Educar antes que prohibir: Canarias afronta el reto de hablar de sexo y porno con sus menores. / FARRUQO
Educar antes que prohibir: Canarias afronta el reto de hablar de sexo y porno con sus menores. / FARRUQO

Educar antes que prohibir: Canarias afronta el reto de hablar de sexo y porno con sus menores

La nueva estrategia educativa busca romper tabúes y prevenir el consumo precoz de pornografía con formación a familias y profesorado, recursos pedagógicos y campañas dirigidas al entorno digital

Alberto Ley

El Parlamento de Canarias ha aprobado esta semana una proposición no de ley (PNL) que insta al Gobierno autonómico a desarrollar una estrategia integral de educación sexual y prevención del consumo de pornografía en jóvenes.

La iniciativa, defendida por la diputada nacionalista Cristina Calero (CC), fue respaldada por todos los grupos parlamentarios excepto Vox, que votó en contra. La formación de extrema derecha se opuso a la inclusión de perspectiva de género, al reconocimiento de diversidad familiar y a la distinción entre violencia y libertad sexual.

Educación y prevención

La PNL establece que la estrategia debe tener financiación estable y sostenida, contemplar formación para docentes, familias y personal que trabaje con jóvenes, y apostar por una educación afectivo-sexual que fomente respeto, igualdad, autoestima y pensamiento crítico.

Canarias reduce el abandono escolar temprano en 2024, pero sigue por encima de la media nacional. En la imagen, una aula vacía / EFE
En la imagen, una aula vacía de Canarias. / EFE

También se contempla la creación de materiales y recursos pedagógicos para incorporar estos contenidos a los planes de acción tutorial, así como campañas de sensibilización adaptadas al lenguaje de la juventud y al entorno digital.

Datos que preocupan

Según la Guía “Andrea” sobre pornografía, elaborada por la asociación APLEC Inclusión más Igualdad, los menores entran en contacto con la pornografía a partir de los 8 años y, en muchos casos, el consumo se vuelve recurrente hacia los 12.

El informe, dirigido a profesionales educativos y familias, advierte que el consumo sin una educación sexual adecuada puede distorsionar la visión de las relaciones sexoafectivas y favorecer patrones que perpetúan la prostitución, la violencia sexual y el trato desigual entre géneros. El documento también señala que casi la mitad de los menores consumen pornografía con contenido violento y que más del 70 % son varones.

Visión del profesorado

Desde el Sindicato de Trabajadores y Trabajadoras de la Enseñanza de Canarias (STEC-IC), su portavoz Gerardo Ramírez valora la medida como “positiva” porque supone una apuesta firme por la prevención, la igualdad y la salud mental.

“Buena parte de los abusos y de la violencia de género en la edad adulta se inoculan durante la infancia. Por eso es importante intervenir desde la escuela”, sostiene.

Imagen del Parlamento de Canarias / EFE - MIGUEL BARRETO
Imagen del Parlamento de Canarias / EFE - MIGUEL BARRETO

Contar con los expertos

Aunque el sindicato respalda la estrategia, pide que se incluya a colectivos con experiencia como Harimaguada o Algarabía, que durante años han trabajado la educación afectivo-sexual en las aulas sin el respaldo institucional que ahora propone el Parlamento.

“Han hecho un trabajo excelente cuando no había legislación. Ahora no se los puede excluir”, reclama Ramírez.

Formación con recursos

Actualmente existen cursos y figuras como responsables de convivencia en los centros, pero el sindicato considera que los medios disponibles siguen siendo insuficientes para afrontar un problema creciente. “El consumo precoz de pornografía y la exposición a conductas violentas requieren más que buena voluntad. Hace falta estructura y financiación”, apunta.

STEC-IC defiende que la formación al profesorado sea en horario lectivo, presencial y adaptada a la realidad del aula, con participación de especialistas. “Hay cursos online, pero lo ideal es que sea impartida por profesionales en los propios centros, durante la jornada laboral”, propone.

Abordar el problema

Sobre si debe hablarse de pornografía con alumnado menor de edad, Ramírez cree que sí, con enfoque pedagógico y preventivo:

La pornografía cosifica a la mujer, transmite violencia y distorsiona la afectividad. Hay que desmontar esa visión con valores como el respeto, la complicidad y el consentimiento”, expone.

Familias, parte clave

Para el sindicato, el papel de las familias es esencial en el proceso educativo. “Los menores pasan más tiempo fuera que dentro del aula. Deben educar y supervisar el uso de dispositivos electrónicos, y reforzar en casa los mismos valores que se trabajan en clase”.

Aunque reconoce que pueden existir reticencias por motivos ideológicos, Ramírez considera que no son frecuentes. “La educación afectivo-sexual es una parte esencial del desarrollo humano. Como dice el proverbio africano: para educar a un niño hace falta toda la tribu. Y la tribu somos también los docentes”, concluye.