En un momento en el que el acceso a la vivienda se ha convertido en una preocupación constante, especialmente en Canarias hay lugares que desafían las estadísticas. Municipios que ofrecen mucho por poco, donde es posible imaginar una vida tranquila sin hipotecarse durante décadas. Rincones que no salen en las postales, pero que, sin duda, merecen atención.
Miller Bajo: el barrio más asequible
Ese lugar existe y se llama Miller Bajo, un barrio situado en Las Palmas de Gran Canaria, que se ha convertido en una de las zonas más baratas para comprar vivienda en todo el archipiélago. En este núcleo urbano es posible encontrar pisos desde 23.000 euros, una cifra impensable en otros puntos de la ciudad o incluso en la mayoría de municipios de Canarias.
Pero más allá del precio, Miller Bajo destaca por su conectividad y servicios públicos. El barrio cuenta con siete colegios, lo que lo convierte en una opción interesante para familias con hijos. También dispone de diez farmacias, centros de salud cercanos y dos supermercados, lo que garantiza que las necesidades básicas estén cubiertas sin necesidad de grandes desplazamientos.
Bien comunicado y con todo a mano
Una de las ventajas de vivir en Miller Bajo es su ubicación. A pesar de sus precios bajos, el barrio está bien comunicado con el centro de Las Palmas, con paradas de guagua cercanas y vías de acceso rápido. Esto permite a sus residentes disfrutar de los servicios de una capital sin pagar los precios de zonas más turísticas o tensionadas.
El perfil del comprador en esta zona es muy variado: desde jóvenes que buscan emanciparse hasta personas mayores que desean una vivienda asequible en un entorno tranquilo. También hay inversores que ven en estos inmuebles una oportunidad de alquiler a largo plazo o para estudiantes.
Una oportunidad en tiempos difíciles
En una época en la que el acceso a la vivienda parece alejarse de las manos de muchos, Miller Bajo se presenta como una excepción que confirma la regla. No será el barrio más fotografiado ni el más promocionado en guías turísticas, pero es uno de los pocos lugares donde aún es posible tener casa propia por menos de lo que cuesta un coche nuevo.
Y en tiempos de inflación y precios desorbitados, eso es casi un lujo.