterado. Manipular la actividad de LXR podría ayudar a que estas células funcionen de manera normal y mejoren la respuesta inmunitaria contra el cáncer.
Un avance crucial en un contexto desafiante
Canarias es una región con alta prevalencia de enfermedades pulmonares inflamatorias, como los mencionadas asma y EPOC, debido a su clima, marcado por la humedad y el polvo sahariano en suspensión, o sease, la calima, por lo que podría beneficiarse mucho de estos avances.
El trabajo se ha publicado en la revista científica Cellular and Molecular Life Sciences, con las firmas los investigadores de la ULPGC Carlos Tabraue, Irene Hernández Hernández, Juan Vladimir de la Rosa, Patricia Martín Rodríguez, Mercedes Díaz Sarmiento, Carlota Recio, Borja Guerra, Leandro Fernández Pérez y Antonio Castrillo, todos adscritos al iUIBS.
Con la financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, la Agencia Estatal de Investigación, la Agencia Canaria de Investigación, Innovación y Sociedad de la Información y el Instituto de Salud Carlos III, la investigación continuará “no solo buscando el beneficio sobre la enfermedad, sino también los posibles efectos secundarios de estos agentes farmacológicos”.
Se seguirá así avanzando en la investigación básica para “en pocos años, trasladarnos a la investigación preclínica”, asegura Tabraue, y aprovechar esa puerta que han abierto a nuevas estrategias terapéuticas que podrían mejorar la calidad de vida de miles de personas afectadas por enfermedades inflamatorias crónicas.
