El sector agrario pide mayor responsabilidad política con la emergencia hídrica

Theo Hernando, secretario general de Asaga, ha insistido en que "no se puede estar atrayendo más turismo del que hay" cuando las infraestructuras hídricas no son las adecuadas en plena sequía

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Infraestructuras de regadío en Tenerife./ ARCHIVO
Infraestructuras de regadío en Tenerife./ ARCHIVO

Las asociaciones del sector agrícola han pedido este viernes “responsabilidad política” ante la emergencia hídrica que sufre la isla de Tenerife. Theo Hernando, secretario general de Asaga, señalaba que en Canarias no se ha tenido una visión a largo plazo, a lo que se ha sumado la falta de lluvia y el problema de las infraestructuras actuales. 

El Museo de la Naturaleza y Arqueología (MUNA) acogió una jornada que llevaba por título ‘Situación hídrica de la isla de Tenerife’ y que congregó a medio centenar de expertos con motivo del Día Mundial del Agua. Además de la consejera de Medio Natural, Blanca Pérez, y el gerente del Consejo Insular de Aguas, Javier Davara,  intervinieron técnicos y especialistas en la materia.

En este sentido, Pérez valoró ante los medios de comunicación la importancia de este tipo de encuentros para hacer un análisis y una puesta en común del presente y del futuro del agua en la isla ya que estamos “ante un momento crítico con unos datos pluviométricos preocupantes que llevamos encadenando desde el año 2016”. Por ello insistió en que se deben dar soluciones de emergencia porque "peligra el abastecimiento, sobre todo para el sector agrícola".

Urgencia de infraestructuras

Con la inauguración de esta serie de debates, el secretario general de Asaga señaló que el sector de la agricultura es el que “peor lo está pasando”. Echando la vista atrás, recordó que las grandes infraestructuras del agua empezaron de la mano de los agricultores entre los siglos XIX y XX, con comunidades de regantes que realizaron obras como excavación de pozos y galerías. Hernando detalló que Tenerife depende en un 70% de las aguas subterráneas. 

Además de esta necesidad de implicación con la regeneración de aguas residuales, Hernando apuntó que el clima de Canarias “no es estable” con periodos de lluvias torrenciales o sequías, y consideró que no se ha tenido una visión a largo plazo a pesar de que “ha habido indicadores” para tener esa previsión. Entre estos indicadores mencionó los datos del crecimiento de la población, el turismo o la matriculación de vehículos. “La población ha crecido un 35% y el turismo un 36%. No tenemos infraestructuras para esa cantidad de gente, y al final lo pagamos los ciudadanos. Hay que tener responsabilidad política y no ir a ferias a atraer turistas cuando estamos en esta situación”, subrayó. A su vez quiso poner el foco en el 50% de pérdidas de agua que se dan en los municipios pidiendo al Cabildo insular que tome las riendas.

Para Roberto Rodríguez, de la COAG, el cambio climático "viene caminando" desde hace años y coincidió con Theo Hernando en que las infraestructuras no son suficientes. En su opinión “hace falta potenciar un poco más al sector privado del agua con ayudas económicas y en burocracia”, ya que las comunidades están “sin apenas directiva”. Para él, las desaladoras portátiles podrían salvar la situación, así como que una sola institución sea la que se encargue de gestionar esas infraestructuras y proyectos.

Colaboración público-privada 

Siguiendo con el tema del agua Daniel Martín, de Canaragua, explicó cuál es el papel que juegan los operadores en cuanto a la realización de tareas. Martín detalló que el agua no está en manos privadas porque "es competencia local" y aseguró que "otra cuestión es cómo quieran gestionarlo los consistorios". 

Recordó así que esta gestión puede ser directa, que es la que lleva el ayuntamiento con sus propios medios, e indirecta, vía contrato de concesión o empresa mixta. "En Canarias un 80% de la gestión es indirecta, y es cierto que hay muchos municipios que pierden agua, pero a pesar de ello esto no ocurre con todos, sobre todo en los más grandes". 

También quiso destacar que cualquier acción que se quiera realizar con el agua requiere permisos y el control de la administración pública, y puso así en valor la colaboración público-privada que, en sus palabras, tiene "mucha fortaleza" debido a que lo privado puede garantizar financiación, construcción, renovación o mantenimiento para evitar las "ineficiencias que se pueden dar en la administración pública". 

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