Imagen de dos personas peleándose / CANVA
Imagen de dos personas peleándose / CANVA

El top 3 de insultos canarios que solo se entienden en las islas: "Son los mejores, sin duda"

En Canarias, donde el idioma también se vive como identidad, estos insultos palabras no solo son parte del habla: son puro patrimonio cultural

Irene Cartaya

Hay palabras que no necesitan traducción. Otras, en cambio, se quedan ancladas al territorio donde nacieron, cargadas de historia, picardía y un tono que solo el acento local puede redondear. En Canarias, los insultos tienen vida propia: no siempre ofenden —a veces incluso hacen reír— y muchos son tan únicos que fuera del archipiélago pierden toda su fuerza.

Un joven isleño ha hecho su propio ranking personal de los insultos más representativos de las islas. Su top ha encendido el orgullo canario, donde muchos han reconocido esas expresiones como parte esencial del habla cotidiana.

El top 3

Samuel, un canario que ha compartido su lista con humor y cariño, ha reunido los tres insultos más icónicos para él. El orden no solo responde al uso, sino también al carácter tan peculiar que los hace inconfundibles.

En el puesto número 3, encontramos "tolete", un adjetivo que puede significar desde "tonto" o "simple" hasta alguien "vanidoso" que se las da de listo sin serlo. 

@samugrvt Dime los tuyos 😘 || #canarias🇮🇨 #fyp #samugrvt ♬ sonido original - samugrvt

El insulto más crudo

Subiendo en el listado, el número 2 lo ocupa "bobo mierda", una expresión más directa, de esas que suenan fuerte pero que también se pronuncian con cierta complicidad. No es raro escucharla entre amigos cuando uno se pasa de torpe o incluso como apodo cómplice entre conocidos.

Pero el número uno indiscutible según Samuel es "chiquillaje". Aunque suene inocente, en Canarias puede tener un tono muy despectivo. Puede referirse tanto a un grupo de niños molestos como a adultos que actúan de forma inmadura

Otros favoritos

El debate no tardó en abrirse. En los comentarios, otros canarios y canarias han querido aportar sus propias joyas lingüísticas: "machango", perfecto para alguien ridículo o mal vestido; "batata", que va más allá del alimento y se convierte en sinónimo de torpeza; "papafrita", mezcla de bobo y lento; o "chichón", que se dice con sorna y a veces hasta con cariño.

Cada uno tiene su insulto de cabecera. Y en Canarias, donde el idioma también se vive como identidad, estas palabras no solo son parte del habla: son puro patrimonio cultural.