Imagen del parador más barato, el de El Hierro / PARADORES
Imagen del parador más barato, el de El Hierro / PARADORES

Los tres mejores paradores de Canarias para pasar una Navidad única y sin masificaciones

Tres paradores en Tenerife, La Palma y El Hierro ofrecen una Navidad tranquila, rodeada de naturaleza, gastronomía local y paisajes únicos, lejos de las masificaciones típicas de estas fechas

Irene Cartaya

Hay lugares donde diciembre adquiere otro ritmo. Mientras el resto del país se llena de calles comerciales y villancicos a volumen alto, en Canarias la Navidad puede transformarse en un refugio de silencio, luz y paisajes que parecen decorados por la propia naturaleza. Entre volcanes, bosques de laurisilva y acantilados que se hunden en el Atlántico, los paradores de Canarias se convierten en destinos perfectos para quienes buscan celebrar estas fechas sin prisa, sin aglomeraciones y con un encanto que no responde al artificio de las ciudades.

Frente al bullicio habitual, estos establecimientos ofrecen una combinación única de patrimonio, tranquilidad y gastronomía local, ideal para quienes desean unas fiestas distintas, más íntimas y conectadas con el entorno.

Parador de Las Cañadas

En el corazón del Parque Nacional del Teide, a más de 2.000 metros de altitud, se encuentra uno de los alojamientos más singulares del país: el Parador de Las Cañadas del Teide. Pasar aquí la Navidad es hacerlo bajo uno de los cielos más limpios del mundo, en un entorno volcánico declarado Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.

El edificio se integra en el paisaje con absoluta discreción, ofreciendo estancias cálidas en contraste con el clima frío y seco. Desde sus ventanales se contempla la silueta del Teide, que en Navidad puede amanecer coronado por una fina capa de nieve. Su ubicación lo convierte en uno de los mejores lugares de España para la observación astronómica, una experiencia que durante las noches de diciembre resulta inolvidable.

Imagen del parador de Las Cañadas / TURISMO DE TENERIFE
Imagen del parador de Las Cañadas / TURISMO DE TENERIFE

Parador de La Palma

Si hay un lugar donde la Navidad se vive entre bosques, senderos y calma absoluta, es el Parador de La Palma. Ubicado en Breña Baja, rodeado de jardines y con vistas abiertas al océano, este alojamiento combina la arquitectura tradicional con amplios espacios naturales ideales para desconectar.

La isla invita al descanso: rutas por la Caldera de Taburiente, miradores como el de La Cumbrecita o paseos por el borde del Parque Nacional de la Caldera forman parte de una propuesta que une aventura suave y bienestar. Además, la gastronomía del parador apuesta por productos locales —mojos, quesos, pescados atlánticos y vinos palmeros—, un valor añadido para quienes quieren celebrar la Navidad con sabores de proximidad y sin grandes formalidades.

Parador de El Hierro

El más remoto de los tres es también uno de los más especiales. El Parador de El Hierro se levanta entre un acantilado y el mar, en una localización casi cinematográfica que transmite paz desde el primer momento. El sonido del Atlántico es parte de la experiencia: aquí la Navidad se celebra con un horizonte limpio, sin edificios alrededor y con la sensación de haber llegado a un lugar donde el tiempo avanza diferente.

El Hierro, declarada Reserva de la Biosfera, es una isla perfecta para quienes buscan senderos tranquilos, piscinas naturales, pequeños pueblos y un contacto auténtico con la naturaleza. El parador ofrece acceso directo a la costa, además de estancias luminosas y un ambiente íntimo, ideal para una Navidad sin masificaciones.

Imagen del parador de El Hierro / BOOKING
Imagen del parador de El Hierro / BOOKING

Una Navidad diferente

Elegir un parador para pasar las fiestas es apostar por otra manera de celebrar: sin centros comerciales, sin aglomeraciones y con un enfoque que prioriza la calma y el entorno. En Canarias, además, diciembre llega con temperaturas suaves, cielos despejados y una naturaleza que permanece verde cuando en la península domina el invierno.

La red de paradores del Archipiélago representa, en este sentido, una oportunidad única: vivir una Navidad tranquila, con gastronomía local, paisajes incomparables y alojamientos que respetan la identidad de cada isla.