"Aunque la propiedad parece que ha recuperado la posesión del inmueble, el estado en el que se encuentra parece que es lamentable". Así es como define Ashotel el resultado de diez meses de okupación en el hotel Callao Sport, en la población de Callao Salvaje de Adeje.
En declaraciones para Atlántico Hoy, el gerente de la patronal hotelera tinerfeña, Juan Pablo González, ha celebrado que este miércoles se haya procedido "al desalojo completo del hotel", aunque ha lamentado que Ashotel ya instó hace meses a las administraciones "a actuar con rapidez y con contundencia para que el el legítimo titular de este inmueble pudiera recuperarlo en las mejores condiciones posibles", cosa que finalmente no ha ocurrido en vista de los daños causados en el hotel.
"Por lo menos [los propietarios] ya tienen la posesión del inmueble recuperada y esperemos que puedan dar una pronta solución y salida a su a su situación", remata González. Según han explicado fuentes de la Guardia Civil cercanas al operativo de desalojo, cuando los agentes han llegado este miércoles al hotel, la mayoría de las 300 personas okupas ya se habían ido y "sólo quedaban seis o siete".
Más de 200 okupas
El hotel ha estado desde febrero okupado por entre 200 y 300 personas. Hace un mes, a principios de noviembre, la Audiencia Provincial de Tenerife ordenó su desalojo y fijó la fecha para este miércoles, después de apreciar indicios de que se estuvieran dando actuaciones delictivas como robos, tráfico de drogas, hurtos y daños materiales.
Durante meses, varias personas han sido identificadas por sustraer y tratar de vender mobiliario del hotel, valorado en decenas de miles de euros.
Las sospechas sobre los daños materiales se confirman ahora, tras acceder los propietarios a las instalaciones. El edificio ha sufrido además dos incendios en este periodo, el último de ellos hace apenas unos días, el 5 de diciembre. Por el primero, ocurrido en verano, hay una persona acusada.
Historia del hotel
El Callao Sport nació en 2009 de la mano de la empresa Construcciones Domasa, que lo edificó sobre unas antiguas instalaciones deportivas. El objetivo de atraer al turista francés y combinar el descanso con la actividad física, en un entorno de lujo con cuatro estrellas y 92 habitaciones.
En 2020, tras el confinamiento de la COVID-19, el hotel no pudo hacer frente a la crisis y cerró. Así se mantuvo, cerrado, hasta febrero de este año, cuando se produjo un allanamiento e intento de robo que, a la postre, se tradujo en una okupación de centenares de personas de sus habitaciones.
Un desalojo que llega tarde
Desde el primer momento, Domasa SA denunció la okupación y pidió el desalojo preventivo de las instalaciones, pero la Justicia lo rechazó originalmente al considerar que no existían criterios de proporcionalidad para aplicar una medida tan severa.
No fue hasta el mes pasado cuando la Audiencia enmendó la plana a los Juzgados de Arona y ordenó el desalojo, al apreciar indicios de criminalidad. Indicios que no eran ningún secreto, pues llevaban meses siendo documentados por la prensa, y han provocado un considerable perjuicio económico para la propiedad, todavía sin cuantificar.
Atlántico Hoy ha tratado infructuosamente de contactar con Domasa SA para conocer el alcance de los daños. Sin embargo, en declaraciones recogidas por El Día, la propietaria del hotel, Margarita Domínguez, ha asegurado que el estado del Hotel es "dantesco y deplorable" y que durante estos meses ha tenido que pagar 30.000 euros en factura de luz