En las islas, la belleza del paisaje convive con una realidad más silenciosa: la de quienes luchan por llegar a fin de mes. Entre la brisa del Atlántico y las calles de los barrios más humildes, miles de familias intentan mantener la estabilidad frente a una vida cada vez más cara.
Desde hace unos años, una herramienta pública se ha convertido en apoyo fundamental para esos hogares que más lo necesitan. No elimina las dificultades, pero sí alivia el peso de la incertidumbre.
Qué es el Ingreso Mínimo Vital
El Ingreso Mínimo Vital (IMV) es una prestación de la Seguridad Social destinada a garantizar unos ingresos mínimos a los hogares con menos recursos. Nació en 2020 y, a día de hoy, beneficia a más de 2,3 millones de personas en toda España, incluidas miles de familias en Canarias, donde el coste de la vida y la temporalidad laboral hacen que muchas economías domésticas se sostengan con esfuerzo.
Gracias a este mecanismo, la pobreza severa se ha reducido en torno a un 30%, según datos oficiales. El IMV no es una ayuda puntual: funciona como una red de protección estable, ajustada a la composición y circunstancias de cada familia.
Requisitos para solicitarlo
Para acceder al IMV en 2025, es necesario tener entre 23 y 65 años. También pueden solicitarlo jóvenes de 18 a 22 años que hayan estado en centros de protección de menores. La residencia debe ser legal y efectiva en España durante, al menos, el año anterior a la solicitud, aunque hay excepciones para víctimas de violencia de género, trata o explotación sexual.
En cuanto a la situación económica, los ingresos deben encontrarse por debajo de los límites de vulnerabilidad fijados por el Estado. Estos son algunos ejemplos de referencia:
- Un adulto solo: 20.353,62 euros al año (1.449,39 € al mes).
- Un adulto y dos menores: 36.636,52 euros.
- Dos adultos y dos menores: 44.777,96 euros.
Además, el patrimonio (sin contar la vivienda habitual) no puede superar los topes establecidos, y será necesario presentar documentación como el DNI o NIE, el certificado de empadronamiento, el libro de familia, la declaración de la renta y los justificantes de ingresos.
Cuánto se cobra en 2025
La cuantía del IMV varía según la estructura familiar. En 2025, la ayuda mínima garantizada es de 658,81 euros mensuales para una persona adulta sola, pero aumenta cuando hay más miembros o se añaden complementos por hijos menores o situaciones especiales.
A modo orientativo, estas son las cuantías mensuales fijadas para este año:
- Un adulto y un menor o dos adultos: 856,46 €
- Familias de tres personas: 1.054,10 €
- Unidades de cuatro miembros: 1.251,75 €
- Familias con cinco o más personas: 1.449,39 €
- Monoparentales con un menor: 1.001,40 €
- Monoparentales con dos menores: 1.199,04 €
- Monoparentales con tres menores: 1.396,69 €
- Monoparentales con cuatro o más menores: 1.594,33 €
En algunos casos, especialmente en familias monoparentales o con personas con discapacidad superior al 65%, la ayuda puede superar estas cantidades, adaptándose a la situación de cada hogar.
Cómo solicitar el IMV
La gestión del Ingreso Mínimo Vital se realiza directamente ante la Seguridad Social. El trámite puede presentarse de forma presencial o telemática, y conviene reunir toda la documentación con antelación para evitar retrasos.
Antes de iniciar el proceso, se recomienda comprobar tres puntos clave: que los ingresos y el patrimonio se encuentran por debajo de los límites establecidos; que se cumple el requisito de residencia legal y continuada en Españay que la documentación está actualizada y completa, especialmente el empadronamiento y los justificantes de ingresos.
Un apoyo vital en Canarias
En comunidades como Canarias, donde la insularidad, la temporalidad y los costes de transporte encarecen la vida cotidiana, el IMV ha sido una herramienta crucial para miles de familias. No solo permite cubrir necesidades básicas como la alimentación o el alquiler, sino que también actúa como red de seguridad ante la desigualdad.
El objetivo de esta prestación no es sustituir el empleo, sino garantizar una base económica mínima desde la cual las personas puedan reconstruir su autonomía. En muchas ocasiones, ha permitido que hogares en situación límite mantengan la estabilidad mientras acceden a formación, búsqueda de empleo o ayudas complementarias.