Los tratamientos para recuperar el olfato después de la COVID-19 son una tarea pendiente

Un grupo de científicos ha desarrollado un posible método para solucionar la pérdida de este sentido; sin embargo, los expertos canarios opinan que todavía queda camino que recorrer

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Un posible tratamiento para solucionar la pérdida de olfato
Un posible tratamiento para solucionar la pérdida de olfato

La COVID-19 parece algo muy lejano que ha quedado como un episodio algo extraño en la vida de la gente y ahora no va más allá de una clásica gripe. No obstante, parte de la población quedó con secuelas tras padecer esta enfermedad, que afectan en su día a día. Este cuadro de síntomas se ha denominado síndrome de covid persistente, según Amós García, jefe de servicio de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública de Canarias. 

Una de las secuelas que más perjudicó y continúa haciéndolo en muchos casos es la pérdida de olfato. Un equipo de investigadores de Estados Unidos podría tener la solución para recuperar este sentido. Pero, ¿es aplicable ya? El otorrinolaringolo Rafael Casañas destaca que el novedoso tratamiento parece sencillo y puede llegar a ser efectivo; sin embargo, no lo termina de ver como un método estándar. 

Síntoma prevalente

A la consulta de Casañas, ubicada en Las Palmas de Gran Canaria, acuden personas que han perdido el olfato. Las recibe desde antes de la COVID-19, pues “cualquier cuadro de catarro puede producirla”. A pesar de ello y que “no se tenga claro si el covid afecta más de lo normal”, sí ha notado un incremento de la población perjudicada tras el paso de esta famosa enfermedad, convirtiéndose en “un síntoma muy prevalente”. 

Los seis meses posteriores a padecer el cuadro del virus son clave. Es durante ese periodo en el que, si se ha producido un daño a la célula del olfato, se intenta un tratamiento para poder recuperar la capacidad de oler y así que no afecte también al gusto, explica el otorrino. Si en ese tiempo, no vuelve a funcionar en condiciones, “ya es cuando empieza a ser, entre comillas, un problema”, ya que “puede quedar como un daño permanente”. 

Facultativo realiza un test COVID-19. / ARCHIVO
Facultativo realiza un test COVID-19. / ARCHIVO
 

Un posible tratamiento

Según el especialista, las posibilidades de tratamiento son mínimas, como el caso de “inflamatorios para intentar restaurar la ventilación de la nariz”. El tratamiento elaborado un grupo de científicos del Jefferson Health de Filadelfia liderados por Adam C. Zoga supone un nuevo paradigma. 

El equipo de Zoga ha centrado su estudio en el bloqueo de los ganglios estrellados. Forman parte del sistema nervioso autónomo y están situados a ambos lados del cuello, envían señales a la cabeza, el cuello, los brazos y una parte del tórax.

El tratamiento que proponen se basa en una inyección de analgésico en un lado del cuello para así estimular el sistema nervioso al que pertenecen estos ganglios. Un aspecto destacable del método es su tiempo de aplicación, dura menos de 10 minutos, muy poco invasivo y sin necesidad de sedar al paciente. 

Vacunación contra el COVID-19 en Canarias. / Cedida
Vacunación contra el COVID-19 en Canarias. / Cedida

"Pocos estudios"

Casañas indica que este tratamiento se emplea en otras patologías como las migrañas, mareos, dolores de miembros fantasmas o cefaleas. La aplicación para tratar la pérdida de olfato sería novedosa. El otorrino expone que es una fórmula sencilla solo requiere de un pequeño control para realizar la punción. A pesar de ello, considera que “no son tratamientos tan efectivos como para hacer algo estándar y muy usado”. 

El aspecto que resalta el especialista es que el método tiene “efectos secundarios mínimos”, lo que aporta “tranquilidad de poder probar y ver qué pasa, entre comillas, aunque todavía son pocos los estudios”.  

El futuro de las investigaciones

El jefe de servicio de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública de Canarias comparte esta opinión. “El trabajo que han desarrollado algunos investigadores todavía está en sus inicios. No es algo que sea de posibilidad de establecer de manera inmediata. Pero la capacidad de implantarlo va a depender del avance del conocimiento científico, que afortunadamente está dando resultados”, señala García. 

Para él, es importante que se tenga en cuenta que parte de la ciudadanía padece el síndrome de covid persistente tras haber padecido la enfermedad, por lo que estas personas requieren “toda la atención” por parte del sistema.