El dialecto canario da mucho juego con expresiones originales que solo entienden en las Islas y que se forjaron hace seis siglos con la llegada de colonizadores y otros pobladores de varias zonas de la península como andaluces, extremeños, portugueses y otras influencias de la península.
En Canarias las tradiciones se transmiten no solo en la música o la gastronomía, sino también en las frases que, generación tras generación, resumen las lecciones más importantes de la vida. Entre estas joyas lingüísticas se encuentra un refrán que, aunque sencillo en apariencia, encierra una filosofía profunda sobre cómo afrontar las oportunidades y las consecuencias de nuestros actos.
Un refrán nacido del fuego y la brasa
El protagonista de esta historia es un refrán que, como muchos en Canarias, tiene raíces en las costumbres del archipiélago. Habla de aceptar lo que la vida nos ofrece, de no dejar pasar las oportunidades cuando se presentan y de asumir las consecuencias de nuestras decisiones. La expresión es un recordatorio constante de que los momentos fugaces deben ser aprovechados y que la vida, al igual que los frutos de la tierra, requiere acción para recoger su recompensa.
Este refrán hace referencia a un elemento tan cotidiano como especial en Canarias: la piña asada, que aquí no es la tropical que muchos imaginarían, sino la mazorca de maíz, asada al calor de las brasas. La tradición de consumir este alimento sencillo, pero lleno de sabor, está arraigada en la historia de las islas, y su mención en el refrán añade un toque de autenticidad y cercanía a su mensaje.
“Piña asada, piña mamada”
Esta expresión, cuya variante también incluye la forma diminutiva “piñita asada, piñita mamada”, encapsula un aprendizaje universal: hay que recoger los frutos de lo que se siembra y aceptar las cosas como vienen. En un plano más práctico, también recuerda que, cuando la oportunidad llama a la puerta, es fundamental actuar. En Canarias, este refrán resuena en las conversaciones cotidianas, ya sea para advertir sobre no dejar pasar un buen momento o para aceptar las consecuencias de los propios actos.
Este sabio refrán no camina solo. Canarias también es tierra de otras expresiones cargadas de significado, como “por un garbanzo no se deja de hacer un puchero”, que refleja la importancia de no dejar que una sola opinión o circunstancia cambie el curso de un objetivo común. Así, el folclore lingüístico de las islas sigue ofreciendo lecciones, una frase a la vez, recordándonos que la sabiduría más valiosa a menudo se encuentra en lo cotidiano.
