La pandemia cambia la rutina de las personas con Alzheimer

Tan solo en las islas hay más de 30.000 personas afectadas por esta enfermedad

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La pandemia cambia la rutina de las personas con Alzheimer. / Pixabay
La pandemia cambia la rutina de las personas con Alzheimer. / Pixabay

El Alzheimer está considerado una de las demencias más comunes en Canarias. Según los últimos datos de septiembre de 2020, tan solo en las islas hay más de 30.000 personas afectadas por el Alzheimer. A pesar de que la mayoría de pacientes que padecen esta enfermedad son personas de más de 65 años, también existe entre el 7% de la población menor de este rango de edad.

Atlántico Hoy ha podido hablar con la Asociación de Familiares y Cuidadores de enfermos de Alzheimer y otras demencias de Tenerife (AFATE) para conocer de primera mano cuáles son las necesidades que tienen las familias así como las carencias que han sufrido las personas que padecen esta enfermedad desde que comenzara la pandemia. 

La importancia de la rutina 

Desde AFATE destacan que, con respecto a las consecuencias que ha traído el COVID-19 y las medidas adoptadas por los organismos públicos en relación con sus usuarios, han observado que estas han ido en contra de lo que diariamente asesoran al familiar y de la importancia de llevarlas a cabo. 

A su vez, señalan que marcar una rutina diaria en una situación de demencia es importante para luchar por un mantenimiento del deterioro cognitivo actual de la persona, y que de esta manera se ralentice la evolución de la enfermedad. 

‘’Nos hemos visto obligados a dejar de intervenir diariamente con ellos, y aunque desde la Asociación buscamos alternativas para intentar paliar estas consecuencias, nunca se llegó a conseguir sustituir nuestros servicios’’, subrayan desde AFATE.

Los estragos de la pandemia

Desde la Asociación comentan que durante la fase inicial del confinamiento aumentó la demanda de información de las familias que solicitaban saber cómo debían comportarse y manejar el cuidado de sus familiares. 

Pasado un mes de confinamiento, desde AFATE comenzaron a detectar una mayor sobrecarga del cuidador y un aumento progresivo de la aparición de trastornos de conducta, así como mayores alteraciones en la movilidad, pérdida de hábitos de sueño y alimentación.

''La explicación a esta situación la encontramos en que los familiares se iban incorporando a sus trabajos, se les iba sumando el agotamiento propio de los cuidados en confinamiento y que empezaban a confrontar su reorganización familiar'', resaltan. 

Cierre de algunos servicios 

Debido a las limitaciones de aforo de los servicios, desde AFATE señalan ha sido necesario contratar más personal para la atención domiciliaria, lo cual se ha conseguido gracias a subvenciones. 

Por otro lado, señala que la situación de cierre temporal por la pandemia de algunos servicios como los centros de día, o limitaciones de aforo aún mayores en las unidades de atención integral, ''ha sido para usuarios y familiares un mazazo enorme y un retroceso en un proceso de recuperación terapéutica tras el reinicio de la actividad'', concluyen. 
 

 

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