Imagen generada por IA relacionada con el tributo de sangre, un episodio oscuro en la historia de Canarias / AH
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La oscura tradición que obligó a los canarios a emigrar a América en el siglo XVII

La creadora de contenido histórico Elena Marrero ha rescatado el conocido como "tributo de sangre", un episodio poco recordado que marcó para siempre el destino de Canarias

Irene Cartaya

Durante siglos, el Atlántico fue tanto puente como frontera para los habitantes de Canarias. En el siglo XVII, ese mar que prometía oportunidades se convirtió también en símbolo de desarraigo. Detrás de los viajes hacia el Nuevo Mundo no solo había sueños de prosperidad, sino también una política silenciosa que transformó la emigración en una obligación casi ineludible.

La creadora de contenido Elena Marrero (@elena_marrero en TikTok) ha rescatado esta historia en uno de sus vídeos, explicando con claridad una práctica conocida como el tributo de sangre, un episodio poco recordado que marcó para siempre el destino del Archipiélago.

El tributo de sangre

“Canarias entra en crisis y, mientras tanto, la monarquía española trama un plan para poblar algunas zonas estratégicas del Caribe”, explica Marrero. En plena expansión colonial, la Corona española buscaba consolidar su dominio en América, y vio en las islas un punto de partida ideal para abastecer y poblar sus nuevas tierras.

Gracias a la Real Cédula, se estableció que junto a las mercancías que partían hacia América debían viajar también familias canarias, enviadas como colonos a territorios del Caribe y del continente americano. De esta forma, los isleños se convirtieron en una pieza más dentro de un engranaje económico y político que beneficiaba a unos pocos.

Privilegios y desigualdad

“Aquí tenía privilegios todo el mundo: los dueños de los navíos porque al pasar por Canarias pagaban menos impuestos y al llevar pasajeros en sus barcos pagaban menos aún”, relata la creadora. La medida favorecía tanto a los comerciantes como a las élites locales, que obtenían ingresos adicionales por el paso de los barcos y el tráfico de personas.

“Bueno, todos tenían privilegios menos la población local”, ironiza Elena, recordando cómo las clases acomodadas fueron las primeras en aprovecharse de esta situación. Según sus datos, “las élites canarias (que han sido siempre muy consideradas ellas) querían mantener estos beneficios, por lo que muchas veces eran ellas mismas las que proponían enviar a los canarios hacia América”.

Entre la promesa y la pobreza

No todos los que partieron lo hicieron por la fuerza. Algunos vieron una oportunidad de futuro en las tierras prometidas, donde se les ofrecía trabajo y parcelas de cultivo. Sin embargo, para la mayoría, aquella “libertad de elección” fue una ilusión. “No los obligaban a la fuerza, pero en estos contextos la pobreza funciona como una coacción invisible”, explica la joven.

En unas islas castigadas por las crisis agrícolas y la falta de recursos, la emigración se convirtió en la única salida posible. Quienes partían lo hacían con la esperanza de empezar de nuevo, aunque eso implicara dejar atrás a sus familias y su tierra.

@elena_marrero

Siempre hablamos de la emigración canaria hacia América en el siglo XX, que al ser más reciente vemos esa realidad cercana y todos tenemos un tio que fue y no volvió, un abuelo que fue y dí volvió… Pero pocas (o por no decir ninguna, pues al menos yo no conocía este hecho hasta hace un año) se nos habla de este tributo de 🩸 (utilizo el emoticono porque las redes sociales son un poco dramáticas con ciertas palabras) en el que las élites canarias jugaron con la vida de los canarios en busca de beneficio propio (hay cosas que no cambian). Quiero recordarles que, como siempre, en un vídeo de un minuto y medio no puede contarse toda la historia y que esto lo hago para acercar de la manera más informal datos e información que suele quedar en un núcleo cerrado academicista. Si les hago un vídeo de 5 minutos con datos demasiado específicos o términos muy académicos, el contenido se queda solo en el público que ya tiene una base y no cumple su cometido: intentar que los canarios conozcamos la historia que nunca nos quieren enseñar. Saben q las aportaciones siempre son bienvenidas en comentarios, un abrazote 🫂🤗 Para ampliar info⛲️⛲️⛲️ Lobo Cabrera, M. (1998). Formas de poder y economía canaria entre los siglos XV-XVII. Investigaciones históricas: Época moderna y contemporánea, (18), 13–28. (está como consulta libre en Dialnet) Tamaimos. (21 de junio de 2012). Memoria Histórica Canaria (XI): El Tributo en Sangre. Tamaimos @tamaimos . Recuperado de https://tamaimos.com/2012/06/21/memoria-historica-canaria-xi-el-tributo-en-sangre/ (un recurso más corto y sencillo que lo explica genial)

♬ sonido original - Elena Marrero 🇮🇨

Huellas en América

Se calcula que unos 15.000 canarios se marcharon durante aquel periodo, dispersándose por distintos puntos de Latinoamérica. Muchos llegaron a Venezuela, Cuba o Puerto Rico, donde su acento, sus costumbres y hasta sus apellidos dejaron una huella que aún perdura.

Uno de los casos más destacados fue el de Montevideo, en cuya fundación participaron unas 50 familias canarias. Su presencia fue clave en el desarrollo inicial de la ciudad y en la configuración de su identidad cultural.

La pérdida para Canarias

Aunque la emigración contribuyó a poblar y enriquecer culturalmente varios territorios americanos, el impacto en Canarias fue profundo y doloroso. La salida masiva de jóvenes y trabajadores redujo la población activa y acentuó la sensación de aislamiento en las islas. “En todos estos lugares dejaron huella, en el acento, costumbres, apellidos... Pero al final esto tuvo un impacto negativo en Canarias: muchas personas jóvenes partieron y nunca volvieron para poder hacer vida aquí”, concluye Marrero.

El llamado tributo de sangre no solo fue una estrategia de colonización, sino también un recordatorio de cómo las decisiones políticas y económicas pueden moldear el destino de un pueblo. Hoy, siglos después, la historia de aquellos canarios que cruzaron el Atlántico sigue resonando como una herida abierta y una parte esencial de la memoria colectiva del Archipiélago.