Hay sabores capaces de atravesar océanos y quedarse en la memoria de quienes los prueban. Un sorbo puede convertirse en identidad cultural, en símbolo compartido y en embajador de una tierra. Lo cierto es que en Canarias existe una bebida que lleva décadas ocupando ese lugar, y que ahora ha decidido dar un salto inesperado hacia la capital.
Su llegada ha sido celebrada no solo por quienes reconocen el valor emocional que encierra, sino también por curiosos que descubren en este refresco una forma distinta de sentir Canarias sin salir de Madrid.
El sabor que viaja
El protagonista de esta historia es Clipper de fresa, considerado por muchos como el refresco más canario que existe. Desde hace unos días ha comenzado a venderse en Madrid, un paso que marca un hito para una bebida históricamente asociada al archipiélago.
La estrategia de promoción ha incluido un vídeo que circula en redes sociales con un lema claro: "Canarias llega a la capital para quedarse". En él, se muestra cómo incluso el acento madrileño se transforma al entrar en contacto con el característico sabor del Clipper.
Identidad en una botella
El refresco no es solo una bebida: se trata de un símbolo cultural que ha acompañado a generaciones de canarios en su día a día. Su color rosado intenso y su sabor inconfundible a fresa lo han convertido en parte del imaginario colectivo, presente en bares, fiestas populares y hogares del archipiélago.
Ahora, con su llegada a la capital, Clipper no solo amplía su mercado, sino que lleva consigo un trozo de la identidad isleña, trasladando a Madrid una experiencia que hasta ahora solo se podía vivir en Canarias.
Una campaña diferente
La marca ha querido reforzar este desembarco con una campaña cargada de humor y cercanía. En el vídeo promocional, una dependienta madrileña adopta el acento canario tras probar el refresco, un guiño que resume el lema de la campaña: "El sabor más auténtico de Canarias, te cambia la vida".
Más allá de la anécdota, la acción publicitaria busca conectar con el público joven y urbano, al tiempo que despierta la nostalgia de los canarios residentes en la península.
Canarias en la capital
El aterrizaje de Clipper en Madrid supone un paso importante para una marca que, a pesar de competir con gigantes internacionales, ha mantenido una posición inquebrantable en el mercado canario. Su éxito radica en esa mezcla de tradición, autenticidad y un sabor único que logra fidelizar a quienes lo prueban.
De momento, el refresco se está distribuyendo en algunas zonas de Madrid, aprovechando tanto la curiosidad de los nuevos consumidores como el apego emocional de quienes llevan Canarias en el corazón.
Más que un refresco
Clipper es, en definitiva, un ejemplo de cómo una bebida puede convertirse en patrimonio cultural. Para los canarios, representa una pieza más de su identidad; para los madrileños, la oportunidad de descubrir un producto que va más allá de la simple refrescante burbuja.
Su llegada recuerda que la gastronomía, incluso en su forma más cotidiana, tiene el poder de construir puentes culturales. Un simple vaso de refresco puede ser la excusa perfecta para viajar, aunque sea de manera simbólica, a las islas afortunadas.