La situación del mercado de vivienda en Canarias lleva años generando debate, pero para muchos, la magnitud del problema no se percibe hasta que intentan alquilar por primera vez. Eso fue lo que le ocurrió recientemente a un creador de contenido que decidió enfrentarse a la búsqueda de un piso en Tenerife.
Se trata de @juaanero, un youtuber que, en una de sus últimas publicaciones, quiso comprobar si es posible encontrar un alquiler a un precio razonable en la isla. Lo que empezó como un experimento terminó siendo un retrato real de la crisis de vivienda que atraviesan las Islas Canarias.
El primer intento: misión imposible
El creador comenzó su búsqueda marcando un presupuesto de 500 euros mensuales, una cifra que para él representaba lo ideal para poder vivir sin destinar la mayor parte de sus ingresos a la vivienda. Sin embargo, como él mismo reconoció, “es algo utópico” dadas las condiciones actuales del mercado.
En su búsqueda online, apenas aparecieron dos anuncios y ambos correspondían a alquileres de temporada, es decir, no disponibles para larga estancia. Además, ninguno contaba con fotografías, lo que despertó aún más sus sospechas sobre la calidad y la transparencia de las ofertas. “Con este presupuesto, no hay prácticamente nada”, lamentaba.
La realidad: destinar la mitad del sueldo
Ante este panorama, @juaanero decidió ser “un poquito menos utópico” y elevar el presupuesto. Su razonamiento fue: si aceptamos que el alquiler se lleve la mitad de nuestro sueldo, quizá sea más sencillo encontrar algo. Pero lejos de ser un alivio, el resultado le pareció “una auténtica barbaridad”.
En Canarias, según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística (INE) y portales inmobiliarios, el precio medio de un piso de una habitación en zonas urbanas como Santa Cruz de Tenerife o La Laguna supera ya los 700 euros. Si hablamos de apartamentos en zonas costeras con mayor demanda turística, como el sur de Tenerife, las cifras pueden dispararse hasta los 1.000 euros o más.
Un problema que no es nuevo
La escasez de alquileres asequibles en Tenerife no es un fenómeno reciente. Organizaciones sociales y sindicatos llevan años alertando de que la especulación inmobiliaria, el auge del alquiler vacacional y la falta de construcción de vivienda pública han creado una tormenta perfecta.
Muchos propietarios prefieren destinar sus inmuebles a turistas, ya que obtienen más rentabilidad a través de plataformas de corta estancia que con un contrato tradicional de arrendamiento. Esto provoca que la oferta para residentes se reduzca drásticamente, encareciendo los precios y dejando fuera del mercado a personas con sueldos medios o bajos.
Según un informe de 2024 del Observatorio Canario de Vivienda, más del 35% de los inquilinos en Tenerife destinan más del 40% de sus ingresos al pago del alquiler, una cifra que la ONU considera como umbral de vulnerabilidad habitacional.
@juaanero 💸Imagina querer irte de #alquiler en #Tenerife. Feliz #DíadelaJuventud a todos los jóvenes que no pueden pagarse un alquiler SOLOS. Directo completo en #twitch y #YouTube ♬ Mysterious and sad BGM(1120058) - S and N
Impacto en la vida de los jóvenes
La experiencia de @juaanero refleja especialmente la situación de los jóvenes canarios. Con salarios que, en muchos casos, rondan los 1.200 euros mensuales o incluso menos, alquilar una vivienda en solitario se convierte en un reto casi imposible. Esto obliga a muchas personas a compartir piso, volver a vivir con sus familias o incluso abandonar las islas en busca de mejores oportunidades.
Además, la falta de estabilidad laboral y la precariedad dificultan el acceso a contratos de alquiler, ya que muchos propietarios exigen avales, depósitos elevados o contratos indefinidos que no siempre están al alcance de los inquilinos más jóvenes.
Una búsqueda que se repite
Lo que le ocurrió a este creador de contenido es, en realidad, el día a día de muchas personas que intentan vivir en Tenerife. Mientras no se tomen medidas efectivas para equilibrar la oferta y la demanda, el sueño de encontrar un alquiler asequible seguirá siendo, como él mismo dijo, “una auténtica utopía”.
Su experiencia no solo sirve como denuncia, sino también como recordatorio de que la vivienda es un derecho básico y que su acceso no debería implicar sacrificar la mitad del sueldo.
